La educación en Chile es un derecho y obligatoria en los niveles básicos y medios, donde los gobiernos de turno han elaborado diversas políticas que han facilitado y propiciado el acceso igualitario al sistema educativo formal, logrando disminuir la baja escolaridad en la población e índices de analfabetismo y a la vez lograr integrar a quienes presentan alguna necesidad educativa especial (NEE).
Sin embargo, no todo está hecho, ya que justamente frente a las NEE, en los últimos años se ha presentado un nuevo modelo de atención escolar, bajo el Decreto 170 de la Ley 20.201 del Ministerio de Educación, involucrando recursos humanos, técnicos y de financiamiento no solo en Educación Especial sino también en la Educación Regular de Enseñanza, implementándose el decreto bajo el Programa de Integración Educativa (PIE).Hoy se abren nuevas oportunidades para la integración real de los estudiantes con diversas dificultades que los limitan en el acceso al currículum, pero aparecen también resistencias legítimas entre los docentes de aula común quienes no manejan -necesariamente- las competencias para incorporarlos.
El PIE ha resultado un desafío para los establecimientos educacionales que lo implementan, no exento de falencias en el uso de los recursos financieros, sino también en la interpretación del decreto, en la forma de atender a los estudiantes con NEE y en contar con profesionales competentes en la evaluación, diagnóstico e intervención educativa, por nombrar algunas debilidades. Dificultades que lamentablemente se han sumado a un efecto estigmatizador -vaya contradicción- en la integración educativa de estudiantes que presentan NEE.
En la actualidad, el MINEDUC espera el 2017 implementar el Decreto 83/2015, que aprueba criterios y orientaciones de adecuación curricular para estudiantes con NEE de Educación Parvularia y Enseñanza Básica, cuyo fin es noble: «…planificar propuestas educativas de calidad para los estudiantes de los niveles de educación parvularia y básica que así lo requieran».
Un proyecto educativo hermoso a nivel de principios educativos y garante de derechos a todos los estudiantes. Sin embargo, a poco tiempo de su implementación, surgen dudas legítimas ya que el nuevo decreto involucra no solo al profesor de aula común en la planificación de estrategias, sino también al educador diferencial y otros profesionales que se desempeñan en educación (psicólogos, fonoaudiólogos, psicopedagogos, entre otros), lo cual significa un salto cualitativo significativo en el sistema actual de enseñanza hacia el que propicia el decreto 83.
En este nuevo escenario, se abren nuevas oportunidades a la integración real de los estudiantes con diversas dificultades que los limitan a acceder al currículum, pero también aparecen resistencias legítimas en las comunidades educativas, ya que los docentes de aula común no manejan -necesariamente- las competencias para planificar bajo el Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA) ni las unidades técnicas pedagógicas, por lo que queda la sensación de hacer una planificación «en la medida de lo posible».
La literatura indica que los resultados de los cambios en educación se visualizan después de varias generaciones, por lo que se necesita un MINEDUC mas proactivo en la formación y facilitación de capacitación a los profesionales de la educación, ya que, a menos de un año de la implementación obligatoria del decreto, el cuerpo docente aún no está sensibilizado frente al cambio, por lo que éste debe ir de la mano con capacitar y no solo orientar o entregar un par de jornadas de sensibilización sobre el DUA.
Hoy mas que nunca, en un contexto de Reformas Educacionales importantes y estructurales, se necesitan políticas serias, con fundamento técnico y profesionales competentes; y no parches ni improvisaciones en la educación formal de nuestras niñas, niños, jóvenes y adultos.
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