El Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida (SIDA) llega a Chile en la década de los 80 y al igual que en otros países es llamado el “cáncer Rosa”, debido al fuerte impacto que tuvo en la comunidad homosexual, específicamente en gays y HSH. En ese momento se atribuía al Sida ser la mano inquisidora y castigadora de “Dios”, por tan abominable costumbre de copular con uno de su mismo sexo.
Rápidamente la comunidad gays se organizó para detener la pandemia que estaba cobrando miles de vidas. Los gays caían muertos sin recibir ayuda y ninguna compasión. El desconocimiento de la enfermedad era total: caos, dolor, tragedia, prejuicios y mitos se apoderaron de esta vulnerable población, (apelo a la vulnerabilidad debido a la falta de derechos con lo que contamos, viviendo como sujetos de segunda categoría).
La comunidad homosexual, logró salir adelante, sin desconocer el costo de esto, generaciones perdidas completamente. En Chile hoy tenemos organizaciones que han enfrentado estoicamente la pandemia, por mencionar algunas, Accióngay, Vivo Positivo, Amanda Jofré, son las más destacadas.
El VIH/SIDA es complejo de intervenir en una sociedad donde el «sexo es tabú» y nadie quiere tomar ese “fierro caliente”, pues una de sus vías de transmisión más frecuente es sexual/penetrativa.
El 99,2% de las personas que viven con VIH lo adquirieron a través de la vía antes mencionada, en el encuentro intimo del ser humano, lo que a su vez pierde la posibilidad de su control total, pues la sexualidad en pleno siglo XXI es una caja de pandora, a medida que avanzamos o crecemos socialmente, nos vamos encontrando con nuevas formas de vivirla, incluso con algunas que desafían al virus, evitando todo tipo de protección “nadie me dice en la intimidad lo que debo hacer”
El VIH/SIDA, no pregunta qué religión tienes, qué condición económica mantiene, dónde estudiaste, si eres mujer u hombre, el virus solo descansa en cualquier ser humano, más allá de su orientación sexual, identidad sexual y comportamiento sexual, pero está ahí en el sexo, ese sexo sin condón.
El VIH no sabe de presidentes, religiones o clases sociales. Solo va registrando a sus hijos por orden de llegada. Hagamos conciencia hoy.
Si bien como dije anteriormente es una situación que afecta mayoritariamente a hombres, las mujeres no son inmunes, muchas son afectadas, no en la misma cantidad pero una es suficiente para abrir los ojos frente a una situación que está ocurriendo y que de paso nos entrega los hijos del VIH. Según el informe de progreso sobre el sida en Chile, realizado en el año 2014, del total de mujeres que vive con VIH el 10,8% se encuentra en proceso de embarazo, teniendo latente el miedo posible de que se pueda transmitir el virus a sus propios hijos.
Discutir a quién pertenece el VIH/SIDA es una pérdida de tiempo. El SIDA está hoy y “cada nuevo notificado es una fracaso a la políticas publicas en materia de prevención”.
Como psicólogo contantemente llegan a mi consulta mujeres recién notificadas, completamente desesperadas, llenas de mitos y prejuicios, mal orientadas, y lo único que buscan es un espacio de contención, orientación y escucha. Hacer frente a esto es fundamental, desde una política real y de Estado, vivimos en una región cada vez más afectada, tenemos en la Región Metropolitana las comunas más altas de notificaciones, encabezadas por Santiago, Providencia, San Miguel y Ñuñoa y cada año con menos recursos.
Necesitamos una educación sexual que cruce género, identidad y conducta sexual (disminución de riesgo) que llegue a toda la población. Comprender que la pandemia no puede ser exclusivamente atendida desde el modelo biomédico. Se deben considerar los factores psicosociales en su prevención y atención. El VIH no sabe de presidentes, religiones o clases sociales. Solo va registrando a sus hijos por orden de llegada. Hagamos conciencia hoy.
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