Basta una rápida revisión en Wikipedia para constatar que por las aulas del Instituto Nacional, el segundo colegio más antiguo del país aún en funcionamiento, han pasado (entre otros) 18 presidentes de Chile (y uno del Perú) y al menos 15 premios nacionales en distintos ámbitos. En cualquier país, una institución así sería motivo de orgullo de toda la ciudadanía, un ícono del desarrollo de la nación. Pero Chile es muy especial…
Estos últimos meses, en la prensa se ha vertido una serie de cuestionamientos a este liceo y, en general, a todos los denominados “emblemáticos”. Y si bien las comunidades educativas de éstos nunca han pretendido aseverar que no presenten problemas (o más bien, que no evidencien falencias sistémicas), han sido ellas mismas las que han alzado estos cuestionamientos, realizando así un ejercicio que les vendría muy bien a los colegios privados y subvencionados. Por lo mismo, lo que hoy se afirma a diestra y siniestra es francamente delirante:
Con total desparpajo, se dice que los liceos emblemáticos son “privilegiados”. ¿De qué privilegio se habla? ¿La de ser un liceo municipal con recursos que no alcanzan para pagar una fotocopiadora o mantener un espacio deportivo? ¿Sabrán quienes hablan de “privilegios” que la Academia de Matemáticas para alumnos talentosos del Instituto Nacional (IN) no cuenta con ningún soporte económico y que, para financiarse, debe hacer una colecta entre exalumnos, a pesar de que desde sus aulas han salido 3 de las 8 medallas de oro en Olimpiadas Iberoamericanas que ha obtenido nuestro país, y que el IN se ha adjudicado 10 de las 12 versiones del Campeonato Escolar de Matemáticas? ¿Sabrán quienes hablan de “privilegios” que las alumnas de liceos emblemáticos (como el Liceo 1, de donde egresó nuestra actual presidenta, Michelle Bachelet) deben ducharse con agua fría en pleno invierno tras clases de Educación Física, tal como lo hacen miles de niños de liceos municipales a lo largo del país?
Sin mayor pudor se dice que los liceos emblemáticos se dedican a “preparar exclusivamente a sus alumnos para la PSU”. ¿Cómo puede afirmarse tal inexactitud cuando en la gran mayoría de las actividades extracurriculares no estandarizables –Olimpiadas de Ciencias, Academia de Debates, Academia de Letras, encuentros de teatro, etc.- son precisamente estos liceos los que se adjudican los mejores resultados? ¿Ignoran acaso, quienes hablan de esto, que son los colegios particulares los que en mayor grado tienen horas asignadas a preparación de la PSU, y que (las familias de) sus alumnos cuentan con los recursos para pagar, además de mensualidades que fácilmente pueden llegar al equivalente de cuatro sueldos mínimos, preuniversitarios anexos a la jornada estudiantil?
Con total libertinaje conceptual se habla de la “discriminación” de los liceos emblemáticos, pese a que la más horrorosa discriminación –aquélla que nace de los ingresos económicos de la familia- la ejercen los colegios particulares, muchas veces confesionales. Y si bien es cierto que en los liceos emblemáticos aún subsiste la lamentable exclusión por sexo, nadie puede sanamente pretender que la selección académica por mérito sea equivalente a un acto de discriminación, especialmente si ésta les permite acceder a una educación de calidad a jóvenes talentosos cuyas familias no pueden costear un colegio privado. ¿O acaso quienes despotrican contra la selección se atreverían a mantener en pie su discurso con igual vehemencia después de visitar países del primer mundo (como Francia o Japón) con sistemas educacionales basados en la selección y la meritocracia y en cuyos liceos emblemáticos han sido formados decenas de premios Nobel?
Frente a errores de diagnóstico tan aberrantes, no deja de ser llamativo que muchos de quienes los han emitido y se permiten malamente enarbolar la bandera de lucha de la “inclusión” nunca han integrado un liceo emblemático (ni ninguno municipal) en calidad de alumn@, y menos aún como profesor(a). Y aquí no se escapa ni siquiera la elite de izquierda, cuyos colegios, en su gran mayoría, están vedados al ciudadano común, pues sus mensualidades son comparables a las de muchos colegios de la cota mil.
Pero esto no puede explicarlo todo… Si autoridades con gran nivel de formación y con cargos de altísima responsabilidad se permiten afirmaciones sin un mayor proceso previo de reflexión y desconociendo antecedentes de conocimiento público, con el agravante de que estas aseveraciones tocan (entre otras) a una institución anclada en nuestra historia republicana, es porque hay un elemento de irracionalidad que subyace en ello. ¿Y qué puede ser eso que genera tanta molestia a ciertas elites? ¿Por qué incomoda la existencia de esos puñados de niñas y niños humildes que se plantean como objetivo la búsqueda de la excelencia y que, con un mínimo de recursos –pero siempre guiados por un cuerpo de profesores comprometid@s-, trabajan duramente por querer ser (y muchas veces ser) l@s mejores? Se lo dejo como ejercicio de reflexión. Personalmente, yo tengo una opinión muy clara al respecto, y no trepido en decirla: eso se llama envidia.
