El mes de septiembre comenzó con una excelente noticia para los estudiantes secundarios: la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios (CONES) firmó un acuerdo con la Asociación Chilena de Municipalidades, mediante el cual se concreta el carácter resolutivo de los consejos escolares, que son los espacios que reúnen a todos los estamentos de la comunidad educativa en los establecimientos educacionales. Así, se conquista una de las demandas históricas del movimiento estudiantil secundario en el ámbito de los planteles públicos que abarca la AChM, lo cual marca un precedente para la educación particular y el próximo proceso de desmunicipalización que implementará el gobierno.
Dentro de los temas que podrán definir los consejos escolares, se encuentra el Proyecto Educativo Institucional (PEI) de cada establecimiento, el plan anual y actividades extracurriculares, junto con los reglamentos internos y manuales de convivencia de las escuelas y liceos.
Esta nueva prerrogativa de los consejos escolares que se dará “de hecho”, es una clara señal de la necesaria transformación del marco regulatorio del sistema educativo nacional. La normativa actual fija que esos espacios son de carácter consultivo, informativo y propositivo, y sólo serán resolutivos de acuerdo a la voluntad del sostenedor. En ningún caso se visualiza en la ley y el reglamento que los rige, la posibilidad de que la escuela levante una carta de navegación con la participación democrática de la comunidad escolar del establecimiento.
La oportunidad histórica de transformar a los consejos escolares en verdaderos “gobiernos escolares” se da en un contexto de reforma educacional, en donde -claramente- se generan tensiones por la profundidad de los cambios, y, además, por la reacción de la Derecha y de algunas organizaciones sociales afines a ella, que ven con temor la pérdida de sus privilegios, por lo que han desatado una campaña del terror cuyo fin es detener cualquier avance importante en la reconstrucción del sistema educacional público que, previo a la dictadura militar, era un ejemplo en toda Latinoamérica.
Se ha hablado mucho del rol de la educación en la formación de ciudadanos activos en la vida pública, social y política del país. No obstante, difícilmente los jóvenes conocerán el significado real de la democracia si no tienen la oportunidad de descubrir esa forma de vida y ponerla en práctica al interior de sus establecimientos. Actualmente, un porcentaje considerable de consejos escolares solamente existen en la formalidad, o bien se reúnen para darle un cariz participativo al consentimiento de lo ya predispuesto por las autoridades del establecimiento. Si la democracia al interior de las escuelas y liceos es una ilusión, ¿podrán los estudiantes aprender y valorar la democracia al interior de esos espacios?
Dado este avance, ahora la tarea es aún más dura, porque levantar estos espacios y generar una participación vinculante en su interior es sin duda un esfuerzo de largo aliento. Los estudiantes fueron quienes asumieron un rol de vanguardia frente a esta conquista dada la continuidad en su petitorio nacional, y ahora deben validar este logro con los demás estamentos de la comunidad: apoderados, asistentes de la educación y profesores. Particularmente en el caso del magisterio, es necesario que a través del Colegio de Profesores y las demás organizaciones, reivindiquen la lucha por la democratización de los establecimientos educacionales, para así avanzar en mejores condiciones para construir un nuevo sistema educacional con un rol sustantivo en el desarrollo del país y alejado de sesgos mercantiles como la competencia y la calidad en base a pruebas estandarizadas.
Dentro de los temas que podrán definir los consejos escolares, se encuentra el Proyecto Educativo Institucional (PEI) de cada establecimiento, el plan anual y actividades extracurriculares, junto con los reglamentos internos y manuales de convivencia de las escuelas y liceos.
La construcción democrática de los PEI, sin duda abriría puertas para la creación de un currículum nacional de carácter democrático que tome en cuenta las realidades locales y regionales, y que en esos contextos aportemos a la generación de aprendizajes a partir de experiencias democráticas en la vida cotidiana de los estudiantes. Precisamente, es un debate que los estamentos educativos deben dar, porque el actual gobierno se ha abierto a modificar y fortalecer el sistema de educación pública, pero su proyecto adolece de una visión acerca de un proyecto educativo nacional y mantiene la lógica de enseñar conocimientos en base a verdades oficiales e inmutables, centrado en mediciones que dificultan en demasía la posibilidad que al interior de las aulas se tomen las necesidades de los jóvenes como objeto de aprendizaje.
Esto sólo representa el comienzo de un proceso que no estará exento de tensiones y contradicciones. Habrá resistencia al interior de las comunidades porque la democracia no es vista como un estilo de vida, y dado su carácter estrechamente representativo, el sentido común la reduce a la práctica del voto en las elecciones. Frente a una apatía importante que influye en la población, la creación de compromiso no es fácil, por lo que la generación de procesos de movilización comprendidos en su sentido más amplio es fundamental para cambiar los actuales estados en el ánimo y la conciencia del pueblo.
Pero tal cual como se vio frente a este triunfo, los esfuerzos progresivamente dan sus frutos, y ahora el deber de todos los miembros de la comunidad educativa es buscar en los consejos escolares una herramienta de transformación de la vida escolar y del sistema educativo en estos momentos de cambio. La democratización de los consejos escolares es un aporte a la democratización del país y la construcción de una patria más justa para todos y todas.
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