#Economía

No es pobreza es falta de dinero

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Así, con esa simple frase mi hija Sofía de 10 años terminó la discusión respecto a la los problemas de liquidez en nuestra economía familiar. La frase, dicha con la inocencia de una niña que no maneja conceptos económicos y a quien nunca la CASEM le ha consultado opinión alguna respecto a la realidad económica de su familia, me terminó por motivar a hacer una evaluación de lo que somos como núcleo familiar en el concierto económico de nuestra sociedad. 

En términos reales, la mayoría de las familias Chilenas pertenecemos a una clase media más bien aspiracional, una clase media que se reconoce y es feliz con lo que tal vez tenga mañana, sin disfrutar en lo inmediato lo que realmente tiene, es común auto definir niveles de pobreza en relación a los gustos de cuales nos priva la economía doméstica en vez de asignar o dar riqueza a lo que realmente somos capaces de alcanzar. En términos simples a una gran mayoría de la clase media aspiracional le deprime o violenta no tener la palta en la mesa y se olvida de disfrutar por esa sola ausencia del jamón o el queso.

En Chile, una amplia mayoría se autodefine como pertenecientes a la clase media, como si eso inmediatamente le reportara niveles de satisfacción que otros grupos no pueden alcanzar, ¿Pero cuantas familias de esa clase media son capaces de vivir con la satisfacción de disfrutar el verdor de su prado sin envidiar el del vecino? ¿Cuántos de nuestros hijos muchas veces se deprimen por no tener la última consola de juegos y olvidan que en el garaje tiene guardada hace años una bicicleta que en otras épocas serían la delicia y el desafío de cualquier niño?

Nuestra clase media, mi clase media, se enfrenta día a día al bombardeo comercial y social que pretende definir los parámetros en los cuales debemos estar para no ser arrojados a niveles de calificación que podría empujarnos a la condena de no pertenecer a tan selecto grupo social. El último Smart TV de 60 pulgadas, el último celular de amplia gama, cambiar el auto por uno que no exceda el penúltimo año, vacaciones en algún lago sin importar las cuotas en las cuales me voy a endeudar, etcétera. Todo se puede contar y poner en Facebook o instagram, la foto con el último gusto familiar para seguir siendo parte de una club que lo quiere todo, que no tiene mucho y enviada aún más.

"Nuestra clase media, mi clase media, se enfrenta día a día al bombardeo comercial y social que pretende definir los parámetros en los cuales debemos estar para no ser arrojados a niveles de calificación que podría empujarnos a la condena de no pertenecer a tan selecto grupo social."

Cuánta razón tiene mi hija Sofía, no hay pobreza, solo escases de dinero. En comparación con otras décadas las nuevas generaciones lo tienen casi todo y disfrutan de casi nada, porque mientras el pasto del vecino esté más verde y no tenga en mis manos el último chiche tecnológico de moda, simplemente no somos nada, pero como dijo mi hija no somos pobres, solo no me alcanza la plata para lo que mi grupo social me demanda.

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1 Comentario

Jenny González

La etapa de la vida que muchas veces quisiéramos mantener, el pensamiento concreto, que todo sea como lo vemos, sin hacer mayores análisis, no pensar en nada más que lo que tenemos en frente, bendita infancia..dulce y sabía Sofía