Debo admitir que si hay algo que reconozco en Axel Kaiser, es que reconoce que la desigualdad no le importa nada. Según sus ideas la libertad está por sobre ésta y el problema principal es la pobreza y no en la abismal diferencia entre quien más gana y el que menos. Es una postura ideológica que en Chile es la que impera aunque hoy curiosamente todos quienes forman parte de la derecha hablen de igualdad y equidad como si fuera lo mismo; como si todos ellos también quisieran una sociedad igualitaria.
La cosa es que no. No todos quieren una sociedad con valores socialdemócratas y Kaiser es uno de ellos. Él habla de la libertad como si ésta fuera la base de una sociedad civilizada bajo el argumento de que el hombre siempre querrá conseguir ganancias por sobre el otro y que-como nos han dicho por años- así es el ser humano, como si las sociedades no fueran precisamente lugares en donde el individualismo deba ser corregido por medio de leyes que nos garanticen el común cohabitar.Por eso es que este personaje muchas veces causa vergüenza hasta en los mismos sectores más conspicuos de la derecha más neoliberal. Ya que él los pone al descubierto frente a nuestros ojos y porque lo que dice en público es lo que los grandes empresarios comentan en sus oficinas.
Para Kaiser la economía habla por sí sola. El Estado es un estorbo porque lo relaciona con autoritarismo, con la fuerza de una burocracia que le parece impresentable frente al libre actuar de empresarios que deben funcionar de acuerdo con los imperfectos designios del mercado, como si ellos no usaran éste a su favor. Como si dicho argumento de la imperfección no fuera una simpática excusa para obviar el tema principal: el mercado libre es una ilusión, ya que no hay libertad sin niveles de igualdad, cosa que, como usted sabe, en Chile no existe.
Pero eso Axel no lo ignora, sino que dice que lo ignora. Es tanta su simulación que hasta escribió un libro llamado “La Tiranía de la Igualdad” en un país como el nuestro en donde todo es desigual. Este acto de simular lo supongo porque en una sociedad que es incluso más neoliberal que Estados Unidos, el pensador de derecha viene a criticar una aspiración, como si eso fuera lo que está imperando hoy en día en nuestro país. Hay que ser muy buen simulador o por último estar muy ajeno de la realidad para creer que las reformas que se pretenden hacer son una imposición y no una manera de intentar salir a algo que precisamente fue impuesto.
Axel Kaiser cree estar viviendo en una dictadura marxista que solamente vive en su cabeza, e intenta decirle extremistas a quienes buscan reformar aunque sea un poquito el dogma que él profesa. Es cierto que tal vez es rescatable que en un país en donde sus colegas ideológicos dicen defender la realidad, él sea capaz de decir que está defendiendo lo que piensa y no lo que “debe ser” como todos en su sector lo hacen, pero eso no nos puede llevar a evitar mirar que sus postulados no son más que beligerantes ensoñaciones de lo que pasa en Chile, ya que nada de lo que dice o intenta decir rodeado de citas a economistas que o bien fracasaron o solamente funcionaron en Chile- que parece ser lo mismo-, está acorde a lo que pasa realmente acá.
Y tal vez lo positivo de ello es que Kaiser pone en evidencia lo que los ideólogos de nuestro Chile actual no se han atrevido a mostrar. Pone de manifiesto sin querer que quienes dicen circular por la vereda de la cordura y la estabilidad, no son más que fanáticos de un dogma que les resultó hasta que alguien se paró y preguntó si era tan cierto lo que se daba por real. Hasta que gente salió a la calle y se atrevió a poner en cuestión lo que parecía incuestionable.
Los arranques de Kaiser nos han llevado a identificar lo que hay al frente. Su nulo entendimiento de lo que realmente se vive diariamente en Chile y sus teorizaciones son lo que ponen en claro que hay muchos que aún no tienen ningún interés en conocer lo que sucede, sino que siguen con las ansias de poner al mercado como una especie de salvador de toda posible debacle. Todo esto sin el más mínimo esfuerzo por preguntarse si es que hay algo realmente que corregir o derechamente cambiar en lo que ellos profesan con la Biblia en la mano.
Por eso es que este personaje muchas veces causa vergüenza hasta en los mismos sectores más conspicuos de la derecha más neoliberal. Ya que él los pone al descubierto frente a nuestros ojos y porque lo que dice en público es lo que los grandes empresarios comentan en sus oficinas. Porque lo que él comenta en grandes salones, es lo que los creadores de este sistema tal cual está temen decirnos de manera fuerte para que así no nos demos cuenta de que no son los garantes de la estabilidad, sino más bien simples fanáticos. Con poder, pero fanáticos al fin y al cabo. Por lo dicho, es que no me queda más que agradecerte Axel por hacernos ver lo que no quieres que veamos.
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