Recursos naturales: ni conservacionismo ni economicismo

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¿Cuál es la lógica del uso de los recursos naturales en Chile? Ninguna, simplemente es un blanco y negro, «O se protege o se explota»

Durante el último tiempo, Chile ha sido bombardeado con controversias ambientales. Mi memoria recuerda, ya casi con nostalgia, el caso emblemático de la “Celulosa Arauco” que causó el déficit nutricional de los cisnes de cuello negro en el Río Cruces, y que marcó la coyuntura de la conciencia ambiental en Chile. Posteriormente y de manera creciente, la sociedad chilena se ha enterado de múltiples nuevos escándalos que se relacionan con el medio ambiente y los recursos naturales del país, entre los cuales, los casos insignia (sin restar importancia al resto de las iniciativas) son, evidentemente,  el proyecto Pascua-Lama, la central de Barrancones y el proyecto Hidro-Aysén.

Estos son los más conocidos por el público, y destacan por su perseverancia en comparación de muchos otros casos que son de igual o mayor relevancia, como por ejemplo la contaminación absurda que toma lugar en el cordón industrial de Puchuncaví, donde el tema jamás ha podido tomar fuerza a nivel nacional (comparativamente).

Cada vez que se considera el deterioro de la calidad medio-ambiental (en cualquiera de sus dimensiones) comienzan a surgir los argumentos en contra y los argumentos a favor. El problema es que, de esta misma manera surgen los héroes y los bandidos, y cada uno posee un número considerable de argumentos no menos válido que el contrario.

Muchos de los “ambientalistas” argumentan que existen motivos suficientes, que exceden los intereses «económicos», para preservar una determinada locación. Mientras que los empresarios sacan argumentos que apelan al desarrollo económico y el bienestar del país. Es en este contexto, que ambas partes parecen olvidar un aspecto muy importante, el cual se refleja en dos polémicas ambientales actuales: i) la extracción del litio y ii) el futuro de la legislación pesquera (ambas profundamente complejas).

Cualquier texto de economía explica que esta ciencia tiene por objetivo estudiar la distribución apropiada de los recursos que son escasos para satisfacer las necesidades del ser humano. Pero cada vez que leo y veo los planteamientos de los héroes y los villanos, se presenta una serie de argumentos conservacionistas y financistas que lo único que causan es confusión y división de dos sectores que deberían estar cooperando por una mejor distribución de nuestros recursos naturales.

Es primordial que las discusiones trasciendan más allá de esta rivalidad, y se cuestionen políticas de desarrollo, que se hagan análisis de costo/beneficio y sustentabilidad, y no solamente informes de impacto ambiental y de costo/eficiencia. Necesitamos iniciativas legales que incorporen la participación ciudadana real sin caer en la extrema burocracia. Se necesita dejar a un lado las ideas totalitarias y promover el “¿qué hacemos?”; aquí, los argumentos financieros y conservacionistas deben ser sólo una parte de los fundamentos de un proyecto. Es momento de que nos pongamos serios de verdad, debido a que los recursos naturales sí son escasos y algunos ya se están acabando.

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Foto: El Ciudadano / Licencia CC