Más que impedir el lucro, ya que sin importar como se legisle, siempre encontrarán alguna forma de hacerlo, por lo tanto, lo mejor es transparentar y controlar el lucro.
Ahora, nuestro verdadero problema es estar sometidos a un modelo neoliberal al que no le gusta que lo regule, un modelo que cree dogmáticamente que el libre mercado se puede auto-controlar sin necesidad de fiscalizadores externos y mucho menos si vienen del temido Estado. Pero la evidencia demuestra que los excesos son a todo nivel, tanto de la banca, retail, AFP, isapres, colegios y universidades privadas, etc. Más aun, han producido la desigualdad que se refleja al tener el peor índice GINI de la OCDE. Desigualdad que es gracias a que el poder y el dinero se concentra en unos pocos, y el resto de la ciudadanía o se ve impotente por carecer de herramientas reales que le permitan defenderse y denunciar las injusticias y otros, que no son pocos, no tienen idea como abusan con ella.Los hechos demuestran que libertad e igualdad no van de la mano. Si se quiere igualdad, el gobierno debe legislar para quitar libertad, ya que debe regular, debe fiscalizar, debe crear leyes que controlen e impidan los abusos.
Hoy, esto más parece ley de la selva, donde impera el poder del más fuerte. En nuestro caso son los grandes empresarios, quienes con su poder de lobby pueden influir y controlar a políticos de todos los sectores y así obtienen leyes que los favorecen ampliamente. Y si se llegan a proponer leyes que están en contra de sus intereses o bien la ley no sale y si lo hace, pasa a ser un simple saludo a la bandera por su poca utilidad. Ejemplos recientes son las reformas que propuso este gobierno, como la tributaria, laboral y educación gratuita. Todas salen a medias y sin cumplir los objetivos iniciales.
Las empresas al funcionar bajo el principio de “maximizar las utilidades y minimizar los gastos” y poder así satisfacer a sus accionistas caen en excesos, como; producir artículos de baja calidad, pagar malos sueldos, contratar menos personal del necesario, no efectuar las manutenciones requeridas, ponerse de acuerdo para fijar precios con otras empresas del mismo rublo, crear relaciones verticales (como las Isapres con los laboratorios y centros médicos), etc. Las pocas entidades que se crean para fiscalizar al empresariado hoy son perros sin dientes, como el Sernac, o son como las superintendencias, integradas por gente estrechamente ligada a los mismos que tienen que fiscalizar.
Los hechos demuestran que libertad e igualdad no van de la mano. Si se quiere igualdad, el gobierno debe legislar para quitar libertad, ya que debe regular, debe fiscalizar, debe crear leyes que controlen e impidan los abusos.
Como solucionar esto, primero los seres humanos no podemos vivir con un sistema desregulado y de total libertad, ya que invariablemente, si hay dinero y/o poder de por medio, se cometerán injusticias.
Aparte de tener buenos Sindicatos que hablen de igual a igual con el empresario, necesitamos entidades fiscalizadoras fuertes, con funcionarios honrados y bien pagados para que no acepten coimas. Entidades que regulen, para que los contratos sean claros y sin letra chica, donde la información entregada sea trasparente y de fácil comprensión, etc.
Debemos modificar las leyes y dar atribuciones al Sernac para que le salgan dientes y crear Sernac, para la salud y la educación, que también sean perros, pero con dientes y de esta manera proteger la parte débil de la sociedad, que la formamos todos aquellos ciudadanos comunes que no somos ni empresarios ni políticos.
En un mundo altamente globalizado comercialmente, esto de fiscalizar no es solo para empresas nacionales, también se deben crear leyes que se puedan aplicar internacionalmente y así controlar eficientemente las empresas multinacionales, e impedir que tratemos comercialmente con países y empresas que producen y fomentan la esclavitud y el trabajo infantil.
Para terminar, con estos artículos no busco satanizar ni guardo envidia a los grandes empresarios, ya que esto de que una élite controla y abusa del resto de la sociedad, no es nada nuevo, viene desde que inventamos la ciudades hace unos 10.000 años, con ella nacieron las clases sociales. En un principio la élite la formaban reyes y sacerdotes, luego serían los militares con sus dictadores. Luego vendrían los políticos. Y hoy, producto de la globalización esto está cambiando, y las reglas las están colocando quienes dirigen las grandes compañías transnacionales y aquí no funciona la democracia. Actualmente, son 147 las corporaciones que controlan la economía mundial, según lo revela un estudio publicado en la revista científica PlosOne “The Network of Global Corporate Control”. Es decir, nosotros los ciudadanos comunes, hasta ahora somos siempre el jamón del sándwich y nos está dando lo mismo quien gobierne, ya que al final es un ministro de Hacienda, guiado por el BM y el FMI, quien determina que se hace y que no.
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21 de septiembre
«codicia y corrupción”: A los administradores de los grandes bancos cualquier medio les sirve para maximizar sus ganancias
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