Suena a cantaleta barata cuando los sacerdotes del neo-liberalismo como Andrés Velasco y el ministro Larraín acusan a la reforma tributaria de Michelle Bachelet de provocar una reducción en la inversión extranjera y la detención del crecimiento económico.
En primer lugar, Chile es una economía excesivamente expuesta a los flujos financieros internacionales. Su mercado abierto la hace débil en este sentido, y por ello una transformación sustancial a la economía chilena se debe poner en marcha si se espera cumplir con las expectativas ciudadanas (empresarios y trabajadores).
La crisis europea es vista para las derechas latinoamericanas, y en especial la chilena, como el símbolo que permite mentir a los ciudadanos de a pie sobre sus causas y efectos críticos en las sociedades avanzadas. Nos dicen falsamente que producto del gran Estado del Bienestar que tenían estos países, de su “desproporcionado” gasto público en materia social, fue que se derrumbaron sus economías. Esto es sencillamente mentira.
La crisis económica es producto de la destrucción de las economías nacionales, la política de los Estados a manos de la especulación financiera que crearon, y siguen reproduciendo un mercado artificial de intercambios a la velocidad de la banda ancha y satelital. De bonos, fondos, intereses, etc. Su inestabilidad demostró que si bien algunos pocos en el mundo se han convertido en millonarios hasta el infinito y más allá, la mayoría debe sufrir los dolorosos costes de su lado más oscuro.
Bancos centrales (particularmente el Europeo) y los gobiernos se ven atrapados por las decisiones globales de los fondos de inversión, que aún con crisis, han continuado ganando grandes sumas de dinero, mientras en muchos países como España, Grecia, Irlanda, Portugal e incluso la misma Francia, las personas han perdido casas, bienes y por sobre todo derechos ganados con sangre en las dos últimas guerras mundiales del siglo XX.
La crisis económica es producto de la destrucción de las economías nacionales, la política de los Estados a manos de la especulación financiera que crearon, y siguen reproduciendo un mercado artificial de intercambios a la velocidad de la banda ancha y satelital.
Ha sido la especulación y la perdida del poder político sobre el poder financiero el gran culpable de la crisis que actualmente vivimos. No lo es en ningún caso las garantías y derechos sociales expresados en salud, educación, trabajo y vivienda.
Chile debe realizar una gran reforma tributaria que no sólo recaude, sino también redistribuya de otra forma. Pero también debe generar una discusión y reflexión respecto de ¿cómo transformar su economía?. Frente a la amenaza global de los mercados financieros, es muy probable que la pregunta comiencen a realizarla otros círculos, pues lo de hoy es insostenible y nos está empobreciendo, destruyendo nuestro medio ambiente e hipotecando seriamente el futuro no sólo de los chilenos, sino de la sociedad global.
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Arturo
Continuamente se aparece la idea de acabar con el «neoliberalismo» invocando la vuelta del mercantilismo. Es decir, que el estado se vuelva fuerte, cierre sus fronteras, y actúe adentro como padre de familia (cuidando y normando a los ciudadanos) y hacia afuera como el mas fuerte de los neoliberales, vendiendo lo mas alto posible sus productos y generando una balanza comercial positiva a ultranza.
La comunidad económica europea trató de generar eso a nivel de macrozona, pero tropezó en que, internamente, sus integrantes no eran iguales, no se comportaban de la misma forma. El caso es que, para inventar una igualdad, se apoyaron en el sistema financiero para hacer creer que Grecia era igual que Alemania, aunque trabajaran la mitad y no pagaran impuestos. La plata disfraza todo, incluso los conflictos latentes. En algún momento el sistema financiero tambaleó y todo el castillo de naipes se cae, mostrando la realidad de las cosas.
En el caso de nuestro país, se quiere generar igualdad a la fuerza, amparados en un mercantilismo (p.ej, que el Estado sea dueño de casi todo, y lo venda caro en el mundo, para que entre mucha plata; y que aplique impuestos a destajo). Esto es posible, hasta cierto punto; típicamente se termina con una oligarquía monopólica (el Estado termina entregando concesiones a grupos afines) tipo la Argentina. Y con una destrucción de valor y competitividad enorme, pues la igualdad se construye en base a aumentar el poder adquisitivo de las personas en forma abrupta, generando inflación desmedida.
Esta fórmula es ya archiconocida. Para lograr, establemente, condiciones de equidad, se deben lograr otros parámetros, como son el de generar polos de desarrollo interno, a través de nuevas industrias, y acabar de una vez por todas de la dependencia del cobre; y acompañando aquello, un nivel educacional de alto nivel, que de el piso REAL a un nivel de remuneraciones mas alto. De lo contrario, seguiremos el camino de los mismos que tienen sus países destruidos.
Wally
Como respuesta a la crisis, muchos países se están aislando económicamente. Según un estudio reciente, tan solo en los últimos 12 meses, se registraron 400 medidas de proteccionismo para impedir …
otto.mauser
primero que nada hay que disolver la idea de que se trata de una crisis y no solo en su forma sino que tambien los efectos que produce ya que se trata efectivamente de un ajuste decresivo de la economia con efectos regresivos en los ingresos de los sectores mas amplios de la poblacion
en otras palabras es la aplicacion de una economia de la miseria lo cual disfrazan con aquello de economia social de mercado o simplemente neoliberalismo que de neo no tiene nada ya que es una continuacion de politicas oligarquicas y de liberalismo tiene menos que nada ya que es simplemente capitalismo salvaje
o sea acumulacion de recursos de inversion en proyectos de emprendimiento recogiendo esos recursos mediante ajustes degresivos que solo benefician a la clase politica que se vende a los que hacen las inversiones y no a los que trabajan por un salario