#Educación

De qué hablamos cuando hablamos de calidad de la educación

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La calidad es un concepto que ha estado permanentemente en el debate educativo. Lo instalaron con fuerza las políticas educativas desde los años noventa, reaparece con nuevos bríos durante el movimiento estudiantil de 2006 y 2011, y hoy nuevamente adquiere presencia a partir de los cambios relevantes que propone el actual gobierno.

¿Por qué el debate aparece y reaparece permanentemente? ¿Pareciera que no estamos satisfechos con lo logrado? ¿O quizá lo avanzado es claramente insuficiente? ¿Comprendemos realmente qué estamos entendiendo por calidad de la educación?

Hablar de calidad de la educación supone definir a qué educación aspiramos, para qué y para quiénes la deseamos. ¿Es lo mismo hablar de la calidad de la educación que pretende una institución privada confesional con un proyecto educativo determinado que hablar de la calidad de la educación pública? Cuando hablamos de ‘calidad de la educación pública’ nos estamos refiriendo a una política de formación del ciudadano, encaminada al bien común, en el marco de un proyecto de sociedad a la cual aspiramos. La noción de calidad de la educación presupone una concepción de realidad, una postura frente a las interrelaciones que se establecen entre la educación y el sistema social, es decir, la noción que se adopte de calidad representa una opción política.

La calidad de la educación es un concepto que está en permanente construcción y que es necesario explicitar cuando nos referimos a él.

Una de las nociones de calidad que se ha ido imponiendo a lo largo de los últimos años, es aquella que reduce el concepto exclusivamente a los resultados obtenidos por los estudiantes en las pruebas estandarizadas, es decir, se limita al rendimiento de los alumnos frente a determinados contenidos de aprendizaje. Este uso reduccionista de la calidad ha traído como consecuencia, entre otras cosas, la preocupación prioritaria por enseñar aquellos conocimientos que serán medidos en las pruebas y de esta manera, alcanzar los puntajes requeridos; pero también se han establecido ranking que segrega a los establecimientos educacionales y estigmatiza a los docentes y estudiantes.

Nadie duda de que el estudio de las asignaturas escolares y su dominio sean fundamentales para acceder al acervo cultural que hemos producido socialmente y al que toda persona aspira; del mismo modo, los conocimientos y habilidades adquiridas son primordiales para desenvolvernos en la sociedad actual. Sin embargo, esto no es suficiente para la formación de un ciudadano consciente de sus derechos y deberes, responsable consigo mismo y con los demás y respetuoso del medio ambiente y del contexto donde vive. Hoy es necesario reconocer que la calidad involucra la educación de los estudiantes en sus distintas dimensiones cognitivas, sociales y emocionales. Entendemos que el ser humano integral es cuerpo, emoción y mente, el cual se sitúa en un contexto social y cultural específico, que se manifiesta mediante distintos lenguajes como formas de expresión, pero que también mediante el lenguaje crea realidades y mundos posibles. En consecuencia, hablar de calidad implica, al menos, considerar estas dimensiones como parte de su ser y hacer en la escuela.

Asumir el desafío de la calidad involucra a los centros educativos, su organización y estructura interna, su gestión, las relaciones que se establecen entre los actores participantes y el liderazgo que ejercen directivos y docentes en los procesos pedagógicos.

Hablar de calidad de la educación no es referirse sólo a un aspecto de la formación, es un concepto complejo, pero posible de abordar, siempre que nos abramos al desafío que ello implica. Hablar de calidad de la educación pública es considerar la educación como un derecho y no como mercancía, es otorgar el derecho a los padres a seleccionar el colegio y no que éste seleccione a los alumnos que desea tener, es mejorar la institucionalidad y la gestión escolar

La calidad de la educación pública compromete al Estado, en tanto, ente regulador que fija políticas y diseña mecanismos para favorecer el acceso a la educación de todos los ciudadanos, por tanto, éste ha de preocuparse, conjuntamente con los establecimientos educacionales, tanto de los resultados obtenidos a partir de los contenidos curriculares, como también de los aprendizajes que los alumnos obtienen a partir de otros ámbitos relacionados con la vida escolar, como la formación en valores, la convivencia en la escuela, los vínculos interpersonales que establecen entre ellos y con los docentes, los espacios de participación en los que intervienen y las diversas manifestaciones artísticas y recreativas a las que pueden acceder y que los involucra. Todo ello forma parte del desarrollo personal de los niños, niñas y jóvenes dentro de la cultura escolar y por qué no decirlo, también del aprendizaje de los docentes, quienes aprenden del conocimiento de sus alumnos y de la incorporación de su identidad cultural a los saberes de la escuela.

