Desde que a fines de 2005 Endesa, a la fecha con cero instalación en Aysén, comenzara a regalar cuadernos a destajo entre niños de básica y media del sur de la región, particularmente de Cochrane, supimos que el período de ofertones había comenzado.
Eso sí, lo que a muchos escandalizó -porque eran caballitos de Troya con represas en su interior, porque las familias de esos pequeños deberían hacer observaciones ciudadanas al futuro EIA o por lo inmoral de someter a ciudadanos aún en formación a descarada propaganda empresarial en las propias aulas – otros lo vieron como una oportunidad.
Lo que vino después dejó esta distribución de útiles con logo y venta de altruistas fines institucionales como un juego de cabros chicos: becas escolares, financiamiento directo a clubes deportivos, sindicatos y corporaciones inexistentes hasta antes de la llegada de la trasnacional, y donaciones para cuanto encuentro se organiza han sido sólo parte del giro en expansión de la eléctrica. Se ha llegado a tal laxitud en la ética y la estética que no extrañaría que mañana algún político pida abiertamente que la empresa le compre el voto, escudándose en la necesidad de su gente, y en que cada uno es libre de hacer con su vida y preferencias políticas lo que quiera.
Los cuadernos fueron una bicoca comparados con el caballito de batalla de HidroAysén: tarifas eléctricas baratas, cuya fórmula fue presentada en 2008. En corto: invertir U$ 85 millones para inyectar como generadora 27 MW en minihidros y parques eólicos a los distintos subsistemas de Aysén, los mayores hoy monopólicamente en manos de Edelaysen. Avisaron, eso sí, que tal acción requería de un cambio normativo, el cual estaban dispuestos a llevar adelante con la Comisión Nacional de Energía.
Bastó sólo este anuncio para que quienes anhelan un desarrollo basado sólo en el crecimiento económico se subieran por el chorro asegurando que HidroAysén es sinónimo de menor costo en la cuenta eléctrica. Muchos no tienen idea ni les interesa el mecanismo propuesto. Tampoco si es viable o no.
Pero aún faltaba saber si para tal cambio legal bastaba con que la empresa se pusiera de acuerdo con el gobierno de turno. De ser así, harto viable era porque no veíamos al gobierno de Bachelet ni de Piñera poniéndole problemas a HidroAysén. Más allá de algunos amagos de dureza de autoridades locales y nacionales, la generalidad es que en muchos casos el Ejecutivo baile al ritmo de la empresa. El retraso en la declaratoria del Paso San Carlos como monumento histórico y los cambios de informes en servicios públicos para beneficio de la eléctrica son un mínimo ejemplo de aquello.
Este fin de semana se ha dilucidado la duda planteada a muchos especialistas y autoridades, incluido el ministro de Energía, quienes nunca dieron una respuesta concreta. Fue un consultor experto en sistemas regulatorios quien reconoció que tal posibilidad sólo podría concretarse con una norma tramitada en el Congreso Nacional.
¿Y esto qué tiene de complejo? alguien se preguntará. Mucho.
Porque con el nivel de rechazo a HidroAysén y la cantidad de represas y termoeléctricas que operan hoy en Chile -o que quieren hacerlo en el futuro- no serán pocos los parlamentarios que querrán que la hipotética “Ley del Aysén Eléctrico” también beneficie a sus electores. Veo ya a las comunidades aledañas a las centrales hidroeléctricas Pehuenche, Colbún, Ralco, Pangue y Rapel, y a las termoeléctricas Ventanas, Bocamina, Tarapacá, Angamos, Hornitos, Mejillones y Tocopilla, entre muchas otras, exigiendo su propia energía barata. Y veo también a los propietarios de tales instalaciones oponiéndose con fuerza a que se les grave vía ley ex post facto para homologarles a HidroAysén. Y al final de este túnel premonitorio, veo años de tramitación legislativa para llegar a un consenso.
Aunque otras alternativas siempre fueron que HidroAysén adquiriera Edelaysen o que entregara un subsidio directo a la demanda, eso ya no fue incluido como anexo a su EIA, donde quedó plasmada su mentada fórmula de 27 MW de ERNC por fuera.
Hay quienes dicen que lo que han hecho Endesa y Colbún en todo este proceso es publicidad engañosa. Puede ser. Lo que sí está claro es que, en este caso en particular, se las dieron mañosamente de Santa Claus con los renos del vecino. Donde los vecinos son 120 diputados y 38 senadores. Y los niños que corren el riesgo de quedarse sin regalos, los ayseninos que aún creen, a pesar de lo que ha ocurrido en todo el orbe, en este interesado y moderno Viejo Pascuero trasnacional.
———
Foto: larsjuh / Licencia CC
Comentarios