#Educación

Carta abierta a apoderadas cansadas de la mala educación para el SIMCE

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Hay muchas formas de aprender en las escuelas y liceos, pero no todas las formas de aprender respetan el bienestar de niños y niñas. Por eso quiero plantearte una pregunta: ¿Aprendemos con bienestar en las escuelas y liceos en Chile? ¿Se aprende con bienestar en la escuela o liceo de tu hijo o hija?

Antiguamente se decía erróneamente que la letra con sangre entra. Hoy sabemos gracias a los avances en neurociencia, neuroeducación y psicología del aprendizaje que aprender con emociones y pensamientos positivos (alegría, placer, curiosidad, motivación, autoestima, movimiento) y en un marco de comunidad de aprendizaje cariñosa es mucho más sano y efectivo que aprender con presiones. También sabemos que no todos los niños y niñas aprenden a la misma velocidad y en los mismos plazos. Lamentablemente, algunos autodeminados expertos y expertas, han convencido a la clase política de implementar en Chile una política de presiones por resultados SIMCE en plazos iguales para todos (llamada estandarización). A raíz de esto, se creó por ejemplo, el Sistema de Aseguramiento de Calidad de la Educación que presiona a todo el sistema escolar, incluyendo a tus hijos e hijas, a marcar altos puntajes en pruebas estandarizadas externas. Con amenazas de cierre del establecimiento si no se hace. Un error según los nuevos avances, que afecta a los profesionales, estudiantes y familias.

También a muchos padres y madres se les ha hecho creer erróneamente, desde los medios de comunicación, que las escuelas buenas son aquellas cuyo número SIMCE es alto. Sin embargo, hoy se sabe que el número SIMCE, el puntaje, representa más el nivel socioeconómico de las familias de los estudiantes y no el trabajo del establecimiento ni de los docente. El número SIMCE mezcla todo. No es casualidad que las escuelas con bajos SIMCE sean aquellas que trabajan en los contextos más desfavorecidos o que educan a los estudiantes con más complicaciones familiares o personales. También hay en este problema responsabilidad de padres y madres irreflexivos que buscan las escuelas que tienen un número SIMCE alto, olvidando que aprender con bienestar es mucho mejor y que el número SIMCE mide solo una pequeña parte de lo que hace la escuela o liceo.

Las presiones están creando efectos dañinos en la enseñanza y el aprendizaje que están siendo analizados por investigaciones recientes. Al igual que los tratamientos médicos, una política como el SIMCE puede crear efectos no deseados que dañan y enferman al paciente. Para evaluar si son adecuados y es necesario continuar su uso, es importante investigar estos efectos nocivos y valorarlos. No suceden en todas las escuelas, pero sí en la mayoría según investigaciones realizadas por miembros del MIDE UC y otros investigadores independientes en Chile y en otros lugares del mundo. Por ejemplo, el 97% de directivos encuestados dice que se hacen ensayos (ver imagen para más datos).

Efecto dañino 1: el entrenamiento con ensayos y reforzamiento para las pruebas SIMCE empobrece y estrecha los aprendizajes y la enseñanza

El dispositivo SIMCE y las presiones oficiales están incentivando que las escuelas dediquen más tiempo a entrenar la prueba, priorizando solo las materias medidas y abandonando la formación integral. A esto se le llama empobrecimiento y estrechamiento de los aprendizajes. Te doy ejemplos. Se cometen malas prácticas como ensayos con notas, aburridos y repetitivos talleres SIMCE, extensión de la jornada horaria hasta el punto que los niños trabajan más que los adultos. También se usan para entrenar la prueba las horas de clases en asignaturas no medidas como Música, Artes, Inglés, Educación Física. Las pruebas internas se cambian para que se parezcan al SIMCE y se acostumbra a estudiantes a una sola forma de pensar, atrofiando su creatividad, pensamiento crítico y desarrollo de habilidades complejas, claves para la vida en sociedad. Por lo mismo, se usa mal la Jornada Escolar completa sobrecargando el horario con matemáticas y lenguaje y disminuyendo asignaturas igualmente importantes para el desarrollo integral y humano, como artes visuales, música o la actividad física y deporte. Si bien no sucede en todas las escuelas y liceos, datos de varias investigaciones por diversos autores demuestran que esto es más habitual de lo que parece a primera vista (ver los datos en este enlace). Por ejemplo, el 97% de directivos encuestados dice que se hacen ensayos (ver imagen).

El dispositivo SIMCE y las presiones oficiales están incentivando que las escuelas dediquen más tiempo a entrenar la prueba, priorizando solo las materias medidas y abandonando la formación integral.

Efecto dañino 2: las presiones por subir puntajes intoxican el bienestar emocional de profesionales y estudiantes

La idea de la letra con sangre entra ha evolucionado. Ahora se dice el puntaje SIMCE sube con presiones, con premios y sanciones. Lo que está detrás de todo esto es que el Estado usa el SIMCE para repartir dineros a los profesionales, por ejemplo, en la Subvención de Excelencia Académica; y también usa el puntaje para etiquetar erróneamente a las escuelas en malas, bajas, maś o menos y buenas. La ley dice que las que tienen bajo puntaje SIMCE serán cerradas después de 4 años. El Sistema de Aseguramiento de La Calidad está creando un efecto nocivo llamado cadena de presiones: se presiona para subir puntajes al Sostenedor, el sostenedor presiona a la dirección, el director a Unidad Técnico Pedagógica (UTP), la UTP presiona a las/los docentes y los docentes presionan a estudiantes y familias con una gran carga académica en las materias medidas.

Estos y otros problemas importantes (que no nombraré para no alargarme, que puedes indagar en este enlace) son incentivados por la mala política de presiones por resultados de puntajes SIMCE. ¿Pueden los apoderados y apoderadas hacer algo para cambiarla? Claro que sí.

El poder de no participar como herramienta pacífica para mejorar

Una forma pacífica y respetuosa de hacer algo es no participar en aquellas prácticas y situaciones con las que no se está de acuerdo. Es lo que el pacifista Ghandi llamaba resistencia pacífica. Por ello, debido a los efectos dañinos que genera el SIMCE y sus presiones por subir puntajes, estamos organizando una campaña pacífica que invita a padres, madres, estudiantes y profesionales de la educación a no participar en la prueba. Invitamos a usar esos días que se pierden en dar las pruebas SIMCE en actividades de aprendizaje libre en casa o con amigas o amigos: ver una película o documental que haga pensar, visitar el museo y conversar sobre lo que vemos, aprender de la naturaleza y el medio ambiente dando un paseo, conocer las historia y la identidad local de la ciudad donde vivimos bebiendo un té, etc.  Una acción simple, pacífica, de hermosos aprendizajes, para mostrar al país y los autodenominados expertos que defienden las presiones del SIMCE, que se aprende mejor con bienestar y con cariño, que se aprende mejor sin las presiones del SIMCE. ¿Te sumas al poder de no participar?

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3 Comentarios

Blasco Ramírez

Estimado:
¿Existe algún tipo de sanción para los establecimientos que no quieran participar en el SIMCE?

Muy interesante el artículo, pero aterrador.

Fabiola

¿Alguna vez has analizado las preguntas del SIMCE? Porque yo sí, y mis conclusiones son que la minoría de ellas evalúa conocimiento memorístico, mientras que la mayoría se orienta hacia la comprensión; el SIMCE es un sistema sofisticado.
Afortunadamente, para las escuelas, incluye mayormente preguntas de tipo cerrada, porque de lo contrario, los resultados serían aún peores.
PD. También soy profe.