El Foro Educación de Calidad Para Todos organiza año a año la Semana de Acción Mundial por la Educación, que se celebra en 120 países para promover los Objetivos de Dakar del año 2000. Este 2012, el objetivo de la Semana, realizada entre el 23 y el 27 de abril, fue promover el derecho a la educación de la primera infancia. El Foro convocó a universidades, educadoras/es, estudiantes, instituciones y organizaciones sociales para organizar en conjunto la Semana. Con el apoyo de estos actores, elaboramos un documento que busca sintetizar la principales problemáticas de la educación infantil en Chile, de modo de identificar los nudos centrales que cualquier política y/o reforma debe tomar en cuenta. Esta es una una versión abreviada de este documento, que puede ser revisado en su totalidad con referencias bibliográficas en este link.
Desde la constitución de la educación como un derecho humano (1948), se ha reafirmado en numerosas reuniones y tratados internacionales que este derecho comienza desde el nacimiento y que su realización debe obedecer a los principios de igualdad de oportunidades y no discriminación.
En Chile, la mayoría de la población infantil menor de 6 años aún no tiene acceso a servicios de educación. El año 2009 la cobertura en educación para el grupo de 0 y 5 años de edad alcanzó el 38%, mientras que a partir de los 6 años fue mayor al 95%. La cobertura se concentra en la población de 4 y 5 años, mientras que entre los 0 a 5 años es mayor entre las familias de altos ingresos. Es relevante señalar que no se conocen cifras conclusivas respecto de la cantidad de servicios educativos ni de la población atendida.
Mientras el gobierno anunció ampliar la cobertura a 12.000 niños y niñas, debe ponerse atención, para el grupo de 4 y 5 años, a la presencia de provisión privada de educación con financiamiento compartido, que ofrece jornadas más extensas para competir por matrícula con la educación municipal, lo que podría estar contribuyendo a incrementar la segregación socioeducativa superpuesta a la segregación espacial de la población según sus ingresos. A la vez, para el grupo de 0 a 3 años, preocupa la inexistencia de un organismo público responsable de construir una política nacional de ampliación del acceso a la educación y capaz de regular la acción de todos los centros educacionales de párvulos, incluyendo los privados. Este vacío institucional impide la generación de políticas que le impriman mayor equidad a la educación y que operen frente los problemas de exclusión y segregación.
Educación de calidad desde y para la primera infancia
Se debe relevar el aprendizaje como objetivo principal de los servicios educativos para la primera infancia, sin restringir al centro educacional al cuidado infantil para la inserción laboral de las madres, perdiendo en ocasiones su especificidad pedagógica.
La pertinencia de la educación ofertada para la primera infancia –entendida como su sintonía con los intereses y requerimientos de las comunidades, las familias y los niños/as- es clave para que ésta sea valorada y pueda dar respuestas a los requerimientos diversos de los niños y niñas. Dotar de mayor pertinencia a la educación de la primera infancia implica superar las tendencias a la escolarización, el adulto-centrismo y la estandarización / homogenización.
Esto significa abrir oportunidades a la participación de las familias y los niños/as, al momento de configurar y reconfigurar la educación impartida, al mismo tiempo que se valida la idea de que los niños y niñas tienen derecho a participar de una educación de buena calidad y es conveniente que lo ejerzan.
A la hora de evaluar la calidad de la educación impartida, se debe evitar medir a los niños/as, sino mirar al currículum implementado, las relaciones interpersonales establecidas, la formación de las educadoras y asistentes técnicos, la relación con las familias. Esto se alinea con las investigaciones que están realizando CEDEP y los modelos de evaluación de la Fundación Chile y JUNJI.
Formación inicial y continua y valoración y autovaloración de los/las educadores/as de párvulos
En la actualidad, son notorias las diferencias en la calidad de la educación que imparten las 56 instituciones formadoras de los/as educadores/as de párvulos, las que son insuficientemente reguladas.
Es necesario conocer, reflexionar y debatir sobre los estándares en la formación de las educadoras de párvulos, ante el riesgo de quedar marcados por la escolarización, con un énfasis excesivo en los conocimientos disciplinarios que no consideren suficientemente otros aspectos como, por ejemplo, la relevancia de lo lúdico en el aprendizaje y desarrollo del niño. En esta línea, el proyecto de Carrera Docente haría habilitante la prueba INICIA, la que estaría alineada con dichos estándares. Habría que preguntarse, ¿qué tipo de educadores estamos formando y para que impartan qué tipo de educación.
Se debiese relevar el estatus de las educadoras y educadores de párvulos y asistentes técnicos como las personas que están a cargo de la etapa de desarrollo más importante en la vida de una persona. Dicha valoración refiere a aspectos como el sueldo que reciben en el ejercicio laboral, el más bajo entre los profesionales de la educación; la incorporación al Estatuto y la carrera docente, atendiendo a aspectos claves como la escasez de oportunidades de formación continua y las condiciones de trabajo, entre otros. En síntesis, se trata de valorarlas/os profesionalmente, para dejar atrás la imagen de la “tía cariñosa” que solo resguarda y alimenta a niños y niñas, y pasar a la de un(a) educador(a) con conocimientos y habilidades especializadas, tan relevantes como las de un médico o un ingeniero para el desarrollo de la sociedad.
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