La igualdad de oportunidades requiere abordar muchas cosas en Chile. Por el lado del gasto, se requiere buena focalización y una política social con incentivos correctos, que premie el esfuerzo y que no destine recursos a grupos de presión (en cuyo caso es un premio al esfuerzo de lobby y captura del estado). Por el lado de los impuestos, se requiere avanzar en equidad horizontal y es ahí precisamente donde la política tributaria falla hoy y hay espacios para avanzar en reformas que emparejen la cancha. Hoy dos personas que tienen los mismos ingresos pero de distinta fuente o se organizan legalmente en forma distinta, tienen cargas tributarias muy disímiles, lo que atenta contra la igualdad de oportunidades y el premio al esfuerzo que la mayoría de los chilenos considera que es lo relevante. Es así como los trabajadores dependientes pagan, en general, más impuestos al ingreso que los trabajadores independientes o quiénes tienen como su principal fuente de ingresos los dividendos y las ganancias de capital.
La discusión tributaria actual en Chile se ha centrado en el alza de tasas a las empresas y la baja a las personas, pero se ha discutido poco respecto a la base de los impuestos. Las empresas tributan en base devengada y las personas en base a retiros. El resultado de esa diferencia en la base de los impuestos es que muchas personas crean empresas para disfrazar sus ingresos laborales como utilidades. Con ello pagan menos impuestos de los que les corresponde y tenemos una cantidad importante de empresas de papel. Esto es inequitativo y además ineficiente porque como sociedad estamos destinando recursos a actividades de elusión tributaria en vez de a actividades productivas. Una reforma tributaria que elimine exenciones y haga desaparecer los mecanismos de creación de sociedades de papel para eludir impuestos es una reforma con efectos muy positivos. Por un lado, aumenta la eficiencia económica al disminuir distorsiones entre fuentes de ingreso y bajar los costos de fiscalización. Por otro lado, restaura la equidad tributaria horizontal permitiendo que personas que ganan lo mismo paguen lo mismo en impuestos, independiente de las fuentes de sus ingresos y el sector económico donde trabajen.
La evidencia es que una reforma que elimina las exenciones que permiten eludir impuestos y aumenta la base del impuesto en vez de las tasas, puede tener efectos importantes en la desigualdad. Este es precisamente el ejercicio que hacen Jorge Cantallops, Michel Jorrat y Danae Scherman en un artículo académico en 2007, el cual ha sido sistemáticamente ignorado en la discusión pública. En ese trabajo se simula un cambio en la base del impuesto al ingreso en Chile, de tal forma que todos los ingresos que actualmente eluden el impuesto que deben pagar sí paguen efectivamente lo que corresponde. Eso aumenta la recaudación en forma significativa, lo que permite rebajar fuertemente la tasa de IVA de tal forma de mantener la recaudación tributaria total constante. El resultado de este ejercicio muestra efectos redistributivos importantes. El coeficiente de Gini disminuye desde 0.53 a 0.48. Si posteriormente se considera el efecto del gasto social en Chile, el cual está relativamente bien focalizado, el Gini disminuye aun más y llega a 0.43.
Los resultados del estudio que realicé para el consorcio CEP-CIEPLAN sobre reforma tributaria, muestran la misma conclusión. Una reforma que elimina los regímenes tributarios de renta presunta y para las pymes en base a retiros tiene un impacto importante en la equidad ya que son utilizados mayoritariamente por personas del decil de más altos ingresos.
La reforma que se propone en este estudio consiste fundamentalmente en eliminar regímenes tributarios especiales, en cambiar la base del impuesto a las personas desde retiros a devengado y en acercar la brecha entre la tasa de impuesto a las empresas con la de las personas. El resultado es un impuesto al ingreso más justo, más simple y más eficiente.
* Si deseas revisar la propuesta completa de Claudio Agostini, haz clic aquí.
Comentarios
29 de mayo
Hay que separar de la Reforma Tributaria, lo político de lo técnico. A mi juicio, considero que la actual reforma es perfectible. Sobre todo en materia de elusión e IVA. Castigar a las empresas y Pymes subiendo la tasa, inevitablemente desincentiva la inversión y el empredimiento.
Nuestra economía ha crecido bastante durante los últimos 20 años, y no considero prudente; políticamente hablando, ir a decirles a las gentes de poblaciones que tenemos que esperar otros 25 años, para chorrearles como corresponde: nuestra desigualdad distributiva llega a causar soponcios.
Interesante columna, Claudio.
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29 de mayo
Ocurre que la reforma tributaria elaborada por el actual gobierno ha considerado sólo el alza de tasas a las empresas y la baja de tasas a las personas, pero a estas alturas ya muchas personas tienen claro que existen una serie de mecanismos en el actual sistema tributario que deben ser modificados pues fueron creados en el entorno existente durante el año 1984. ¿Se puede pensar en promover la re inversión a través de los impuestos de la manera que hoy se hace? o ¿Por qué los profesionales tributan todo lo que ganan sin descontar sus gastos como lo hace una empresa? y otras preguntas que indudablemente deberían aparecer en un debate de este tipo. Y es que la reforma presentada por este gobierno al parlamento ha tenido en cuenta sólo un componente político sin pensar en modificar una serie de aspectos técnicos como el que usted menciona. Inevitablemente se convertirá en una reforma pendiente.
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