Corría el año 2005, y Chile enfrentaba un nuevo proceso electoral presidencial y parlamentario. Concluía el período del presidente Ricardo Lagos, aclamado y casi canonizado por los empresarios chilenos, debido al empuje que le dio a la economía. En las parlamentarias se enfrentaban cuatro pactos electorales, aún existía el sistema binominal así la torta se repartía entre los dos grandes bloques. De forma desigual, ya que con el 51% de los votos la victoriosa Concertación, obtuvo un número muy similar de escaños, a los de su rival de derecha, que obtuvo sólo 38%.
Entre las cosas curiosas que ocurrieron en esa elección, y que inspiran esta columna, está lo que se dio en la franja electoral. También allí se expresaba la preferencia del legislador hacia los grandes bloques, que se llevaban el mayor tiempo en pantalla. Los más perjudicados, era que no, los candidatos independientes. Bueno, llegó a tanto esta desproporción en la asignación de los tiempos, que, en la región de Valparaíso, se pudo ver en la franja parlamentaria, a un señor que aparecía en pantalla, y sólo alcanzaba a decir “Trabajo. Trabajo. Trabajo”. Y así hasta la próxima transmisión televisiva. Era el candidato a diputado Sergio Velasco de la Cerda, quien, por cierto, no resultó electo, obteniendo poco más de diez mil votos. Entrevistado años después, acerca de su brevísima performance, explicaba que sólo disponía de dos segundos en pantalla. Escucharon bien, dos segundos. Y entonces, pensó en cuál era el problema más grave de San Antonio, y este era la falta de oportunidades de trabajo.Sin empleo asalariado formal, no existe ahorro previsional, tampoco pago de impuestos ni seguridad social. El grave problema que Chile enfrenta con su sistema de pensiones, se ve agravado por la persistencia de masas de trabajadores en la informalidad
Recordé la frase de este candidato, esta semana, al conocer las cifras de empleo entregadas por las autoridades. Según la Encuesta nacional de empleo del INE la tasa de desocupación en Chile fue de 8,7% durante el trimestre mayo – julio de 2024 (MJJ 2024). Este dato corresponde a 880.390 personas desocupadas. La tasa de desocupación es mayor para las mujeres con un 9,1%, que para los hombres que presentan un 8,3% de desocupación. La ministra del ramo se apresuró a destacar que la administración recibió el país, con un 9% de desempleo y una alta inflación, y que se ha recuperado más de 500 mil empleos. Sin embargo, los datos no son alentadores, ya que la economía no tiene el dinamismo suficiente, para retomar los niveles de desempleo pre pandemia. Existe una opinión concordante en el sector empresarial en que las medidas impulsadas por el ejecutivo como el alza de impuestos a las empresas, como el intento de establecer una negociación por rama de la actividad, son desincentivos a la inversión privada.
Es cierto de que el sector empresarial chileno ha sido reacio permanentemente a las reformas tributarias impulsadas desde 1990 a la fecha, también es cierto de que la cultura de la negociación colectiva ramal, es ajena a la cultura sindical chilena en democracia. Ni sindicatos ni empresas están preparadas para dar ese paso. Se trata de una reforma mayor al sistema de relaciones laborales chileno, tan relevante como una reforma constitucional, y para lo cual la actual administración carece de apoyo parlamentario.
Cuando se revisa en los datos de SIMEL, sistema de información creado por INE y el Ministerio del Trabajo, los datos de escolaridad de las personas desempleadas en este trimestre, se verifica un hecho de importancia.
El 11% de los desocupados unas 98.676 personas, tienen educación primaria. El 45% de los desocupados que corresponde a 402.693 personas, tiene educación secundaria. Un 13% que corresponde a 118.994 personas, tienen educación técnica. Un 26% que corresponde a 237.154 personas tienen educación universitaria. Un 2% que corresponde a 18.369 personas tiene postgrado. En tanto 2.383 personas nunca estudió.
Se aprecia que el grueso de las personas desocupadas cuenta con al menos educación primaria y secundaria. Sólo un 13% de los desocupados tiene educación técnica, lo que puede significar que existe una alta tasa de personas con educación técnica que ya cuenta con un empleo. Y por otra, la eventual inadecuación de dichas carreras a las necesidades del mercado laboral. El alto porcentaje, casi un 30% de las personas desocupadas, tiene educación universitaria, lo que representa un grave problema. Se trata de personas que hicieron una inversión de recursos económicos y de tiempo, y no han encontrado ocupación. También en este caso, podríamos estar ante la inadecuación de la carrera universitaria a las necesidades del mercado laboral. Lo que abre un gran tema de discusión, acerca de la extrema liberalidad, con que se imparten en Chile, carreras y la nula regulación en relación a las tasas de empleabilidad de las mismas. Carreras de bajo costo de implementación se multiplican en cada región del país, urge que exista una regulación que determine los cupos de las carreras en función de las necesidades del mercado laboral.
Otro dato que no es para nada alentador de las cifras de empleo, es el dato de las personas ocupadas informales, las que en el trimestre mayo a julio de 2024, llegan a 2.556.530 personas, correspondiendo a una tasa de 27,6% las personas ocupadas informales aumentaron 5,4%, la que se desglosa en un 6.3% de mujeres y un 4,6% de hombres.
En esta materia, como en materia económica en general, no existen las soluciones mágicas, sin empleo asalariado formal, no existe ahorro previsional, tampoco pago de impuestos ni seguridad social. El grave problema que Chile enfrenta con su sistema de pensiones, se ve agravado por la persistencia de masas de trabajadores en la informalidad. Al mismo tiempo que es imprescindible contar con mayorías parlamentarias, para aprobar la reforma de pensiones, la reforma tributaria y la reforma de la negociación ramal, también es imprescindible generar un dialogo social amplio.
Las cifras de empleo, recurrentemente muestran la insuficiencia del mercado del trabajo para absorber los aumentos de la fuerza de trabajo. Esta debilidad proviene directamente, de las magras cifras de crecimiento económico. Sin un pacto amplio por el crecimiento económico, ninguna reforma que implique gravar más la inversión va a ser viable. Incluso la modesta reforma de pensiones que se aprobaría a comienzos del próximo año, va a generar un encarecimiento del costo de contratación, cada vez que esto ha ocurrido, los ajustes se producen por la vía del aumento del empleo informal. Son temas que tienen un importante contenido técnico, y en los puntos de prensa de las autoridades, nunca se logran explicar en detalle. Lo que obliga a redoblar esfuerzos, a las autoridades de gobierno y al parlamento, para construir los consensos necesarios. Esto es urgente, ya que la ausencia de avances en esta materia, postergará nuevamente las modificaciones que la economía requiere, para volver a crecer.
El candidato a diputado por San Antonio en 2005, señor Velasco, clamaba en sus dos segundos de franja electoral Trabajo, trabajo, trabajo. Casi veinte años después, lo estamos escuchando por todo Chile.
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