«En mis tiempos uno se agarraba a combos y listo», «A todos nos hicieron bullying y no pasó nada», «Los apodos te los dicen con cariño», «Siempre hay un tontito que trata mal a los demás», y así podríamos seguir enumerando un conjunto de premisas que no contribuyen a que cuidemos la salud mental de nuestros hijos hoy y los adultos del mañana.
Partamos despejando dudas, la educación formal es el espacio donde nos descubrimos, comparamos y validamos, desde la prebásica hasta la enseñanza media, vamos reconociéndonos con los demás, creando grupos de pertenencia que inspiran en grupos de referencia, por lo mismo, el rol de nuestra institución educativa subyace en otorgarnos distintas oportunidades y alternativas para tomar consciencia sobre nuestras fortalezas y nuestras debilidades.
Ahora bien, la sociabilización de pares, entiéndase como todo aprendizaje que se aprende y aprehende en la relación con otros, directa o indirectamente, nos convierte en influencia de los amigos de nuestros hijos, por lo que la lógica de «cada familia es responsable de la crianza de sus hijos» es falsa, somos también influencia de quienes rodean a nuestros hijos, fenómeno que valida el concepto Comunidad Escolar.
El Bullying es un cáncer dentro de la salud mental de la comunidad escolar, surge del deseo de validación de uno mediante la coerción del otro con menos competencias en una area determinada, sea dentro del plano estético, académico, interpersonal o deportivo, siempre por medio de la intimidación, el acoso o la crítica social activa. Ahora bien, es necesario diferenciarlo de los procesos inadecuados de sociabilización, donde pares iguales mantienen un trato agresivo entre ellos, existiendo un acuerdo colectivo en que esa forma de interacción, para ellos, es válida.
Dicho de otra manera, si un grupo de compañeras de curso se trata de «tonta, perra o hueona» y eso desde afuera se ve como tóxico, es probable que no sea bullying, sino solo una microcultura hostil, lo mismo en grupos de amigos que se agarran a patadas o se mofan el uno al otro con apodos burlescos, ambos casos cotidianos de sociabilización de pares inadecuada.
El Bullying surge cuando un estudiante elige a otro que considera más indefenso y valida su superioridad mediante acciones que luego comparte ante su grupo de pertenencia y los pares involucrados. Siendo aún más claro, el Bully (agresor) inicialmente necesita una audiencia, necesita conseguir una risa de los demás o directamente adquirir algún grado de reconocimiento por sus pares, luego de esto, comienza a asumir un rol, construyendo su personalidad alrededor del mismo.
Y este punto del rol es clave, muchos siguen identificando a Nelson de los Simpsons como el típico bully que es hostil con todo el mundo, se sigue pensando que el agresor vive bajo una nube negra que llueve siempre, mostrándose amargo y hostil contra la sociedad, desconociendo que la casuística nos permite darnos cuenta que un bully puede tener una relación estrecha con sus profesores, cumplir con roles de representación social dentro la institución y además tener excelencia en distintas otras areas, encubriendo su imagen negativa, en varios otros escenarios positivos.
¿Acaso creen que la imagen representada en las películas de Hollywood sobre adolescentes se basa en la ficción?
Chile no ha hecho nada para enfrentar el bullying (nada aún) la resistencia de los establecimientos educacionales a trabajar en convivencia escolar es superficial, mientras los modelos más exitosos en el mundo abordan el bullying con un trabajo en toda la comunidad y contenidos formativos entregados dos veces al mes a sus estudiantes, en Chile se sigue cumpliendo con lo exigido por el Mineduc, que promueve una jornada anual (una semana) donde se toca el tema, frecuentemente planificada, cerca del día mundial contra el bullying (2 de mayo), no repitiéndose en el resto del año escolar.
Por otro lado, los protocolos de convivencia escolar son testimoniales, buscan, en buen chileno, barrer el problema bajo de la alfombra, ocultando la vergüenza de los padres del agresor (si es que esta ocurre) con una suspención y un pedir perdón, sin crear un real espacio de protección con la víctima de dichos hostigamientos. El temor de los establecimientos educacionales de recibir una denuncia ante la superintendencia de educación es tan alto, que en vez de corregir el problema de raíz, utilizan sus recursos para minimizar la situación, dejando claro que la negociación con las familias, siempre está condicionada al retiro de la misma denuncia.