Asimismo, la calidad de la educación es un tema de preocupación permanente de las instituciones que formamos profesores, en que la actualización de las propuestas curriculares, su contextualización en virtud de las necesidades del sistema educativo y de los intereses sociales en su conjunto, el debate de ideas, las producción individual y colectiva de nuevos conocimientos, el diseño de nuevas metodologías y el mejoramiento de las prácticas pedagógicas al interior del aula, constituyen algunos de los componentes esenciales de su quehacer formativo.

En definitiva, hablar de calidad de la educación no es referirse sólo a un aspecto de la formación, es un concepto complejo, pero posible de abordar, siempre que nos abramos al desafío que ello implica. Hablar de calidad de la educación pública es considerar la educación como un derecho y no como mercancía, es otorgar el derecho a los padres a seleccionar el colegio y no que éste seleccione a los alumnos que desea tener, es mejorar la institucionalidad y la gestión escolar. Pero también, es enseñar a los alumnos a pensar y a reflexionar, a interpretar la realidad para transformarla, es desarrollar pensamiento crítico, es aprender a convivir, a respetar, a debatir, a disentir, a considerar los problemas como desafíos y no solo como dificultades, es intercambiar ideas sin descalificar, y sobre todo, es aprender de la diversidad de nuestros estudiantes, de sus distintos contextos culturales, sociales y económicos, es verse frente a frente en la diversidad que nos enriquece a todos.

Si el sentido de las reformas educacionales va en esta dirección, creemos que están bien encaminadas.

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jose-luis-silva

jose-luis-silva

Efectivamente lo de la calidad es un temazo muy amplio. Pero este cliché repetido de que «la educación es un derecho y no una mercancía» lo encuentro tan infantil.

Si llega el día en que para respirar tengamos que tener instalaciones con profesionales y técnicos que las construyan, implementen y mantengan, respirar ya no será gratis y aunque hagamos mil leyes respecto al “derecho a respirar” y condenemos mil veces al que se le ocurra decir que el aire es un “bien de consumo”, respirar tendrá igual un valor en dinero y la instancia o lugar donde se compre igual se llamará mercado. ¿Que rollo tienen con eso?

Saludos

    Siegfredo Starke

    No es un rollo, y es obvio que educar involucra costos, solo que esos costos los debe soportar el estado, ya que el que recibe educación sera un aporte al país, al estado que se desarrolla en base a los aportes individuales, de seres educados, preparados y con conciencia.

robertop

El punto es que ninguna de las medidas propuestas hasta aqui va en esta direccion que se plantea en el articulo, que comparto casi plenamente. ESte es un tema que no se toca porque es ir al fondo del asunto y al sentido……..y allí estamos todavia muy cojos…….y por eso los estudiantes han dado la espalda a este gobierno y a cualquiera que no los escuche. Los estudiantes traen lo nuevo y han dedicado tiempo y esfuerzo a escribir propuestas concretas, pero no se les quiere escuchar. Yo no espero nada de este gobierno que sigue manteniendo el modelo.
Por otro lado …..en qué universidad se está haciendo lo que Ud plantea??? dónde??? Las palabras suenen muy bien, pero en la práctica……….no ocurre lo que ud esta planteando, en este caso, como responsabilidad de la educacion superior formadora de futuros/as «pedagogo@s».
Tenemos que partir por un debate amplio, que nos tome uno o dos años, que involucre a todos los interesados de todo Chile, en que nos pongamos de acuerdo qué es lo que queremos y que es lo mejor para el país….y esto claro choca con los intereses instalados en lo economico, politico, religioso…etc. Por lo tanto el tema es debatir el proyecto País. Enorme desafio.

