El proyecto del Presidente Piñera, llamado por el mismo como “Admisión Justa”, tiene por objetivo devolver a los proyectos educativos la facultad de seleccionar a sus alumnos, algo muy criticado por la oposición que luchó por años por la ley de inclusión que prohíbe la selección y el lucro en la educación. ¿Pero por qué #AdmisiónJusta tiene tanto apoyo popular?
Lo explicaré desde mi propia experiencia en una escuela pública usando el ejemplo de mi relación con el verbo To Be. Cuando pasé a séptimo básico, empezaron a enseñarme inglés. Lo primero que nos pasaron fue el verbo To Be, estuvimos todo el semestre con eso. El segundo semestre nuevamente lo mismo, porque una escuela pública recibe alumnos nuevos todo el año y los profesores deben retroceder, nivelar a los nuevos, y así en octavo fue exactamente lo mismo; llegan alumnos nuevos, otros repitentes de la misma escuela o de otros establecimientos. La composición de la sala cambiaba semestre a semestre. Las pruebas de diagnóstico eran un desastre. En primero medio además llegaron los alumnos de escuelas rurales, y así hasta cuarto medio, solo me enseñaron el verbo To Be. Lo mismo se repetía para el resto de las asignaturas. Casi no estudiaba, todos los años me enseñaban lo mismo.La “Admisión Justa” es una forma fácil que tiene el gobierno de escapar de los problemas reales que se viven dentro de una sala.
¿Pero por qué sucede esto? El primer tema es la calidad relativa de la educación dentro del sistema público. Se producen paradojas como alumnos egresados de la educación media, que no entienden lo que leen o no son capaces de hacer un cálculo matemático simple para resolver un problema cotidiano, mientras otros ingresan a las mejores universidades el país. Alumnos del mismo nivel, en todos los niveles no saben lo mismo. ¿Es solo problema de recursos? No. Como usuario del sistema público debo decir que jamás un profesor, me dijo que yo podía ir a la universidad. Es lamentable decirlo, pero algunos salieron adelante, gracias a sus profesores y otros a pesar de sus profesores (escribo esto responsablemente, sabiendo que la figura del profesor es intocable). Simplemente no nos veían como futuros profesionales, éramos hijos de obreros y nos preparaban para ser obreros, no había ningún incentivo para buscar formas más eficientes de traspasar conocimientos.
En muchos liceos, a los alumnos desde primero medio los mentalizan en la mirada al futuro, las dan un abanico de opciones; como postular a las fuerzas armadas, dar la PSU, estudiar una carrera técnica o incluso cursos de emprendimiento. Los refuerzan en materias más exigentes, los motivan y los orientan. En la mayoría de los liceos públicos, simplemente miran a los alumnos como mano de obra barata.
¿Bastaría con motivar a los profesores y alumnos? No, en los liceos públicos, sobre todo en sectores vulnerables, muchos alumnos tienen problemas aún más graves. Sufren violencia intrafamiliar, son hijos de presos, tienen padres adictos, o simplemente están solos la mayor parte del tiempo, (Recordemos que en las familias de escasos recursos todos los adultos salen a trabajar, con un sueldo simplemente no alcanza). La salud mental es otro tema que resolver. El alcoholismo y la drogadicción, cobran cada día más víctimas. Nuevamente en las poblaciones se están viendo más jóvenes adictos en las calles, olvidados por toda la sociedad. El sistema de salud mental chileno, no funciona y al menos debería funcionar en los niños en su etapa escolar.
Es evidente que muchos ex alumnos del sistema público quieran buscar una alternativa mejor para sus hijos. ¿Pero conviene retroceder y aprobar el proyecto del gobierno? No, porque justamente educar es incluir. Hoy, por ejemplo: las empresas valoran la horizontalidad, la capacidad de relacionarse interdisciplinariamente y las habilidades comunicativas para extraer lo mejor de cada empleado. Tener una sala diversa, va por el buen camino para el desarrollo de una sociedad cohesionada y más humana. El problema es desarrollar al máximo el potencial de cada alumno. Ese es el desafío de toda la comunidad educativa.
La “Admisión Justa” es una forma fácil que tiene el gobierno de escapar de los problemas reales que se viven dentro de una sala. Este proyecto es una excusa de la élite para traspasar la culpa de la mala educación al alumno, anulando su capacidad de protestar por el resto de su vida. Para este gobierno es más fácil salvar a unos pocos que dar educación de calidad a todos.
Por otro lado reformar tan drásticamente los sistemas de admisión sin cambiar los procesos formativos en las salas de clases, sin generar la masa crítica para fortalecer integralmente el apoyo a los diversos alumnos que deberá atender un colegio, no fue lo más práctico. Si no mejora la calidad del sistema público, una familia con recursos limitados, quedaría sin alternativa para potenciar y buscar un mejor futuro para sus hijos, sobre todo considerando que la PSU no une la vocación con la profesión, solo mide la suerte que te tocó vivir.
Comentarios
01 de febrero
Todo bien hasta que se llega a los últimos párrafos cuando se presenta la élite y las fuerzas oscuras, por supuesto “los otros”. (debo decir que también salí de la educación pública). El problema de fondo es que se nivela hacia abajo, y en ese medio azarosamente creado el verbo to be es aún más persistente porque el “hacia abajo” depende de la voluntad de quien no tiene voluntad de aprender, por lo tanto no se podrá pasar al segundo nivel. Es mejor que se pueda visualizar, mediante mediciones y pruebas a quienes por su dedicación y esfuerzo estan más cerca o saben el verbo en cuestión y premiar ese esfuerzo con el segunto nivel , el verbo to have. Lo anterior significa que el estado debe hacer un esfuerzo por reconocer el mérito, no solo en este ámbito, en todo, es decir, terminar con el “tongo” en la asignación de cargos y en la postulación a sus plazas de una vez por toda.
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