Sin afán de denostar a todos los establecimientos educacionales del país, tampoco a los docentes en particular, mi experiencia me permite reconocer el rol que juegan los sostenedores, quienes intentando cimentar el prestigio del establecimiento en base al éxito académico, olvidan poner el mismo ahínco en la formación de buenas personas, al mismo tiempo, la falta de solidaridad en los apoderados, quienes rara vez se detienen solidarizar con las familias afectadas por el Bullying, por miedo a que los propios hijos sean víctimas de dichos acosos, en este sentido «pasar piola», es lo que está carcomiendo nuestra sociedad.
¿Qué hacer entonces?
Lo central es un enfoque multifactorial, dónde todos en conjunto, produzcamos un cambio cultural.
el Bully (agresor) inicialmente necesita una audiencia, necesita conseguir una risa de los demás o directamente adquirir algún grado de reconocimiento por sus pares
En primer lugar, el rol de familia, responsables de mantener abiertos los canales de comunicación con sus hijos, sobrinos, nietos e incluso, con los amigos de nuestros hijos. Crear un espacio dónde los niños puedan contar su día a día, más allá de notas y conducta, puede crear una atmósfera de protección donde los adultos podamos tomar consciencia de episodios cotidianos que potencialmente pueden ser constitutivos de bullying.
En segundo lugar, el rol de los profesores, quienes siendo responsables de la entrega de conocimientos académicos, necesitan comprender que su rol principal es el de formación de personas, de buenas personas. ¿Cómo se logra esto?, mediante los OFT (objetivos fundamentales transversales = valores) los que pueden ser trabajados en concejo de curso o directamente mediante el diálogo cotidiano, está demostrado que el vínculo de confianza entre un docente y un alumno, independiente de la jefatura de curso o la asignatura, permite la develación de eventos nocivos, un niño que confía en su profe, se apoyará en él, si algo lo aqueja. Al mismo tiempo, un profesor que se da el tiempo de fomentar la aceptación de las diferencias, el respeto al prójimo y los estilos de convivencia saludables, podría estar entregando herramientas que el niño no recibe en su hogar, de manera uniforme y estandarizada.
En tercer lugar, el rol de los pares, quienes sin ser víctimas o victimarios, frecuentemente son conscientes de la existencia de hostigamientos selectivos o acosos psicológicos reiterados, educar a los niños en la importancia de pedir ayuda por ellos y por otros, es tan importante, como enseñarles a no reforzar y validar acciones perpetradas por un niño que busca la aprobación de los demás, mediante el maltrato de alguien vulnerable, es fundamental que la empatía, pase de lo teórico a lo práctico.
En cuarto lugar, el rol del establecimiento desde la infraestructura, es esencial que cada centro educativo mantenga informado a su comunidad, que utilice gráficas que los niños vean y aprendan, incluyendo contenidos que promuevan el respeto, prevengan las interacciones tóxicas y prohíban todo forma de violencia, de cada establecimiento dependerá si usa el humor, el impacto, la inspiración o la concientización en dichos materiales, al final del día, la meta es romper la inercia de no hacer nada.
En quinto lugar, los equipos de convivencia o duplas psicosociales, quienes acostumbrados a la comodidad de ser psicólogos clínicos infanto juveniles, no asumen el rol real que tienen en los establecimientos educacionales, tanto apoyando en los procesos formativos de la unidad de orientación, como en la ejecución de acciones directas en contra de los agresores, quienes en un porcentaje importante, carecen de los reguladores morales que les permitirían cambiar su patrón de conducta. En este sentido, participar de reuniones de apoderados, trabajar con padres de agresores y realizar un trabajo más proactivo y menos reactivo, es el desafío que necesitamos como sociedad.
En sexto lugar, los sostenedores, quienes siendo responsables de la administración del establecimiento, necesitan evolucionar de su mirada mercantil de rentabilidad (sin con ello restarle importancia) entendiendo que no son una guardería destinada a permitir que los adultos trabajemos, el desafío central es que sea un ambiente que guste a los estudiantes y que los forme como personas.
En séptimo lugar, las autoridades de educación, responsables de hacer, ojalá por primera vez desde el retorno de la democracia, algo importante y trascendente.
Termino con una reflexión dura de tragar, pero eficiente en el trabajo con estudiantes.
