Durante los últimos meses hemos sido testigos de como el desempleo femenino ha alcanzado niveles históricos en Chile y el mundo a causa de la pandemia por el Covid-19. Hace exactamente una década, el Instituto Nacional de Estadística (INE) cifraba la desocupación femenina en nuestro país en un 9,8% y hoy, según la Encuesta Nacional de Empleo realizada por la misma entidad, entre abril y junio de este año la cifra llegó al 11,7%.
Por otro lado, según el Centro de Políticas Públicas de la Pontificia Universidad Católica, durante todo el 2020 se han perdido cerca de dos millones de empleos y caído la proporción de ocupados en un 17,3%, en el grupo de hombres, y en un 23,5% en el caso de las mujeres. En estas últimas, además, ha descendido la tasa de participación desde un promedio anual de 52,5% en 2019 a 47,3% en el trimestre abril-junio del presente año, lo que evidencia que la proporción de inactivas aumenta con celeridad y estaría superando las 4.700.000.Un reciente estudio de Comunidad Mujer reveló que el 88% de las mujeres cesantes no estaría buscando empleo actualmente, lo que equivale a una proporción de 9 de cada 10 desempleadas.
Y por si este magro escenario fuera poco, un reciente estudio de Comunidad Mujer reveló que el 88% de las mujeres cesantes no estaría buscando empleo actualmente, lo que equivale a una proporción de 9 de cada 10 desempleadas.
Las razones de esta situación ya las conocemos la mayoría de nosotras, y apuntarían principalmente a labores domésticas que recaen en las mujeres, como el cuidado de los hijos y otros en casa, diversas restricciones en la movilización a causa del confinamiento obligatorio y cierre de empresas, por nombrar algunas. Es por estas razones que hoy resulta imprescindible diseñar y trabajar en políticas públicas orientadas directamente a apoyar el empleo femenino, como fortalecer y fomentar el subsidio a la contratación de mujeres, apoyar la reapertura de los jardines infantiles financiados por el Estado y, principalmente, más herramientas de fomento productivo para emprendedoras o quienes quieran emprender.
Y es precisamente el emprender o reemprender hoy en día, ante la actual crisis sanitaria y económica mundial, una de las principales opciones de desarrollo personal y económico para salir adelante, ya que no queda mucho por hacer más que reinventarse en un rubro cercano o uno totalmente nuevo. Por ejemplo, si trabajaba en una oficina y quedé cesante, pero siempre he tenido actividades culinarias, lo ideal sería emprender en el rubro gastronómico; o si tengo habilidades comerciales y algunos ahorros, invertir en verduras o frutas y comenzar una verdulería virtual con reparto a domicilio; o si tenía una tienda de ropa o telas y quebré, ahora podría vender mascarillas con la matera prima que pudo quedar; y así sucesivamente, pero siempre apuntando a los canales digitales de venta como páginas web, Facebook, Instagram y WhatsApp, ya que las restricciones impuestas por las cuarentenas en la Región Metropolitana y las medidas de confinamiento en todo el país, no permiten trabajar en terreno.
En este sentido, el poder de la colaboración, las redes y entidades como nuestra Corporación cobran una gran importancia, ya que nos permite estar unidas y en permanente contacto, apoyarnos y darnos la posibilidad de salir adelante entregando también conocimientos y asesorías para que las desempleadas, que tengan ganas de surgir dejando atrás estos malos momentos, se atrevan a emprender o puedan materializar una idea de negocios.
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