A pesar de lo novedoso de este movimiento originado por la búsqueda de una educación pública de calidad, el acceso igualitario y el fin del lucro, muchos ciudadanos que no participan de las marchas convocadas parecen ya estar un poco acostumbrados a este "fenómeno". Algunos apoyando indirectamente la causa, otros molestos por los bloqueos en el tránsito o incidentes, y algunos indiferentes o sin saber exactamente "qué es lo que estos cabros andan haciendo".
En estos días, han llamado la atención los cambios en la manera de marchar y reunirse de los estudiantes (secundarios y universitarios). Seguramente, los medios de comunicación, en una forma de marcar o desviar la atención, se han concentrado en los aspectos negativos: destrozos, incidentes, violencia. Qué gusto dio el ver a muchos bailando frente a La Moneda la canción "Thriller" de Michael Jackson, con estudiantes zombies; o el suicidio colectivo ante una educación moribunda. Estos actos pacíficos de originalidad, dan cuenta de que el trasfondo es el cambio y va más allá de querer capear clases o hacer destrozos. Esto va en serio. Me atrevo a decir que se ha sobrepasado lo hecho en La Revolución Pingüina y ha ido más lejos. Los estudiantes también cuentan con el apoyo de los profesores, ahora de empleados fiscales y otros participantes de la sociedad civil. No aceptan ni las soluciones parche del gobierno ni las presiones como el adelanto de las vacaciones de invierno. Es posible que no todos los requerimientos puedan ser logrados en el sistema existente, como por ejemplo, desmunicipalizar la educación. El tema del lucro tampoco es algo fácil de derogar, sobre todo si hay ministros (el propio Lavín involucrado), parlamentarios y otros políticos con intereses directos en ello. Pero no hay que ser tan pesimistas. Esto nos ha mostrado que se puede soñar, se puede crear y proponer.
Es hora de cambiar muchas cosas. Pero también hay que sopesar lo que estamos viviendo; intentar que no sea pasajero y no temerle al ciudadano. La democracia está en condiciones de ser perfeccionada, pero hay que cuidar e intentar capitalizar estas demandas. Existe la oportunidad de encauzar estos movimientos hacia la creación de propuestas de peso, realistas pero intentando cambiar el actual sistema perverso en que la educación y otros tópicos están enfrascados. Estas nuevas generaciones deberían expresarse también por los cauces institucionales que existen. Personalmente no estoy de acuerdo con el voto voluntario, al menos en estos tiempos. Para intentar crear otra sociedad no basta con manifestarse y salir a la calle; también hay que votar para exigir el cambio que ya se ve urgente.
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Foto: rodrigodizzleccio / Licencia CC
Comentarios
06 de julio
Surge la duda ante el llamado a votar para «expresarse también por los cauces institucionales» para «exigir el cambio que ya se ve urgente», tomando en cuenta que las opciones electorales siguen siendo las mismas. Una paradoja.
Tan así que según los sondeos, Bachelet podría ser candidata presidencial. Es decir, la persona que ejercía el gobierno y que apaciguó la revolución pingüina en 2006 volvería para ¿Resolver el problema educativo?
¿Ellos serán los encargados de perfeccionar la democracia y encauzar las crecientes demandas a través del voto?
El descontento no es sólo con un gobierno, es con todos los representantes y el sistema electoral en el cual se han amparado para concentrar el poder, incluido el propio voto.
La opción es, no votarlos…y exigirles campañas informativas, no de marketing.
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06 de julio
Exactamente Jorge Andres, gracias por recordarlo. Cuando me refiero a acudir a las urnas y ocupar los canales institucionales, por supuesto me refiero a un canal perfeccionado, no al actual ya que no da para mas y no asegura la representacion de todos los sectores. A lo ya escrito hay que pensar tambien mas allá, derribar el sistema binominal,dar cabida a quienes hoy no se sienten representados, y mas allá aun, cambiar la actual constitución. Este movimiento estudiantil es, a mi modo de ver, la oportunidad para exigir otros cambios sustanciales en nuestra sociedad. Saludos y gracias nuevamente