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Filosofía y Currículum: la política pública como debate pedagógico

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Polémica ha causado el diseño de una propuesta de nuevos planes de estudio de enseñanza media, en el que se plantea la posibilidad de eliminar a la asignatura de Filosofía dentro del plan común de la modalidad humanístico-científica, todo ello en el proceso de modificaciones de las bases curriculares de 3º y 4º medio que comenzó el año 2014 y que, durante este año, ha ido avanzando en aspectos del diagnóstico y diseño de propuesta.

Si bien han habido reacciones destempladas frente a algunas informaciones inexactas, es comprensible que existan, producto de los cambios aislados que se han dado anteriormente, pero que han sido bastante complejos y en la línea de ir reduciendo la formación humanista y artística, en base a una lógica tecnócrata y cuantitativa de centrar los aprendizajes en supuestos saberes fundamentales que hegemonizan los esfuerzos y desplazan la integralidad del currículum. La pregunta es si el actual Gobierno seguirá profundizando aquella lógica o estará impulsando una perspectiva diferente.

Aquella pregunta es importante en un contexto donde se lleva adelante una reforma educacional que abarca desde la más temprana edad a la educación superior, porque probablemente con tantos proyectos de ley, programas y otras iniciativas, se pierde de vista el hecho de si la reforma también involucra o no un cambio de paradigma en el diseño formativo de la educación escolar. Sería interesante, en ese sentido, que el Ministerio de Educación aclarara que las propuestas en construcción van de la mano de la labor de la reforma, o si sólo son una continuidad de las políticas establecidas desde la promulgación de la Ley General de Educación.

Entrando en materia sobre los planes de estudio, la experiencia en su modificación ha sido negativa en los últimos años, ya que la discusión se reduce a horas más y horas menos y no al fondo que es la evaluación del currículum prescrito y la reflexión sobre si existe la necesidad de cambiarlo. Ese debate se nubla cuando nos centramos en la defensa o crítica de una asignatura, como si estuviera apartada del todo, y ello es poco producente tanto desde la política educativa como desde el debate en los establecimientos educacionales y la sociedad civil.

Con la importancia que tiene la formación en Filosofía, por ser la ciencia madre y cuna del conocimiento del mundo occidental, la discusión acerca de cómo se encuentra consagrada en el currículum no puede separarse de los objetivos de la educación media y del diagnóstico del currículum actual. En ese plano, es cierto que cada gobierno ha hecho cambios que pueden evaluarse bien o mal, pero adolecen de una política curricular vista como política de Estado, a pesar de los esfuerzos, la participación en la discusión, elaboración y puesta en marcha de los ajustes y modificaciones al currículum por parte de los actores involucrados.

El MINEDUC parte de la premisa de la desigualdad en el plan común de las tres modalidades de Enseñanza Media (humanístico-científico, técnico-profesional y artística). En esa línea, el argumento es coherente, porque uno de los nudos críticos de nuestro sistema educativo es la igualdad de oportunidades que no sólo se expresa por la condición socioeconómica, sino también en las trayectorias educativas. Por tanto, la equidad, integralidad y la pertinencia formativa desde el punto de vista territorial y de los estudiantes es algo muy relevante, y el equiparar el plan común de las tres modalidades de educación media es algo positivo.

Con la importancia que tiene la formación en Filosofía, por ser la ciencia madre y cuna del conocimiento del mundo occidental, la discusión acerca de cómo se encuentra consagrada en el currículum no puede separarse de los objetivos de la educación media y del diagnóstico del currículum actual.

Ahora bien, pareciera que la integralidad es un principio transversalmente compartido, sin embargo desde el punto de vista estructural es complejo poder llevarlo a la práctica, considerando la hegemonía del paradigma de especialización en el ámbito educativo, cultural y científico. El equilibrio entre integralidad y especialización podría ser lo deseado, pero tampoco podríamos decir que hay síntesis ni unidad al respecto. La integración de las áreas del conocimiento a través de la conjunción de asignaturas sería un cambio trascendental en los planes de estudio y del currículum en general, cuyas implicancias podrían impactar en la formación inicial docente, el ejercicio de la docencia, el desarrollo profesional docente y sobre todo los aprendizajes de los y las estudiantes.

Abrir ese debate es algo muy relevante y, por qué no decirlo, riesgoso en la medida de la resistencia al cambio y de las condiciones establecidas, sobre todo desde la perspectiva del gremialismo y el corporativismo en que podemos caer. Por ello es muy importante que las comunidades docentes, Colegio de Profesores, estudiantes, apoderados y todos los organismos interesantes comiencen a elaborar opiniones y propuestas profundas al respecto.

Y así como se requiere una ciudadanía activa, el Ministerio de Educación debe ser consciente de que probablemente los espacios de participación que ha promovido para las transformaciones al currículum no son suficientes, sobre todo si el análisis sobre la envergadura del cambio es correcto. Sería interesante que esto se interrelacionara con otras políticas como los planes de formación ciudadana, para que desde los establecimientos educacionales se comenzara a dar forma a este debate nacional, y así se plasmara la reflexión y el pensamiento crítico de las comunidades sobre qué deben aprender, por qué y para qué.

La discusión sobre el modelo de asignaturas debe ser una materia muy relevante en la medida en que visualicemos siempre los objetivos del sistema educativo y los valores a formar, ahora que estamos en un tránsito hacia una nueva Constitución Política. Desde esa perspectiva, la Filosofía como fundamento de todo saber, el sentido y la esencia de la condición humana, es protagonista de esta construcción y debe ser relevada en el sistema escolar. La pregunta es si esa importancia se logra de manera suficiente sólo por permanecer como asignatura en el plan común HC, cuando desde su óptica puede influir significativamente en la elaboración y presencia de todo el currículum.

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