En la semana tuvo lugar la V Conferencia sobre el abandono en la educación superior, que se desarrolló en Talca, en el espectacular campus que la Universidad de Talca tiene en dicha ciudad. Las cuatro versiones anteriores se llevaron a cabo en Managua (Nicaragua), Porto Alegre (Brasil), Ciudad de México (México), y Medellín (Colombia).
Tras el abandono de los estudios universitarios, entendido como su no finalización por los más diversos motivos, hay todo un drama personal, familiar y social con repercusiones no menores. De allí la relevancia que tiene conocerlo, comprenderlo, analizarlo, compartiendo experiencias que desde las más diversas perspectivas se hayan o estén emprendiéndose, para elevar propuestas orientadas a su reducción. Este ha sido el objetivo que se ha trazado esta conferencia, que convoca a expertos en la materia y que no podemos sino aplaudir, en la confianza que emerjan políticas, planes, acciones que permitan reducir el abandono en la educación superior.
Al respecto aventuraré algunas reflexiones dado que se trata de un tema de gran complejidad que debe abordarse sistémicamente. Todos sabemos, y de alguna manera nos vanagloriamos del aumento de la cobertura que ha experimentado la educación superior chilena, en poco más de dos décadas, de menos del 20% a más del 40% de los jóvenes en edad de cursar estudios superiores. Esto sería una excelente noticia si este aumento de cobertura fuese fruto de que los jóvenes que egresan de la enseñanza media tienen mayores competencias que los jóvenes de generaciones anteriores. Significaría que son más los jóvenes con las competencias cognitivas, procedimentales y actitudinales requeridas para rendir exitosamente ante las exigencias que plantea la universidad.
Desafortunadamente las tasas de abandono, que tienen una raíz académica, esto es, por bajo rendimiento académico, revelarían lo contrario. Ello podría deberse, ya sea porque las universidades han incrementado sus vacantes indiscriminadamente y/o a un deterioro en las competencias con que egresan los alumnos de la educación básica y media. Lo más probable que la causa sea una mezcla de ambos factores. La mercantilización de la educación, el afán de lucro que metió su cola en la educación algo tiene que ver con lo planteado.
En fin, se trata de un fenómeno cuyas repercusiones van más allá de los jóvenes afectados: afecta al país, sus posibilidades de desarrollo. De ahí la importancia de esta conferencia, de la cual confiamos que emerjan propuestas claras, concretas, viables, que permitan iniciar una senda orientada a su solución.
Pero las tasas de abandono también tienen raíces económicas y psicológicas. La vulnerabilidad, la precariedad, fragilidad con que vive el grueso de las familias de los jóvenes que están ingresando a las universidades, en un contexto de pago de matrículas y aranceles, es un factor no menos relevante en el abandono, aun cuando muchos de los estudiantes se encuentren con becas, las que por lo general solo cubren aranceles. No todos estos jóvenes, disponen de los recursos requeridos para mantenerse estudiando y con buen rendimiento académico bajo las condiciones materiales mínimas -en términos de alojamiento y alimentación-. De hecho, los jóvenes de familias más vulnerables son quienes más abandonan la educación superior.
No he mencionado otros factores vinculados con aspectos familiares, psicológicos y otros que también parecen incidir en las elevadas tasas de abandono en la educación superior. En fin, se trata de un fenómeno cuyas repercusiones van más allá de los jóvenes afectados: afecta al país, sus posibilidades de desarrollo. De ahí la importancia de esta conferencia, de la cual confiamos que emerjan propuestas claras, concretas, viables, que permitan iniciar una senda orientada a su solución.
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diegosanmartin
Respecto al último comentario habría que ser más tajante: La proyección del estudiante medio con respecto a la carrera universitaria se derrumba ante la abismal diferencia de la educación en las distintas esferas de la sociedad (por no referirme a clases sociales, concepto que tomaría más tiempo desenvolver). Además, creo que la palabra clave en la columna es «desarrollo», la cual, se enraíza de por sí en un mercado laboral inestable para carreras que no refieran a las ciencias aplicadas, entre ellas, destaca la ingeniería. Como último dato, y no menor, la crisis científica que vive Chile es sólo un síntoma de un padecimiento que lleva años, que ahora se despliegue resultaba previsto hace tiempo, no existe lugar para la ciencia pura pues las autoridades no la comprenden como fundamental y necesaria para el desarrollo del país. Para terminar, es posible vincular el desabastecimiento científico con el desinterés, no resulta extraño que un país que no invierte en educación como debería, que no tiene científicos ni subsidios para la ciencia y que se desentiende de las ciencias sociales tenga tan bajas competencias entre los alumnos que pretende educar (pretende porque también se desentiende de ese problema).
José Reinaldo Godoy Catillo
Como docente, le puedo asegurar que causa inicial del déficit al que usted se refiere, tiene su origen en la falta de interés por la superación personal de un segmento de los educandos; como a las franquicias que le entregamos los padres al otorgarles lo que desean sin hacerles saber el sacrificio que implica obtenerlo.
Luego vienen las exigencias administrativas de mostrar logros de promociones, para lo cual se disminuye el nivel de logros alcanzados en relación a los objetivos propuestos.
Esto da como resultado: estudiantes con un bajo rendimiento académico, sin técnicas de estudios adecuadas y sin tener un objetivo claro para qué sacrificarse en estudiar.