Hace un par de días, se conmemoró un nuevo aniversario del crimen de los hermanos Vergara Toledo y de Guerrero, Parada y Nattino, conocido como el «Caso Degollados». En esta oportunidad, se inauguró el memorial que recuerda los trágicos hechos sucedidos en marzo de 1985, y que, en la esquina de El Vergel con Los Leones, cambiaría la vida de no solo las familias de los involucrados, sino que de una comunidad y una sociedad completa. En la jornada de este 29 de marzo, emocionantes fueron las palabras de Javiera Parada y Manuel Guerrero, hijos de los asesinados José Manuel Parada y Manuel Guerrero, respectivamente.
En las palabras que rindieron homenaje a los asesinados en esa jornada, me detuve a reflexionar sobre el valor de la memoria en la sociedad, más aún en aquella que aspira a ser desarrollada, y dentro de ello, en el valor que tiene la memoria en la educación y el trabajo que se realiza en el aula en miles de escuelas y colegios del país. Sin duda alguna, que la memoria colectiva es indispensable a la hora de construir un país con bases sólidas y duraderas, más aún que se asocian a la justicia y verdad que confiere dicha memoria histórica.
Nuestro país, en sus más de 200 años de existencia como país independiente, ha visto una y otra vez, pisoteada su memoria histórica a manos de los grupos de élite, empresariales y de intereses particulares, en perjuicio de la mayor parte de la población. Distintos sucesos y eventos que han ocurrido a lo largo del siglo XIX y XX, han quedado como heridas en el tejido social de Chile, de la cual en mi parecer, la educación no se ha hecho cargo.
Educar, constituye de por sí un acto político. Lo anterior es esencial en la idea de un sistema educativo de calidad, porque si se desconoce el rol que tiene el profesor(a) en ese plano, no solo tenemos a un mero técnico en el aula (como pretende este sistema educativo), sino que además, tendemos a olvidar y desvalorizar nuestra propia historia. Esa es una enorme deuda que tenemos en educación.
La única manera de construir una sociedad desarrollada, con respeto a los Derechos Humanos, con equidad de género, inclusiva y diversa, es a través de nuestra memoria colectiva e histórica, y es la educación, la clave para ello.
La única manera de construir una sociedad desarrollada, con respeto a los DD.HH, con equidad de género, inclusiva y diversa, es a través de nuestra memoria colectiva e histórica, y es la educación, la clave para ello.
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Servallas
Lo que hay que intentar hacer con toda el alma es no volver a la situación que llevó a la muerte a esos profesores, intentar con toda el alma de erradicar el odio, trate de no fomentarlo, menos en el aula, intente ver que otros tienen sus verdades lo mismo que Ud. , intente levantar y mantener la memoria de las cosas buenas, de los héroes que salvan vidas, de los bomberos que han muerto por otros, del policía vilmente asesinado por la maldad, de tanto y tantos compatriotas que han realizado actos de grandeza, de filantropía, de bondad, olvídese de las ideologías, sólo nos usan y nos matan. Por favor intente sacarse el odio, deje la pieza en que se reúne con sus rabias sociales, deje de leer a gente mala que caricaturiza las sociedades, la realidad es mucho más compleja y diversa. aunque Ud. no lo crea, aún hay solidaridad y gente justa y buena en todas partes, a todos ellos hay que llevarlos en la memoria.
Elgueta Rafael
Si fuera por lo que usted indica el país estaria repleto de memoriales ya que en todas las generaciones hacer su aporte gente que hizo todos sus esfuetzos para la grandeza de Chile , cosa que Nattino, Guerrero y Parada no hicieron y solo fueron conocidos por su tragica muerte .Solo una cosa mas es que ya molesta que la gente de izquierda se victimice tanto si son tan culpables del desorden que generaron.