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Abriendo mentes: Agua de charco

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En la ciudad de Temuco el profesor de biología nos pidió a los estudiantes de séptimo básico de un Liceo público a traer agua de un charco para ser usada en la clase siguiente.

Estábamos cerca de la primavera, sin embargo, los días de sol eran escasos, a pesar de ello, aquellos acariciadores rayos traspasaban los ventanales y de ese modo entibiaban aquel espacio de paredes gruesas poblado de pipetas, matraces, tubo de ensayos y microscopios, pero no solo el fuego del magnífico astro calentaba el laboratorio de aire republicano y señorial sino también nuestra curiosidad de descubrir nuevas realidades.

Después de recibir las instrucciones del profesor, puse unas gotas de esa agua turbia en el portaobjeto del microscopio, posteriormente mi ojo se acercó al lente y vi un mundo nuevo: animales unicelulares, específicamente, paramecios y amebas se movían con una singular belleza. Nunca más olvide esas imágenes y mi interés por la biología aún permanece.

Nuestro país solucionó la cobertura educacional con la reforma educacional del presidente Eduardo Frei Montalva a finales de los 60. La tarea pendiente, entonces, en la cual concentramos nuestras energías, es mejorar la calidad, esto es, que nuestros estudiantes se apropien de una mayor cantidad de aprendizajes y con mayor densidad intelectual.

Mucho se ha avanzado para cumplir con ese propósito, pero a pesar de ello, nuestro mayor déficit está al interior de la sala de clases, en efecto, nuestras clases siguen protagonizadas por el profesor y los aprendizajes de los estudiantes en un porcentaje importante son memorísticos. Estas prácticas pedagógicas están desajustadas con el momento histórico que se caracteriza por el crecimiento exponencial del conocimiento científico, la transformación tecnológica vertiginosa y robotización acelerada del aparato productivo.

Las nuevas generaciones deben desarrollar la creatividad, el pensamiento crítico y el autoaprendizaje para acoplarse a un mundo en permanente transformación. El cambio es la única constante que encontramos en la realidad decía Heráclito hace 3000 años.

Las nuevas generaciones deben desarrollar la creatividad, el pensamiento crítico y el autoaprendizaje para acoplarse a un mundo en permanente transformación. El cambio es la única constante que encontramos en la realidad decía Heráclito hace 3000 años.

La reforma educacional y todos los análisis del mundo educacional siguen tomando el Rábano por las hojas. Las cuestiones fundamentales en la actividad educativa se definen al interior de la sala clases y tiene tres actores fundamentales un profesor bien preparado ojala culto, estudiantes activos y didácticas que estimulen la creatividad.

Aquel profesor que nos solicitó agua de charco a comienzo de los 70 para abrir nuestra mentes señaló el camino. Un homenaje para él.

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