En conclusión, el Estado de Chile cumple un rol subsidiario de la educación y no un rol activo y partícipe de ella.
La educación en Chile y en el mundo nunca ha sido gratis, siempre ha estado pagada por la población, elemento constitutivo del Estado, a través de impuestos o de aportes directos de las familias. El punto que quiero tratar ahora es cómo se administran esos recursos.
Pongámoslo de esta forma, según números entregados por el Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales (CAPLES UC), Chile es uno de los países pertenecientes a la OCDE con más alta cobertura de educación superior de la región, con una tasa de matriculados del 74%, muy por encima del promedio de países latinoamericanos, que solo alcanza el 43%, encontrándose nuestro país a niveles como Australia y Holanda. Entonces, en temas de cobertura al parecer nos encontramos bastante bien y ello se debe a un sistema educacional que, al parecer, es bueno en cobertura, pero no muy bueno en igualdad.
Ahora analicemos lo que gasta el Estado en educación. Chile gasta en promedio el 2,4% de su PIB en educación, un número bastante alto comparado con los de los países OCDE. los que en promedio gastan tan solo el 1,7% de su PIB en educación. Entonces, la pregunta que se me viene a la cabeza es ¿cómo Chile, siendo un país que invierte en educación, sea tan criticado por la sociedad sobre esta materia? Al parecer la respuesta yace en el sistema educacional y en cómo se conforma la carga educativa (carga pública y carga privada). Podemos verificar fácilmente que la carga educativa del país, sobre todo en educación superior, se la llevan las universidades privadas. Según el estudio anteriormente señalado (CAPLESUC) la educación superior se divide en dos grandes bloques, por una parte tenemos la carga educativa superior pública que alcanza apenas el 30% y tenemos la carga educativa superior privada, que en Chile alcanza un alarmante 70% de los planteles universitarios. Según estas cifras sería correcto afirmar que la educación en Chile es casi en su totalidad responsabilidad de privados, al parecer sí.
Ahora veamos cómo se gastan los dineros públicos de educación y cómo funciona el sistema educativo. Ya dije anteriormente que Chile era uno de los países que invertía más en educación en la región y sin duda el problema se genera en cómo se gastan esos recursos. ¿Cómo se gasta el dinero destinado a educación? Bueno, esta pregunta nos ayudará a explicar el gasto de Chile en educación, un gasto principalmente enfocado en becas y beneficios, y no financiamiento directo en educación; así tenemos que solo un porcentaje de la población puede acceder a los beneficios educativos terciarios del Estado, beneficios que están condicionados a requisitos y papeleos tediosos, que poco y nada ayudan al desarrollo educativo, junto con estar encajonados en los famosos quintiles, que a mi parecer no son acordes al Chile actual, ya que solo se fijan en un monto de ingreso, pero no toman en cuenta el costo de vida actual y las cargas independientes de cada familia (lo digo por experiencia propia). En conclusión, el Estado de Chile cumple un rol subsidiario de la educación y no un rol activo y partícipe de ella. Sin duda algo que se quiere cambiar con la reforma educacional impulsada por el actual gobierno.
Si queremos avanzar en educación, primero -según mi punto de vista- se debe equiparar la carga pública con la carga privada, algo así como un 50% y 50%; segundo, creo -y ha sido mi principal argumento en otras discusiones- normar el tema de los aranceles, poner un arancel fijo por carrera, reajustable por parte del Ministerio de Educación en coordinación con la DIPRES y las casas de estudio; tercer punto, hacer del CRUNCH una entidad más incluyente y no elitista y exclusivo; cuarto punto, replantear la distribución de los recursos destinados a educación, las becas con los requisitos que existen actualmente no son un buen mecanismo para financiar la educación en Chile; quinto punto, la educación se les debe facilitar a todos por igual sin cinsiderar de los ingresos y recursos disponibles en cada familia (se debe aspirar a una educación inclusiva y de fácil acceso para todos); sexto punto, es derecho de profesores y estudiantes recibir recursos para impartir y recibir una educación digna y de calidad, pero también es responsabilidad de profesores y estudiantes su propia calidad; séptimo punto, la educación es responsabilidad de todos nosotros al igual que el cambio de ella; octavo y último punto, la educación es la mejor forma de terminar con la brecha de desigualdad en el país, pues es aún mejor que los bonos entregados sistemáticamente por el Estado, como un simple caramelo para la población, un hecho muy comparable a la entrega de pan en carnavales realizados a nombre del César en la antigua Roma.
Quisiera terminar mi columna con palabras del destacado profesor del curso Filosofía del Derecho de la Universidad de Valparaíso y la Universidad Diego Portales, Agustín Squella Narducci. Él dice en uno de sus libros: “Hay que poner en todas las carreras universitarias una cultura del esfuerzo”. Un punto en el que hay que reflexionar y ser majaderos.
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