Aunque a priori trabajar 4 horas menos por el mismo sueldo podría parecer justo y agradable para todos y aceptando el hecho de que más tiempo con la familia siempre es bueno, ingresé a change.org para conocer la propuesta en detalle y ello me inspiró a escribir esta columna.
¿Trabajamos 44 horas? Esa es la gran pregunta que debemos partir por hacernos, para ser honestos yo creo que no, con más de 11 años trabajando en el sistema público, puedo dejar muy en claro que “sacar la vuelta” es ley; entre desayuno, cigarrito y conversa de pasillo, son muy pocos lo que realmente dedican su 100% a cumplir con los objetivos; es más, si consideramos el tiempo que se invierte en redes sociales y revisar emails no laborales, calculo que un 75% del tiempo con suerte es pega. Pero la culpa no es del trabajador, sino del sistema en sí.
La inexistencia de una planificación estratégica dentro del sistema público y la ausencia casi abismal de descripciones de cargo actualizadas, conlleva a que se contraten a 20 para hacer la pega de uno (que normalmente está preocupado de otra cosa), la proactividad y la eficiencia muchas veces son vistos como males mayores, en cambio la simpatía y el buen humor, son razones para pedir un aumento. En la otra vereda, el sector privado, donde el jefe manda, los bonos existen, la competencia es dura y la meritocracia vale.
Sostener que nuestra calidad de vida cambiará con cuatro horas menos es una falacia, de hecho creo que hasta puede producir más estrés, porque si llegamos a concentrar la jornada, varios se darán cuenta que ya no pueden dejar para más rato lo que debieron entregar ayer, generando un freno sustantivo en la lentitud del sistema.
Así que Diputada Vallejo, más allá de nuestras diferencias ideológicas, le pediría que con la misma tenacidad que defiende esta idea, evaluara el problema del transporte público, la calidad de la información que transmiten los medios de comunicación, fortaleciera la modernización en recursos humanos del sistema público y lo que es más importante, presentara medidas que ataquen el autoengaño, porque muchos de los que hoy creen que esas 4 horas les podrían cambiar la vida, van a llegar antes a la casa a hacer lo mismo que hacían 4 horas después.
Para dar un ejemplo, ¿Sabía usted que es raro encontrar en Chile un médico de atención pública que cumpla su horario íntegramente? O ¿Sabía que las personas llegan a las 7:30 para que las atiendan a las 10:00? Si queremos resolver el estrés en el país, partamos por áreas sensibles y no impulsemos una medida cosmética que más encima, da lo mismo.
Si supiera la cantidad de auxiliares que he conocido trabajando horas extra que nadie les paga, única y exclusivamente por el miedo a perder la pega, se escandalizaría, más si le digo que los sindicatos no hacen nada al respecto. En fin, la gente con menos preparación y formación en este país la sufre y probablemente se emociona al verla a usted prometiendo que llegará a las 16:00 a la casa, pero a la hora de la verdad, igual trabajará hasta las 18:00 y hará los turnos más desagradables porque del dicho al hecho…. Ese proyecto de ley no se ha escrito.
Lo más paradójico es que el otro día vi en el canal del gobierno un docureality donde los mismos parlamentarios comentaban como sacaban la vuelta, como capeaban en la cafetería y como tienen la posibilidad de excusarse de ir al congreso. Así que en vez de legislar sobre una utopía, mejor armemos un proyecto para que los honorables cumplan con la pega, lleguen a votar y no se peleen por ser parte de comitivas que salen a pasear al extranjero. ¿Le parece?
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