Siegfredo Starke

Al parecer la educación se comprende como una materia a ser consumida por los educandos sin tomar en cuenta sus potencialidades y su diversidad. Como quien acuña monedas en bronce, en arena, en acero o madera; La cuña es una sola clara y rígida, el resultado obviamente es diverso.
La educación para que sea de calidad debe ser a veces reactiva, otras veces precursora y siempre viva y sensible al avance de la ciencia y los conocimientos. Pero por sobre todo debe ser digerible y útil para los educandos y por extensión para la sociedad.
Y claro que la calidad de la educación se puede medir por los resultados obtenidos, solo que no se usa la vara adecuada, ¿que se mide, que valor tiene lo que se mide, se condice con lo que se pretende al educar?
Por ahí va el verdadero fondo del problema a que se enfrenta la educación chilena; ¿que se pretende, dar expertise, donar conocimientos, enseñar métodos, o formar ciudadanos?
Por ahora se están formando seres útiles a un sistema político y económico que no ve con buenos ojos a las masas criticas e informadas, sin embargo tolera como un efecto colateral las manifestaciones de descontento a veces violentas, ya que se pueden reprimir y desacreditar.
Por ahora se pueden falsear los conceptos y los útiles no discriminan entre panfleto y argumento fundado; El caso mas claro es cuando se esgrime la «libertad de enseñanza», que no es tal, es en realidad la mas brutal de las segregaciones sociales, que se aplica desde la mas temprana edad y en la adultez ya es parte del ADN, y cada uno se «ubica» donde le corresponde dentro de la sociedad.
Esta, nuestra educación, que fuera reformada a fuego y sin oposición alguna, tal como la sociedad en lo económico y lo político, ha dado buenos frutos a quienes la planificaron como la herramienta mas poderosa para el control de las masas.
Las mismas masas que esconden potenciales científicos, artistas, filósofos y muchos otros deseables, que no llegan a ser porque la semilla no logra germinar en la tierra fértil, la Educación Igualitaria.
Es muy comprensible que la «educación igualitaria» espante a los que pagan por educación VIP; son los creadores de las condiciones actuales, y el lucro es solo un instrumento mas para la segregación, pues ayuda a agregarle «valor» al bien de consumo mal llamado educación.
La calidad se menciona como si se tratara de un producto transable y en este sentido la educación chilena es de calidad, pues cumple con creces las expectativas de sus ideologos, los que se sienten de la elite. Ellos son los mas interesados en que la educación publica, es decir la de las masas sea un producto sin calidad, que no de herramientas de conciencia y critica, de auto evaluación y conocimiento. Es mejor tener delincuencia desatada que masas ilustradas.
Entonces, que es la calidad en educación?

    claudio-donaire

    Para recuperar nivel y cordura, parece que es básico diferenciar lo que es la calidad -de la educación en este caso- de lo que se hace con ella,con la educación. Nos tienen encerrados en una burbuja de consecuencias, nos mantienen quietos o locos de inútil agitación, pero no podemos enfocar la(s) causa(s) fundacionales de donde nace este problema por no disponer de las herramientas conceptuales para enfocar -en rigor- lo que entendemos por educación. Hasta puede resultar que no es eso lo que los padres y la ciudadanía necesitan para saber qué es lo que sucede con sus hijos y su futuro; lo peor en todo esto, es que seguimos creyendo que no es tan importante el daño porque siempre lo tratamos de arreglar cuando ya está hecho y en el área de la enseñanza, todo daño es irrecuperable.¿Estaremos yendo por buen camino?

FeliPRO

FeliPRO

Lamentablemente aún no sabemos si van en esa dirección, ni que tan abierto será el debate que plantee la autoridad (no hay mucha esperanza despues de ver el de Reforma Tributaria).

Excelente columna, saludos!!!

Abraham Magendzo K.

ME GUSTO MUCHO . POR SOBRE TODO CONDUCE A TRANSITAR DE UNA MIRADA REDUCCIONISTA Y LIMITADA DE LA CALIDAD DE LA EDUCACION A UNA INTEGRAL, HOLÍSTICA Y CIUDADANA

ABRAHAM MAGENDZO

Claudio Duran

Excelente tema! Una muy buena entrada para discutirlo a fondo!

María Georgina Yáñez Molina

Comparto todas las acepciones que este artículo expresa y creo que de una vez debemos entender que la educación es un derecha adherido a cada ser y con ello quiero decir que debe estar a cargo del Estado y no de los Municipios que han hecho una gestión paupérrima y han asegurado sus cargos con dineros de educación en forma fraudulenta,lo que lleva a rogar matrículas en colegios subvencionado y estos son creados por sostenedores que han visto una buena inversión a costa de los alumnos de clase media y la Reforma apunta a los cambios de raíz,claro que algunas personas ligadas familiarmente a ex-presidentes de la República se atreven hoy a hacer una crítica por la prensa escrita y oral,mintiéndole a Chile,porque no son capaces de decir que ella es parte de este empresaria do de la educación,donde a las personas las toman como objeto y no como persona ,lo que va en contra de los principios humanistas cristianos.Veremos si se cumple un compromiso con el país y su gente.
Reforma Educacional es necesaria e inminente,no hay postergación,lo requieren los estudiantes,sus padres y Chile entero.

