Las exportaciones chilenas de salmón no son sólo un producto exótico en el mercado mundial y los volúmenes comercializados lo han convertido en el segundo producto chileno de exportación, después del cobre. Rusia es el cuarto mayor destino de las exportaciones chilenas de este producto, después de Estados Unidos, Japón y Brasil. En el 2018 las ventas a Rusia cayeron de 323 millones de dólares a 261 millones de dólares el año pasado.
En ese contexto, desde el año 2019 la mayoría de las empresas chilenas dedicadas a la exportación de este producto tienen prohibida la entrada para comercializar con el mercado ruso. La razón es una supuesta contaminación de antibiótico oxitetraciclina y productos químicos como cadmio y arsénico. Este hecho es negado por los productores chilenos del salmón, por tratarse a juicio de los especialistas, sólo de tipos de contaminación superficial, que han sido descartadas por organismos oficiales chilenos y laboratorios especializados en la estándares internacionales especializados para este tipo de exportaciones.
El uso del mencionado antibiótico fue desechado por las empresas hace bastantes años según señala la parte chilena. La parte rusa señala que sus estándares de calidad son muy altos para el producto chileno. De hecho dos compañías chilenas luego de las gestiones diplomáticas del estado chileno mediante Sernapesca ante autoridades rusas del rubro, fueron nuevamente habilitadas para la comercialización del producto. Este hecho si bien es positivo, no refleja la amplitud de los productores que desean reanudar la colocación del producto en el mercado ruso. La industria del salmón se ha visto resentida en sus exportaciones, ya que China mantiene cerrados sus establecimientos de comida en el país, en plena pandemia, hizo caer los volúmenes de las exportaciones añadiendo más incertidumbre al problema de la comercialización del salmón. Recordar que la industria salmonera entrega una cantidad considerable de empleos en la zona sur de nuestro país. En consecuencia, el bloqueo de las exportaciones del salmón chileno a Rusia a juicio de los representantes del sector no tiene explicación. ¿Por qué Rusia impide la entrada del salmón chileno?
Hasta 1973 las relaciones entre la URSS y Chile transitaron por la cooperación y en la época del Gobierno de Salvador Allende se estrecharon ideológicamente, pero básicamente a niveles económicos, poniendo énfasis en la colaboración técnica, muy habitual como estrategia política de Moscú. Con todo, nunca la URSS pensó seriamente en la posibilidad de volver un satélite de la órbita socialista a Chile, las estrategias políticas soviéticas tenían otros objetivos en Latinoamérica. Moscú se entendía directamente con el PC chileno, al cual si le prestó ayuda en tiempos difíciles. Este nivel de relaciones nunca volvió a ser el mismo tras del retorno a la democracia en 1990. Luego de la caída del muro de Berlín, Chile retomó una agenda multilateral, siempre velando por las buenas relaciones con Estados Unidos.
El reacomodo de las potencias ocurrido luego del fin de la Guerra Fría, situó a Rusia en un lugar secundario que lentamente fue remontando para intentar disputar la hegemonía norteamericana, y posteriormente de la emergente China, situándose como impugnadora del liderazgo norteamericano en el mundo y principalmente en Europa. Con todo, hoy no sólo las armas nucleares y los tanques son suficientes para establecer algún tipo de poder en el concierto internacional. La influencia económica y el proteccionismo han pasado a centrales en el diseño de la política exterior rusa.
La cancillería chilena a petición de las compañías exportadoras del salmón intenta mediar en esta pequeña guerra comercial, que está a medio camino entre el proteccionismo ruso y la posibilidad de influir en la política sudamericana a través del expediente comercial
Hoy Putin enfrenta una serie de conflictos que tienen una doble lectura política y económica: Ucrania, Bielorrusia y países centroeuropeos como la República Checa que sostiene una guerra diplomática de amplios alcances por temas de espionaje. El suministro de Gas a la Comunidad Europea y la construcción de un oleoducto por el mar báltico tienen a la diplomacia rusa enfrascada en un conflicto con la dirigencia europea. En este contexto, Vladimir Putin apuesta al proteccionismo económico y a una política de influencia a escala mundial. En Latinoamérica salvó países señalados como Nicaragua y Venezuela que reciben asistencia técnica y armamento. Asimismo el petróleo venezolano es crucial para el líder ruso. Con todo, no hay mayor impacto en las políticas autocráticas que intenta esbozar Putin en Latinoamérica. Este estilo del líder ruso se ve lejano, pero ante el problema actual de las exportaciones de salmón, la posibilidad de influir en la política sudamericana es una realidad.
Desde hace ya décadas que los sucesivos gobiernos chilenos proclives a Estados Unidos, han visto a Moscú sólo como un receptáculo de las exportaciones, manteniendo una política ajena a consideraciones ideológicas y menos tendientes a establecer algún tipo de puente político comprometedor. Un ejemplo es la nula entrada de vacunas Sputnik a Chile, no así a la vecina Argentina que recibió de buena manera dichas vacunas. Por otro lado, el intenso comercio de Chile con la Comunidad Europea condiciona cualquier asomo de compromiso político con Rusia. Ejemplo es el apoyo que la cancillería chilena entregó a Praga, en medio del conflicto con Moscú, tomando posición ante esa escalada que involucra a varios países europeos. En este contexto, la cancillería chilena a petición de las compañías exportadoras del salmón intenta mediar en esta pequeña guerra comercial, que está a medio camino entre el proteccionismo ruso y la posibilidad de influir en la política sudamericana a través del expediente comercial, para logra ventajas y algún tipo de alianza que Moscú después de la Guerra Fría ve como bastante lejana. Es posible que Rusia endurezca las restricciones comerciales a mediano plazo para favorecer a productores nacionales, asimismo, influir en países que puedan representar intereses económicos y políticos, ya que Chile es un país claramente exportador de materias primas, y posee un porcentaje importante de la riqueza cuprífera mundial, rival en el mercado mundial de Rusia en esa esfera.
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