Hoy en día no es una sorpresa afirmar que la investigación científica y sus productos derivados son el motor del desarrollo económico y social. Sin embargo, si hacemos una pausa y miramos a nuestro alrededor, en nuestra vida cotidiana, podremos darnos cuenta que muchos de los elementos que forman parte de nuestro paisaje, ya sean tecnologías o servicios básicos, son la consecuencia de años de trabajo fructífero que generó conocimiento y que no siempre fue consecuencia de esfuerzos individuales. Así, también podemos percibir cómo la ciencia ha permitido que existan la gran mayoría de los elementos del mundo moderno.
Si bien la ciencia no siempre ha estado bajo la institucionalidad de la universidad, es en estas organizaciones donde se ha generado el conocimiento que nos permite hoy en día, por ejemplo, usar una computadora, conducir un automóvil, satisfacer las necesidades de alimentación de la población creciente, evitar catástrofes epidemiológicas y en el mejor de los casos – aun lo considero lejano- entender cómo funciona la vida.A primera vista, la ecuación parece simple, enseñar para la investigación; investigación para el conocimiento; conocimiento para el desarrollo del país
De esta forma, como humanidad hemos avanzado hasta aquí gracias al conocimiento generado en estas instituciones educativas, por lo tanto, el rol de las universidades es fundamental para el avance del conocimiento. Simplemente como ejemplo, si la raza humana no hubiera tenido la capacidad de comprender, relacionarse y hacer uso de su entorno, no seríamos más que una anécdota Darwiniana.
Así pues en Chile, como en el resto del mundo, las universidades juegan un rol fundamental en la enseñanza al servicio de la investigación y de la generación de conocimiento. Estas, a su vez, deben estar comprometidas de forma crítica y responsable a la tarea de atender las necesidades del país y de la sociedad.
A primera vista, la ecuación parece simple, enseñar para la investigación; investigación para el conocimiento; conocimiento para el desarrollo del país. Sin embargo, para enseñar esto se necesita una educación critica, responsable y comprometida la cual permitirá la formación de científicos críticos, líderes y comprometidos socialmente, capaces de generar conocimientos trascendentales. Y es aquí donde la Universidad de Santiago ha asumido su compromiso y ha hecho de esto su fortaleza formando profesionales de pre y posgrado que darán sustento a los avances del país en los próximos años. Así esta universidad pública cumple con su doble función de generar conocimiento en beneficio de la mayoría y que esta realmente impacte a la sociedad en su conjunto.
Por lo tanto, formar profesionales en esta universidad compleja y completa tiene una tradición bien ganada en la formación de científicos del más alto nivel que actuando desde la academia, la industria o desde el mismo Estado, deberán enfocar sus esfuerzos en hacer de Chile un país pensante, creativo, industrializado, moderno y, sobre todo, justo.
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