(El autor es ex-alumno del Instituto Nacional (promoción 1992) y Premio del Consejo Matemático de las Américas 2013)
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Sebastian
Son privilegiados porque seleccionan a los alumnos que de verdad quieren estudiar e intentar hacer algo «productivo» en la vida. Tienen alumnos que están tan motivados en estudiar que participan voluntariamente en Academias de Matemática y hacen completadas o cualquier cosa para financiarla. Seleccionando a personas así de motivadas es mucho más fácil educar. Los otros colegios municipales educan a personas que no les interesa el estudio, que no ven en el colegio algo que les sirva para su vida.
La motivación y el encontrarle sentido al estudio es lo fundamental para un desarrollo del sistema educativo, ¿cuáles serian los resultados de los liceos emblemáticos si no seleccionaran y pueda entrar gente que no le interesa estudiar ni entrar a la universidad? Ahí la cuestión cambia.
Caro
Y por que debería importar tanto el Instituto nacional o algún otro liceo emblemático? Por que deberia importar si a ellos se les tiene envidia u algún otro sentimiento que no creo que ayude tampoco a mejorar la educación? Por qué cada vez se habla de estos colegios, dejando de lado la REALIDAD mayor de esos colegios que no solo están en Santiago y esos que no sacan 550 NEM, ranking y 850 en algún puntaje nacional?. Por qué debe importar mas sus reclamos sobre el ranking por que necesitan tener 800 tambien en el ranking para entrar a medicina en la mejor universidad?? Por que no enfocarse también y sobre todo, en esos niños que DEJANDO DE LADO ESOS JUICIOS DE VALORACION ANTICIPADOS Y ALEJADOS DE LO REAL, de que son flojos, de que no lo hacen porque no, de que solo es merito y mérito. Pero claro, difícilmente la superación en estos tiempos va a estar completamente desligada al egoísmo y a la soberbia. Que bueno por las personas que pueden entrar a esos liceos porque no imagino que tenían en mente al postular que los pupitres eran de mala calidad, y la ducha fría, lo que tenían en mente era »resultados» y donde me llevarian esos »resultados»… Y esos niños que ademas de bañarse con agua ducha y blabla y ademas de eso NO TIENE PROFESORES A VECES EN TODO EL AÑO? Se habla tanto del colegio emblematico que sea como de ellos? Le van a pedir insistenmente a que sus papas cambien y le digan ya niño… Te vamos a meter al IN y listo. Esta bien así? Y lo peor es que mas allá de eso, los propios académicos de no se que y personas que »saben» del tema, y por ende deben hablar de ellos, siempre apoyan a la selección y bueno… Quien no esta en el IN, es porque es flojo, no tiene méritos, no es suficientemente capaz. O es el instituto nacional u otro municipal emblematico o es todo los colegios de elite de las cual hay que pagar un montón de plata para que esos niños ya no sean flojos. Y si también funcionan las cosas así… cuando todo un ambiente te invita a seguir manteniendo ese estatus. Por favor, seria bueno pensar en darles oportunidades, y herramientas a todos aquellos que no son del IN ni son de colegios con nombre en Inglés. Los análisis apresurados sobre sus aptitudes antes de que tengan un acceso real a la educación sin que sea así, parecen
totalmente invalidos. Es cosa de ver de »donde vienen» los que entran a las universidades y les va bien en esa porquería de prueba. Claramente el debate se deberían enfoncar en esos niños que por distintas razones no están ni en el IN, ni en un colegio particular privado. Pensar que ellos son flojos y solo por esa razón es profundamente injusto de antemano.
Claudia Pereira
El Instituto nacional es sólo una muestra de alumnos…profesores que y sólo con carácter …vocación al servicio han fortalecido un colegio emblemático de alumnos que con sólo sus convicciones han sacado adelante los mejores resultado aunque el resto de opinantes insiste en bajarnos ya sea por sus notas o por la selección de ingreso…esta apreciación y/o vision es de una madre agradecida y esucadora la cual obsero más que nunca un colegio tiene una rectoría digna de respaldo haciaos miños y digna de respaldo de los padre y viveversa a xq observamos su conormiso y respecto hacia de la comunidad educativa…cuenten con nosotros!!!! SIEMPRE!!!! Y graciactotaltaes por el trabajo silencioso que hacen con amor pir el Instituto Nacional.
Luz Maria Aravena
Excelente reflexión! !..por fin un verdadero institutano que dice lo que realmente sucede..te felicito..por sacar la cara por este gran colegio.
Alejandra Echeverria
Bién así se habla .. Tienes toda la razón ..