Como decíamos en anterior columna, el tema educacional será uno de los grandes debates en la Convención Constitucional, instalar el tema como derecho social exigible, encenderá las pasiones de los constituyentes, lo mínimo que debemos aspirar, son los aportes de Katarina Tomasevski (primera Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la educación de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas 1998-2004.) en relación con las garantías al derecho a la educación en función de la Asequibilidad (disponibilidad), la Accesibilidad (Acceso), la Adaptabilidad (permanencia) y la Aceptabilidad (calidad).
Es así como al hablar de Asequibilidad (al leer este párrafo piensen en nuestras escuelas) significa dos obligaciones estatales: como derecho civil y político, el derecho a la educación demanda del gobierno la admisión de establecimientos educativos que respeten la libertad de y en la educación. La educación como derecho social y económico significa que los gobiernos deben asegurar que haya educación gratuita y obligatoria para todos los niños, niñas y adolescentes en edad escolar. Como derecho cultural, significa el respeto a la diversidad, en particular, a través de derechos de las minorías y de los indígenas.Debemos defender otra visión de la educación más cercana a los principios de solidaridad, cooperación, creatividad, innovación, trabajo en equipo, reflexión, crítica y análisis de la realidad, participación o movilización activa por el interés colectivo
El Acceso tiene distintas modalidades en cada nivel educativo. El derecho a la educación debe ser realizado progresivamente, asegurando la educación gratuita, obligatoria e inclusiva, lo antes posible, y facilitando el acceso a la educación post obligatoria según decisión política de cada país. El estándar global mínimo exige de los gobiernos la educación gratuita para los niños, niñas y adolescentes en edad escolar. La educación media y superior son servicios que la mayoría de las democracias del mundo lo garantizan como un derecho humano.
La Aceptabilidad engloba un conjunto de criterios de calidad de la educación, como, por ejemplo, los relativos a la seguridad y la salud en la escuela, o a las cualidades profesionales de los maestros, pero va mucho más allá. El gobierno debe establecer, controlar y exigir determinados estándares de calidad, se trate de establecimientos educativos públicos o privados. El criterio de aceptabilidad ha sido ampliado considerablemente en el derecho internacional de los derechos humanos. Los derechos de las minorías y de indígenas, han dado prioridad a la lengua de la instrucción. La prohibición de los castigos corporales ha transformado la disciplina en la escuela. La niñez como titular del derecho a la educación y en la educación, ha extendido las fronteras de la aceptabilidad hasta los programas educativos y los libros de texto, como también a los métodos de enseñanza y aprendizaje, que son examinados y modificados con el objeto de volver la educación aceptable para todos y todas.
La Adaptabilidad requiere que las escuelas se adapten a los niños, según el principio del interés superior del niño de la Convención sobre los Derechos del Niño. Esto revoca la tradición de forzar a los niños a adaptarse a cualesquiera condiciones la escuela hubiese previsto para ellos. Dado que los derechos humanos son indivisibles, deben establecerse salvaguardas para garantizar todos los derechos humanos en la educación, de modo de adaptar progresivamente a la educación a todos los derechos humanos. Más aún, el derecho internacional de los derechos humanos prevé como un objetivo principal la promoción de derechos humanos a través de la educación. Ello supone un análisis intersectorial del impacto de la educación en todos los derechos humanos.
Indudablemente todas estas sugerencias sobre el derecho a la educación propuestas por Katarina Tomasevski no van a estar en nuestra nueva Constitución hecha en democracia, a lo más dos frases sobre el tema e incluso podría quedar débil y no representar lo que aspiramos después del 18O, pero aun así Chile y la mayoría de los estados del mundo son parte de los cinco instrumentos internacionales de derechos humanos más importantes que se han suscrito, (La Convención sobre los Derechos del Niño- 1989 , la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer-1979, la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial-1965. El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos-1966, y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales-1966.Chile los firmo y ratifico todos) en que el derecho a la educación está previsto en estos tratados que definen diferentes aspectos del derecho a la educación: como derecho civil y político, económico, social y cultural, y también como un derecho de todo niño y niña, y asimismo enfatizan la no-discriminación como el principio de los derechos humanos.