Horacio Max Larraín Landaeta

Muy de acuerdo con el contenido del artículo. Desde luego, primero debemos plantearnos para qué queremos educación en el país. Los que abogan por seguir con el modelo económico primario de extracción y explotación de los recursos naturales, desde luego, ven la educación como un bien de consumo para satisfacer necesidades individuales y como una oportunidad más del mercado. Para los que pensamos en un Chile de economía de valor agregado, la educación no puede ser sino un derecho que se relaciona con un proyecto país que busca el desarrollo, no en las estrechas cifras de ingreso per cápita, sino en niveles culturales más altos e igualitarios. De aquí que debemos terminar con el mito de la educación superior científico humanista como el objetivo principal. En cambio, debemos apuntar hacia una buena educación de oficio y técnico profesional en la que la mano de obra sea altamente calificada, productiva y bien remunerada. La pirámide de la educación está invertida en Chile respecto a los países desarrollados que tanto deseamos emular.

    Armando Hernandez

    Don Horacio:
    Bien su argumento.
    Mas todavía cuando las Universidades que antes eran las cunas del saber superior, se han transformado en fábricas de títulos diversos, en pos de mejorar el negocio, vale para todo el grupo que comercia con el futuro de Chile.
    Estamos en un país lleno de caciques y muy pocos indios, como Ud. la pirámide invertida.
    Lo importante mirar como mejorar las bases del país como digo el futuro son los jóvenes y so es una razón primordial que todos debemos entender.
    Saludos

Armando Hernandez

Doña Mirtha, puede tener todo los títulos que quiera, pero su columna es de las mas simples, porque no tiene una base a nivel de País y su futuro. Es evidente que el antiguo sistema y el debate de la reforma educacional actual tienen pié de barro.

Cualquiera intención de reforma o cambio de sistema educacional parte por una premisa fundamental EL FUTURO DE LA NACIÓN
y el primer debate debe estar orientado a señalar el camino que debemos tomar, nótese, dentro de las normas que orienten la integralidad de la enseñanza dentro de algo muy sentido por los ciudadanos, que está referido a la libertad de enseñanza en el sentido que las bases de ella sean de excelencia y que deben ser asumida y cumplidas por todos, sin menoscabar las orientaciones espirituales o filosóficas que los padres quieran entregar a su prole.
Este debate es necesario por cuanto el futuro de nuestra patria está, en como formamos a nuestra juventud, hecho que hasta ahora solo ha sido dirigida por el comercio como meta de negocio educacional y no de dar una integral educación cultural y profesional a nuestros jóvenes.
A partir de lo expuesto debe fundarse las bases de la nueva forma de enseñar a nuestros, niños y jóvenes

    claudio-donaire

    El problema se expone completo en su frase «el futuro de nuestra patria está, en como formamos a nuestra juventud,» cuando creemos que escuela y sus profesores están encargados de formar a nuestros jóvenes -y a nuestros niños, por cierto; así hablamos del «negocio educacional» y «de dar una educación integral y profesional a…» Para su información, la escuela y sus profesores pueden hacer nada más que una parte de lo que Ud. demanda, el resto es de los demás que también educan y mayoritariamente «maleducan». ¿Le parece justo pedir «calidad de la educación» al sistema escolar, o es, precisamente, calidad de la educación escolar? Parece que el diversismo conceptual (epistemológico) seguirá alimentando los serios problemas que tenemos para ubicar de qué calidad estamos hablando.

Verónica Díaz M

Totalmente de acuerdo con la mirada de esta reflexión, la calidad pasa por formar ciudadanos informados, con opinión, concientes del lugar que ocupna en la sociedad, activos y participativos en el desarrollo de su país.

