Han pasado apenas unas horas de la cadena nacional en la que el Presidente Piñera anunció su reforma tributaria, y salta a la vista que uno de los principales cambios que pretende introducir es el término del sistema parcialmente integrado.
Uno de los elementos más destacados de la reforma tributaria de Michelle Bachelet era la introducción del sistema parcialmente integrado, ya que los socios o dueños de una empresa acogido a este sistema de tributación sólo podrían descontar de su Impuesto Global Complementario (IGC) el 65% del impuesto de primera categoría. A juicio del economista y Premio Nacional de Humanidades Ricardo Ffrench-Davis, el sistema parcialmente integrado introducía mayor progresividad al sistema tributario, haciendo que los que más ganan, paguen más. Y eso evidentemente impacta positivamente en la recaudación fiscal, permitiendo una mayor redistribución del ingreso nacional por medio del incremento del gasto público social.La propuesta de Piñera es negativa porque es regresiva y genera mayor desigualdad social. Los que más ganan pagarán menos, con el consecuente impacto negativo sobre la recaudación fiscal
Pero la propuesta de Piñera implica regresar nuevamente a la integración total. O sea, los dueños o socios de las empresas podrán descontar de su IGC el 100% del impuesto de primera categoría.
La propuesta de Piñera es negativa porque es regresiva y genera mayor desigualdad social. Los que más ganan pagarán menos, con el consecuente impacto negativo sobre la recaudación fiscal. Cuando se han asumido gastos permanentes, lo lógico es generar ingresos permanentes, y no reducirlos como se propone hacerlo el gobierno.
Éste no es un intento de simplificar la reforma, como meses atrás declaró a la prensa el ministro de hacienda Felipe Larraín. Por el contrario, es pegarle bajo la línea de flotación a la lucha contra la desigualdad, en un contexto marcado por los resultados de la CASEN, que muestran un estancamiento de la reducción de la pobreza y un empeoramiento de la distribución del ingreso.
La reforma del gobierno acrecentará la desigualdad, y por vía de una menor recaudación fiscal, la pobreza también. Pero habrán grandes beneficiados: las familias de mayores ingresos. Que no nos engañen.
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