Todo lo anterior es muy importante ya que “al concebir la relación entre derecho interno y sistema internacional como una forma de complementar contenidos y protección, el sistema internacional no sólo cumple el rol de suplir los vacíos que deja la inactividad en el ámbito interno de un Estado, sino que también, se erige como una fuente directa a aplicar en el resguardo de los derechos humanos. Es importante tener claro que, tras la enmienda constitucional del año 2005, se aclara que una vez que se encuentra vigente un tratado (lo que se realiza en virtud de los mecanismos jurídicos actuales), éste debe prevalecer por sobre leyes de inferior jerarquía y sólo puede ser modificado en conformidad a normas especiales propias del derecho internacional público… los tratados internacionales deben aplicarse en Chile pues son parte de nuestro ordenamiento jurídico y se les ha asignado un lugar preeminente en nuestra estructura normativa. (Nash 2006). Perfectamente cualquier ciudadano podría hoy exigir el derecho a la educación inspirado en estos tratados internacionales, para pensarlo.
Entonces tenemos antecedentes jurídicos internacionales sobre el derecho a la educación que extrañamente nunca aplicamos en las últimas décadas, quizás se habría aminorado tanta desigualdad en nuestra educación que hoy pandemia mediante ha quedado más expuesta al escrutinio público, como nunca hemos tomado conciencia que la educación vigente en Chile prima la configuración de un pensamiento colectivo que defiende el individualismo, la competitividad, la eficiencia, la calidad, la excelencia, la rivalidad, el sacrificio personal, por encima de valores colectivos como la solidaridad, la ayuda mutua, la responsabilidad compartida o el compromiso por el bien común. Hay suficientes indicios de que la aplicación de los métodos neoliberales en los sistemas educativos están desencadenando una mayor desigualdad en el acceso a un bien cultural, inapreciable en la sociedad del conocimiento, como es la educación.
Para Dubet (2011) la igualdad de oportunidades se sustenta en un modelo matemático irreal en el que se presupone que todo ciudadano, independientemente de sus orígenes o nivel cultural y económico, puede ocupar cualquier posición dentro de la estructura social, hay miles de ejemplos que ustedes están pensando en que se derriba este mito, dura tarea para el próximo gobierno para atender estas desigualdades estructurales en nuestro sistema educativo que no resiste mas con programas parciales e irreales de mejoramiento (p900-pme-meces-enlace-montegrande-aep-escuelas criticas-mbd-mbe- sep-sac-bicentenario, escuelas arriba y otros)
Chile es uno de los países con mayor desigualdad educativa del mundo, todos los indicadores así lo establecen, somos el paraíso neoliberal, que le entregó el derecho a la educación al mercado; los empresarios se enriquecieron a manos llenas, abriendo escuelas y universidades de dudosa calidad. En octubre de 2019, los estafados por la educación de mercado dijeron basta. El estudio de Fundación Sol “Endeudar para educar y mercantilizar: el caso del CAE”, revela que del casi millón de deudores CAE (997.000) que hay en Chile, 44,5% de los que ya egresaron de sus carreras no puede pagar su millonario préstamo. La educación superior de Chile resalta a nivel mundial por su explosiva expansión en las últimas décadas y alta privatización. A medida que fueron pasando los gobiernos democráticos, la educación superior estatal fue convirtiéndose en un apéndice dentro del sistema, de las 60 universidades que tiene el país sólo 18 son propiedad del Estado, y de los 1,2 millones de estudiantes en educación superior, el 85% estudia en la educación superior privada.
Víctor Orellana, autor y editor del libro “Entre el mercado gratuito y la educación pública”, explica que “la lucha educacional chilena anticipó el cuestionamiento a la Constitución, porque anticipó el cuestionamiento al Estado subsidiario, que se pone al servicio del mercado. Se cuestiona la forma en que el neoliberalismo se enfrenta a la desigualdad social, que no ha tenido respuesta hasta hoy. El estallido de 2019 demuestra que el ciclo acumulativo de movimientos sociales sigue desarrollándose sin una respuesta satisfactoria desde las elites políticas del país”.
Si queremos definitivamente que la educación sea la palanca del progreso social, y por lo tanto un cambio en nuestras formas y estilos de vida que nos acerquen a sociedades cada vez más democráticas y equitativas dentro del contexto actual de la globalización, debemos defender otra visión de la educación más cercana a los principios de solidaridad, cooperación, creatividad, innovación, trabajo en equipo, reflexión, crítica y análisis de la realidad, participación o movilización activa por el interés colectivo (Gimeno, 2001). Creemos que, si los candidatos presidenciales no elaboran un programa de gobierno, en que conseguido el derecho a la educación en la constitución, definitivamente podamos cambiar las estructuras del sistema educacional para avanzar aceleradamente a un modelo mas igualitario en que todos los NNA tengan las mismas oportunidades independiente de su origen social, seguiremos engañándonos a nosotros mismos, cambiando todo, para que todo siga igual, como lo hicimos en los últimos 30 años, somos gatopardistas innatos.
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