Con la llegada del gobierno de Sebastián Piñera, se ha manifestado la intención de rediseñar el programa Becas Chile gestionado por Conicyt, uno de los proyectos estelares de la administración pasada, con objeto de hacerlo más rentable para el país. En el mes de mayo, el Subsecretario de Educación Fernando Rojas, declaró que se implementarían ajustes, aclarando que no se afectaría el número de becas a otorgar, el que bordearía las 700 becas para estudios de magíster y otras 500 para doctorados.
El martes 30 de noviembre se entregó la nómina de los seleccionados, disminuyéndose radicalmente el número de beneficios asignados. De 6.745 postulaciones, se asignaron 764 becas, 325 para magíster -menos de la mitad que en el 2009- y apenas 434 para doctorado, cifra también por debajo de la del 2009.
Hasta ahora no se han conocido las razones que motivaron el cambio de criterio, ni la visión que los orienta. En materia de educación, los cambios no son neutros, obedecen a ideas de desarrollo que deben ser discutidas por los involucrados en la formación de capital humano, ya que tienen directo impacto en la realización del ideal de la meritocracia, tan relevante en un país desigual como Chile.
Si bien Becas Chile es un programa de excelencia, para los mejores en su área, y no una ayuda social, su impacto en la igualdad de oportunidades es considerable. El 50% de los seleccionados en 2008 estudió en colegios municipales y subvencionados. En 2009, la cifra subió al 54%. Los datos merecen destacarse, ya que con la deficitaria educación que reciben, se comprende lo difícil que es pertenecer a “los mejores” para quienes vienen de sectores menos acomodados.
La asignación de becas debe obedecer a criterios de rentabilidad social, no puede pensarse como algo que va en beneficio exclusivo del becario. Contar con investigadores capaces es clave para crear conocimiento, desarrollar tecnologías, implementar políticas exitosas y desarrollar una visión coherente de crecimiento. Por esta razón, interesa a todos cómo respondemos la pregunta de a quiénes y a cuántos se otorgarán becas con fondos fiscales.
Hasta ahora, sobre el rediseño del programa sólo ha trascendido la idea de algunos de transformarlo en un sistema de créditos, respecto de lo cual la Asociación Nacional de Investigadores solicitó un pronunciamiento, que hasta ahora no tiene respuesta concreta. A esto se suma el incumplimiento de la promesa de no reducir el número de becas.
Cualquiera que haya tenido alguna experiencia con Conicyt sabe que el diseño de asignación y ejecución de las becas requiere de importantes mejoras, pero la decisión de reducir tan drásticamente el número de asignación de becas debería al menos ser explicada. De diálogo y transparencia al respecto, hasta ahora ha existido poco y nada.
* Esta columna ha sido publicada el día 16 de diciembre en www.diariodeconcepcion.cl
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Foto: estudiando – Gustavo Fariña / Licencia CC
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