Por mucho tiempo las raíces del socialismo chileno parecieron perdidas, pero hoy nuevamente toman relevancia, de la mano de una nueva impronta, donde los jóvenes y los movimientos sociales retoman un rol preponderante.
Claro está que desde el 2011 se proyecta este nuevo empuje social, entrando en un nuevo ciclo político, social y hasta espiritual si lo quieren ver astralmente. Siendo además una expresión que se condice con un cambio a nivel global, donde las personas buscan reconstruir las estructuras sociales, culturales y económicas que ha construido el capitalismo salvaje durante todo el siglo pasado y lo que va del presente. No es coincidencia que existan múltiples protestas en el mundo, en las cuales los motivos son bastantes similares, marcados por las injusticia y la desigualdad, por las guerras sin sentido y el afán de lucro sin límites, alimentado todo esto por la avaricia y la lógica capitalista-neoliberal individualista y de competencia. Ya nos dimos cuenta de que la riqueza y el bienestar no llegarán para todos y que no importan los medios para conseguir los recursos, poco importan las comunidades, la naturaleza o la misma humanidad, ya que somos meramente un instrumento de producción. Hace mucho tiempo que la economía dejo de estar al servicio del ser humano, sino que somos nosotros un insumo más en la cadena productiva, tal cual y como lo planteó Marx hace bastante tiempo, simplemente somos prisioneros de la esclavitud moderna.Lo que propone el socialismo chileno real, planteado desde hace mucho tiempo, es “entregar a los individuos la seguridad material que les permita ejercer en forma completa sus derechos políticos y desarrollar, sin restricciones que la situación actual les impone, sus iniciativas creadoras en relación con los valores del espíritu”.
Entonces es frente a esta situación que han surgido los movimientos sociales en Chile y en todo el mundo, es de esta manera que nacen proyectos de autogestión en nuestros país, donde jóvenes con convicción entran en las poblaciones y espacios públicos para hacer lo que los políticos y sobretodo los socialistas hemos dejado de lado, entregando cultura y contenidos de manera gratuita para una población que quiere auto determinar su destino, porque todos estamos cansados de vivir bajo el yugo empresarial y la burocracia estatal. Es así como en España surge un Pablo Iglesias, con su movimiento y ahora partido político “Podemos”, y también más cerca aún nuestros vecinos Bolivianos, con su “Gobierno de los Movimientos Sociales” y la instauración económica de lo que se conoce como “el socialismo comunitario del vivir bien”, concepto que a grandes rasgos consiste en que el estado a través del control de los recursos naturales y la producción industrial de bienes con valor agregado distribuye la riqueza priorizando el “valor de uso” y la necesidades de las personas por encima del lucro y la ganancia, de hecho elimina el concepto de acumulación de riqueza de manera privada y estatal, siendo las comunidades quienes determinan las necesidades y la convivencia entre la industria y la naturaleza.
Por otra parte tenemos el concepto acuñado por el economista austriaco Christian Felber “La economía del bien común”, que se está expandiendo por Europa y el mundo a pasos agigantados. Esta se presenta como una verdadera economía sostenible, regida por una serie de valores tales como: la confianza, honestidad, responsabilidad y la cooperación, siendo todo esto llevado a la práctica donde el éxito económico no es medido por indicadores monetarios como el beneficio financiero o el afán de lucro, en este nuevo sistema el balance financiero es secundario, siendo solo un medio para para aumentar el nuevo fin empresarial “el aporte al bien común”, de esta manera los excedentes del balance financiero serán utilizados para inversiones con plusvalía social y ecológica. Claramente es un sistema complejo que no explicaré por completo, pero que abre una puerta de esperanza para cambiar el orden actual de las cosas.
Pero ¿qué tiene que ver todo esto con el socialismo?, pues todo… porque tal cual como lo planteó Eugenio González en el programa del partido socialista de 1947 “Lejos de liberar a los hombres de las necesidades materiales, las fuerzas económicas desarrolladas por el capitalismo los mantienen en una servidumbre, de hecho que no sólo limita su vida física, sino que menoscaba sensiblemente las posibilidades de su vida moral. Los bienes de la cultura son, en mayor parte, inaccesibles para la mayoría de los hombres. La subsistencia del capitalismo amenaza la continuidad de la cultura, porque el capitalismo se afirma en la negación de la persona humana”. Este diagnóstico, hecho hace ya varias décadas, sigue teniendo sentido hoy y seguirá siendo así mientras nosotros no frenemos el avance depredador de estas fuerzas económicas, es por este motivo que tal cual como lo plantea en este programa, el socialismo revolucionario lucha fundamentalmente por el establecimiento de un nuevo régimen de vida y de trabajo, en que se den las mayores posibilidades de expansión de la personalidad humana.
En resumen lo que propone el socialismo chileno real, planteado desde hace mucho tiempo, es “entregar a los individuos la seguridad material que les permita ejercer en forma completa sus derechos políticos y desarrollar, sin restricciones que la situación actual les impone, sus iniciativas creadoras en relación con los valores del espíritu”. Esto no es más que un peldaño necesario para alcanzar la autogestión a todo nivel, social, cultural y económico, el socialismo no se trata de administrar un modelo económico o estatizar los recursos productivos, tiene un fin mucho más profundo y que se condice con los tiempos que estamos viviendo en Chile y en el mundo, tiene que ver con entregar a la humanidad la oportunidad de crear y desarrollarse en todo ámbito, ya sea científico, espiritual o cultural, entregándonos autonomía y decisión sobre nuestras vidas. Sin el yugo del sistema que nos obliga a ser un engranaje, dejando sin valor a millones de mentes creadoras que mueren de hambre o se encuentran enajenadas bajo la lógica capitalista.
Debemos rescatar y sobretodo ejercer el pensamiento socialista chileno, ofreciéndolo al mundo como solución viable a todos los problemas que aquejan a la humanidad.
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