Cuestionar la Prueba de Selección Universitaria (PSU) es necesario, pero insuficiente. La PSU es sólo un reflejo del problema, el mensajero del problema. El problema es un sistema educativo, tanto anterior como posterior a la PSU, que es principalmente punitivo y competitivo, y que relega los dos principios fundamentales que debieran ser los pilares de todo proceso educativo: la empatía y el autoconocimiento. Cuando estos dos principios sean la prioridad en torno a la cual se construya el resto del sistema, la PSU caerá automáticamente en la obsolescencia.
Si no cambia el sistema, cambiar la la PSU sería disfuncional. Se podrán hacer variaciones mayores o menores a la prueba, se le podrá cambiar el nombre, pero eso no solucionará el problema. Aunque la PSU se vista de seda, PSU se quedará, pues deberá ser funcional al sistema. En el fondo estamos hablando no de un cambio de una mera prueba, sino de un nuevo paradigma educativo.
Para conseguir nuestro objetivo, es fundamental que los medios sean coherentes con el modelo que se quiere alcanzar, que sean un ejemplo de aquello. De esta forma, la empatía (la escucha, la paciencia, la comprensión) es el mecanismo ideal para instalar el nuevo modelo.
Sin duda la ansiedad y la desesperación pueden tentarnos a recurrir a herramientas más efectistas para imponer nuestras ideas, como la agresión y la violencia. En ese caso, estaríamos haciendo uso precisamente de las mismas lógicas que se supone que queremos evitar, y nos estaríamos convirtiendo un poco en aquello que buscamos superar: un modelo punitivo y competitivo.
Si no cambia el sistema, cambiar la la PSU sería disfuncional. Se podrán hacer variaciones mayores o menores a la prueba, se le podrá cambiar el nombre, pero eso no solucionará el problema
La violencia que ejerzamos sin duda generará más violencia. La agresión y la imposición no engendrarán empatía, así como la rabia no sana el dolor. La competencia y la punición sólo se superan con comprensión, paciencia y escucha a la otra, al otro y a una/o misma/o. Es un proceso largo, lleno de obstáculos y desafíos, pero no hay atajos ni alternativas.
En definitiva, la empatía es el único camino hacia el autoconocimiento, que es el fin último de todo proceso educativo.
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clado
Estoy plenamente de acuerdo: “La PSU es (…) el mensajero del problema.”; creo entender cuando dice que “El problema es un sistema educativo, …”, pero no indica desde dónde mira Ud. el problema para comprender mejor lo que está afirmando, ya que, pensando lo mismo (lo del sistema educativo), llego a definiciones distintas; creo que algunas de ellas pueden servir para unir esfuerzos hacia la solucionática.
Trabajé años en tratar de explicarme por qué siempre me sentí fuera de “lo educativo” como profesor de aula. Siempre sentí que, si miraba lo que hacía profesionalmente frente a mis alumnos, las referencias a lo educativo me extrañaban, me hacían extraño, me desaparecían; nunca me encontré haciendo algo que estaba claramente referido cuando se invocaba “la educación” Luego me di cuenta que, para estar en lo educacional, debía estar sumado ya (reducido), a lo que ya hicieron también todos los otros profes, pero nunca se me explicó cómo era posible llegar a eso: extraordinario. Figúrese Ud. a qué distancia estamos de lo educativo(?)
En este largo deambular generando hipótesis investigativas, construyendo modelos interpretativos profesionales de la problemática educacional, desde la profesión del pedagogo escolar (que formalmente no existe, por cierto), las soluciones a los problemas de la educación son insolubles, no así los problemas de la escolaridad. Pero irónicamente nos estamos quedado sin escuelas: ahora se están haciendo sin los profesores: ¡qué hacer entonces?
Saludos.