«El único lugar dónde sirve ser el choro, dónde sirve tratar mal al más débil, dónde es importante no confiar en la autoridad y dónde el respeto conseguido por miedo te abre puertas, es en la cárcel»
Creo que los establecimientos educacionales de Chile, no pueden seguir avalando la formación de delincuentes, porque si, el Bullying es un delito aún no legislado, pero delito igual.
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Patrick
Gracias a ti por leer, opinar y aportar.
La lógica mercantilista de la educación y la economía ha creado grandes guarderías de niños y adolescentes, abusando de la psicología (SIEMPRE CON P AL COMIENZO) de conceptos cómo formación y estimulación.
Los establecimientos educativos tienen que evolucionar hacia dos nortes, espacios seguros y ambientes entretenidos (nutritivos), priorizando las necesidades, intereses y distintos ritmos de aprendizaje, por sobre la uniformidad programática.
Y nada de eso se puede lograr, si el sistema permita que un o una estudiante salga de la seguridad de su hagar, e ingrese a estar más de 5 horas diarias en un establecimiento dónde siente que se le maltrata; entiéndase también que no es correcto que un o una estudiante vulnerable, proveniente de algún hogar deficitario o tóxico, deba sumar a su amargura, un centro educativo dónde sea abusado, acosado o menoscabado.
En fin… Duela a quién me duela, la educación no es solo libros, cuadernos, metodologías y evaluaciones.
Qué estés súper
ffrias9
Buen tema, solo agregar que en el Bullying existen 3 actores, donde todos, de una u otra forma, terminan siendo afectados negativamente en su desarrollo. Ellos forman el “Triángulo del Bullying”.
Las víctimas terminan con un fuerte deterioro de su autoestima, sufren de ansiedad, depresión, fobia escolar, incluso, pueden llegar a intentos de suicidio. Con graves repercusiones en el desarrollo de la personalidad, la socialización y la salud mental en general.
Los agresores, sus conductas de acoso pueden hacerse crónicas y convertirse en su manera ilegítima para alcanzar objetivos, con el claro riesgo de derivar hacia conductas delictivas, incluyendo violencia doméstica y de género.
Los espectadores, al mantenerse en silencio están tolerando el Bullying y corren el riesgo de ser de adultos personas insensibles ante las agresiones cotidianas y de no reaccionar frente a situaciones de injusticia que se producen en su entorno. Por este motivo, son la principal herramienta para combatir el Bullying. Hay que lograr en ellos una actitud de apertura y de comunicación e interés por la víctima. No posicionarse al lado del acosador e impulsar a la víctima a que lo cuente a sus padres o personas cercanas, incluso, acompañarlo si él no se siente seguro.
Saludos y gracias de parte de alguien que lo sufrió durante los primeros años de colegio.
Patrick H. Fisk
Gracias Fernando por tus palabras y disculpa por demorar tanto en la respuesta.
Si, la triada del Bullying es uno de los principios base de toda intervención exitosa, atender a la víctima, reeducar al victimario e involucrar a los testigos cómplices constituye el pilar donde se funda todo, es más, dentro de Fundación Katy Summer, el desafío central es motivar a los Testigos Salvadores, quienes propositivamente se hacen cargo en la prevención del Bullying y promoción de climas saludables y nutritivos.
Dicho eso, el punto que intento establecer en esta columna dice relación con la falta de una política eficiente a nivel nacional, una especie de principio regulador que marque un límite entre lo correcto y lo delictivo, algo que incite y OBLIGUE a los distintos Centros Educacionales del país a lograr un anhelado cambio cultural, dónde la violencia quede erradicada y sea vista como algo malo.
El Bullying es tan terrible, que sin estas gestiones, se imposibilita que los padres y madres de los bully tomen consciencia del daño que producen sus críos, ya sea de manera presencial o virtual, haciéndolos responsables del daño emocional que ello trae en las víctimas y sus cercanos.
La verdad es que ninguna autoridad quiere destapar la Olla, por miedo a que se ventile que la formación académica y el poder adquisitivo, no equivalen a cultura.
Un abrazo y esto es tarea de todos.
any
Gracias, ojala haga eco en las nuevas autoridades por el bienestar de nuestras hijas, es horrible que los establecimientos validen a estos niños y que no cuiden a nuestras niñas y no les permitan desarrollarse en un ambiente sano.