¿Por qué los dirigentes artesanales de la Conapach y Confepach, que representan más del 95% de esos pescadores del país, no están en la misma postura que la Condepp?
La Ley de Pesca tuvo que sortear una serie de obstáculos para poder ser aprobada en diciembre de 2012 y luego rectificada por el Tribunal Constitucional. Sin embargo, su tramitación durante más de un año en el Congreso nos demostró que sí es posible trabajar en una normativa junto a sus protagonistas, quienes serán regulados por este cuerpo legal. Me atrevo a señalar que prácticamente no hubo ninguna organización o sindicato que no fuera escuchado por las comisiones de pesca de una o de ambas cámaras durante este período, (la Comisión de Pesca de la Cámara de Diputados recibió a 130 organizaciones).
Como trabajadores de la industria pesquera –y a pesar de que criticamos varios puntos de esta Ley como las licitaciones a todo evento por ejemplo que se llevarán a cabo sin esperar a que estos lleguen a su Rendimiento Máximo Sostenible, o que las licencias transables de pesca sean solo de 20 años, situación que le pone fecha de término a nuestro futuro laboral– esperamos que esta normativa ayude a conservar los recursos pesqueros que necesitamos para poder subsistir como fuerza trabajadora.
Si hubo un sector que se vio beneficiado con esta Ley, sin duda fue el artesanal. Por eso llama la atención que la denominada Condepp llame a derogar una normativa que fue consensuada como ninguna otra.
Como resultado de esta Ley el sector artesanal aumentó sus porcentajes de captura en 12 pesquerías, lo que fue avaluado en 38 millones de dólares anuales. Precisamente esos porcentajes cedidos desde la industria a ese sector se han traducido en barcos industriales paralizados, plantas sin operar y trabajadores que han tenido que dejar sus labores habituales.
Me pregunto ¿por qué los dirigentes artesanales de la Conapach y Confepach, que representan más del 95% de esos pescadores del país, no están en la misma postura que la Condepp? La respuesta es fácil: esta última no representa al sector artesanal. Es una organización que fue creada sólo para trancar la discusión de la Ley de Pesca en 2012, financiada por extranjeros que, lisa y llanamente, quieren quedarse con las cuotas de pesca. No les acomodó que la Ley no licitara el 100 por ciento de las cuotas. Recordemos que el Señor Estrada llamaba a eso en los medios de prensa y en las reuniones que sostenía en el Parlamento. Todos sus llamados eran contrarios a lo que solicitaba el sector artesanal desde las distintas caletas del país.
Desde la otra vereda, Greenpeace y Oceana hicieron también sus aportes y finalmente apoyaron esta iniciativa
La Ley de Pesca, si bien deja en desventaja a la industria pesquera y a sus trabajadores, sobre todo frente a otros países de trayectoria pesquera, es una ley que si se aplica correctamente debería ayudar a conservar los recursos para que nosotros los trabajadores podamos mirar con mayor optimismo el futuro y con más confianza nuestras posibilidades laborales.
Hugo Roa R.
Director Sindicato de Tripulantes Región del Bio Bio
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