claudio-donaire

Parece que aún es prematuro esperar que la “academia educacional” ilumine la política, entendiendo que ambas cuestiones, la educación y la política, son claramente diferenciables, básicamente en sus sentidos fundacionales, además de inconmensurables en el mismo sentido fundacional.
Cuando he reclamado que los profesores estamos “Perdidos en la Traducción”, he invocado la película homónima de Lucía Coppola y también un importante artículo de una investigadora chilena Lily Orland-Barac experta de la Universidad de Haifa en Israel, para que se entienda lo delicado e importante que resulta ser esto: somos demasiados los que aún estamos perdidos; si a muchos profesores nos puede ocurrir que estamos perdidos, que será de los padres y de los estudiantes. Después de leer y releer “De qué hablamos cuando hablamos de calidad de la educación”, queda más que claro que no existe un campo delineado y reconocible por todos, cuyos profesionales se hagan responsables de lo que en tal ámbito comprometen para su hacer. No es de extrañar, entonces que los padres y apoderados no tengan dónde recurrir para entender cuál de todas las calidades es la que deben buscar y exigir las responsabilidades de su histórico incumplimiento, precisamente. Supongo que dichas responsabilidades, deberían estar clara y explícitamente declaradas en cada “aspecto de la formación” y no entenderlo nada más que como “un concepto complejo” sin dilucidar, como dicen las autoras del post.
El “modelo de análisis” que se puede construir del documento que intenta establecer dónde podríamos encontrar la calidad cuando hablamos de educación, se desliga de lo conocido en el desarrollo histórico de los campos del saber y de las ocupaciones ortodoxas necesarias, en el sentido fundacional de tales ocupaciones (entendidas como profesiones, en el sentido que lo declara Kuhn); por cierto estaríamos ante un dilema histórico del campo que llamamos popular y comúnmente “la educación”, frente a los desarrollos logrados en otros campos del saber y sus profesiones, a partir de la mitad del siglo pasado, donde lo profesional se entiende de modo muy distinto de lo que está ocurriendo hoy con “la educación”.
En la columna, queda suficientemente claro que la calidad de la educación se encontraría entonces en muchos campos y espacios de la sociedad, demasiados como para encontrarle una práctica profesional propia (téngase en cuenta que este análisis se hace desde el sentido fundacional que se atribuye a los campos del conocimiento y al surgimiento de sus respectivas profesiones) En el contexto de esta definición, parece que NO ES entonces un “suceso extraordinario” o una “anomalía”, el que se refiera como educación a lo que sucede en las aulas escolares con sus profesores, las escuelas y todo establecimiento educacional incorporado en el sistema educacional chileno “pues también se estaría en el contexto de la educación”. Ahora, este “modelo de análisis” no es extraño y parece ser el estándar construido desde la academia universitaria que se ocupa de este campo, el de la educación, y este mismo modelo se usaría para la formación de los profesores, el nivel de magister y el nivel de doctorado “en educación” (creo que el mismo se utiliza para los derivados) No es extraño, entonces, que profesionales de muchas profesiones estén actuando y tomando decisiones, incluso a nombre del Estado, en el sistema regulado de educación formal, donde se encuentran las educaciones parvularia, básica y media en todas sus formas y dependencias; ¿es aquí donde “se educan” nuestros hijos? Lo cierto es que es aquí donde ellos están estudiando y donde todos nosotros estudiamos, pero las autoras de la columna plantean otros rumbos para encontrar la calidad que todos buscamos y hablar de ella.
¿Es esta la calidad de la educación que necesitamos hablar?; ¿necesitamos una calidad que no tiene responsables?; ¿qué es entonces lo que queremos que cambie?
Definitivamente, creo que lo que necesitamos es hablar de lo que está pasando con nuestros hijos en las escuelas, en el parvulario en los liceos, los institutos, en la educación superior; necesitamos saber que está pasando con sus profesores, con la pedagogía escolar de todos los niveles educacionales, con la formación inicial, con el perfeccionamiento y actualización de una pedagogía evidentemente desprofesionalizada.
Creo que, si los buenos políticos empiezan a reparar en las debilidades y contradicciones de un modelo poli-epistémico que nos ha llevado a la contradictoria y empobrecida situación en la que se encuentran los rendimientos escolares de nuestro sistema educacional, debieran detener muchas acciones tendientes a profundizar un modelo construido en un diversismo de fracasos reiterados históricamente en la experimentación nacional con nuestros hijos.
La exigencia de rigor intelectual en la declaración de los fundamentos académicos de una nueva pedagogía escolar, paradigmáticamente distinta del modelo sustentado en esta columna, es un espacio fecundo para la innovación en la medida que allí se siembren las raíces de un nuevo hacer docente en las nuevas escuelas de nuestro Chile.
De esta forma, ya no parece suficiente hablar de calidad de la educación, es imperioso empezar a entender que es necesario referirse a la “calidad de la educación escolar”: es lo que necesitamos.
Después, abordaremos el resto.

Omar Villanueva Olmedo

Reforma Educacional: ¿Burocrática o del nuevo milenio? Parte III http://elquintopoder.cl/?p=47848 #5poder vía @elquintopoder