Mucha agua ha corrido debajo del puente desde que se inició el período democrático en nuestra nación. Si bien es cierto que en este lapso hubo algún crecimiento económico producto de aprovechar la maquinaria industrial inerte producto de la hecatombe económica generada por la dictadura, y por otra parte del interés de inversionista extranjero en explotar la gran minería, con gran éxito para estos, cuyo incentivo fue provocado por los economistas libremercadistas.
Lo que no se ha dicho son las características de la llamada inversión extranjera. Estas -en su gran mayoría- no fueron para desarrollar nuevas industrias o nuevos ejes de desarrollo sino que para invertir en lo ya consolidado.
La consecuencia fue un crecimiento tanto en la minería como en el desarrollo económico de la nación, todo este beneficio -como digo- de aprovechar el parque industrial inactivo, salvo el sector agropecuario y la agroindustria de exportación, quienes si han innovado y siguen firme en ese camino con la gran virtud de comprender que agricultores asociados y la agroempresa pueden llegar a un final de éxitos permanentes.
Lo que no se ha dicho son las características de la llamada inversión extranjera. Estas -en su gran mayoría- no fueron para desarrollar nuevas industrias o nuevos ejes de desarrollo sino que para invertir en lo ya consolidado, es decir -en términos campesinos- comprar sandías caladas y de rendimiento seguro, como adquirir mayoritariamente el negocio de las AFP, de las Isapres, construcción de caminos con licitaciones permisivas que garantizan abundantes utilidades, compra del sistema generador de electricidad y la red distribuidora de energía del país, adquisición de la red nacional de distribución de agua de consumo humano entre otras; y como expertos negociadores aprovechan las falencias del sistema contralor financiero económico del ejecutivo para aumentar, más, el rendimiento de la empresas adquiridas.
Los economistas libremercadistas hoy en día están siendo cuestionados a nivel internacional, denunciados como responsables de la actual crisis mundial. Son estos mismos los que siguen en nuestra nación proponiendo el estímulo a la inversión extranjera, la cual no llegará, porque lo que realmente les interesa está en sus manos y nunca se ha visto inversión extranjera en nuevas e innovadoras empresas de importancia, es tan así que casi el 70% de la estructura clave nacional está en su poder, es decir, estamos sometidos a la influencia comercializadora de este tipo de inversionistas.
Por supuesto llegamos a esta triste condición con el beneplácito de quienes fueron formados en el área de la economía en base a un sistema de crecimiento de la libre competencia sin entender que esto no es entregar las bases fundamentales de la nación a manos extranjeras como señal de la libre competencia. Craso error porque esta competencia leal y correcta no se ha realizado, peor aún, se han consolidado los monopolios en las diversas actividades en perjuicio de los verdaderos emprendedores quienes no pueden consolidar sus empresas por presiones de los monopolios y por compra perversa del dominador.
Es hora de que veamos la manera de terminar con la guerrilla de pareceres por la cual atravesamos y con sentido de sociedad como un todo. Los buenos empresarios, profesionales, académicos serios con sentido de la ecuanimidad y no de beneficio personal, y los trabajadores veamos la manera correcta de salir de este atolladero económico debido a la mala concepción e interpretación de las leyes económicas y sociales.
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