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De la ley corta de Isapres a la ley de AFPs

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Hace unos días atrás, en el programa Tolerancia Cero de CNN Chile, estuvo de invitado el rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña. Un intelectual con posiciones muchas veces rechazadas de un lado y de otro de la vereda política, pero esa es la función de los intelectuales es desafiar y confrontar. Lo notable de su participación en el conocido programa de debate y conversación, es que mantuvo prácticamente silentes a sus interlocutores, durante 40 minutos aproximadamente. Con una gran serenidad, y haciendo gala de una formación rigurosa, realmente daba gusto escucharlo. En lo personal, como le pasa a cualquiera, coincidí en algunos aspectos, y diferí en otros, pero me quedé con lo bueno, un intelectual de fuste, mostrando lo que se puede lograr con estudio, preparación y años de experiencia. Recomiendo buscar la entrevista en YouTube, no se van a arrepentir.

Dentro del aspecto que más me hizo sentido, fue la reflexión sobre los llamados “treinta años”. El rector Peña plantea su extrañeza, acerca de la timidez con que la centro izquierda, defiende la obra de los gobiernos de la Concertación de partidos por la democracia. En palabras de Peña, en el lapso de una vida, se produjo la transformación de las condiciones materiales de vida, que antes tomaba tres generaciones. A mi juicio, esta mirada desde el tiempo histórico, cambia radicalmente, el sentido de los proyectos políticos posteriores.La sociedad que hereda la generación de políticos encabezada por el presidente Boric, pudo superar una pobreza del 40%, asegurar la estabilidad económica, y crecer como no se ha vuelto a hacer posteriormente. Todo esto al mismo tiempo que se ampliaban derechos sociales, y se avanzaba en verdad y justicia.

Es indudable que una posición de crítica acérrima, sin contemplaciones, primó originalmente en el proyecto político que lideró Gabriel Boric. Una posición, que el propio rector Peña, reconoce que ha ido mutando, y al menos el actual presidente, sostiene hoy posturas más cercanas a la social democracia. Aunque las posiciones de un cierto ultrismo adolescente, aún persisten en parte de su conglomerado. Lo cierto es, que, al día de hoy, la comprensión de la importancia histórica del proceso político encabezado por la centro izquierda, es transversal. Tan transversal, que hasta el sector conservador hoy alaba, lo que ayer resistía fieramente. Porque la memoria es frágil, y no se dice ni recuerda, que, gracias a los senadores designados, primero, y al sistema binominal después, la oposición conservadora, hizo pagar un alto precio para cada reforma implementada. La joven generación dirigente de hoy, lo ha ido comprendiendo un poco tardíamente, en la última etapa del gobierno. No se avanza sin construir acuerdos transversales. Las dificultades que enfrenta la agenda legislativa del gobierno, es por haber perdido tiempo en discusiones estériles, por falta de realismo, por tozudez al insistir en un programa de gobierno que requería amplias mayorías parlamentarias.

Vuelvo al rector Peña, otro aspecto que me gustó, fue su optimismo sobre el presente de Chile, básicamente dice algo que todos sospechamos, pero los medios nos dicen otra cosa. Chile no se está cayendo, no marchamos hacia un abismo, tenemos oportunidades enormes de avanzar como sociedad. Todos los pasos que hemos dado, incluidos los tropiezos constitucionales, son avances hacia una sociedad democrática más madura. Chile nunca antes en su historia contó con una generación de políticos de gobierno y oposición, con mayor formación académica. Con seguridad eso no basta para hacer un buen gobierno, y así lo hemos visto en estos tres años, pero es un aprendizaje que también hizo el sector conservador, en el primer gobierno del difunto Piñera, con la proliferación de gerentes y altos ejecutivos de empresas. Que tampoco resultaron.

En este último año de la administración Boric, el ejecutivo intenta aprobar la reforma de pensiones y el pacto tributario. No soplan vientos favorables, con la denominada crisis del caso Monsalve, la postura de la oposición se ha rigidizado, vuelven a sonar voces que piden acusaciones constitucionales. Pero más preocupante es lo que no se ve y no se dice. Con el reciente estallido de las isapres, un verdadero portonazo a los afiliados, se abre una interrogante mayúscula, acerca de la capacidad de gestión de materias complejas. Recordemos que la ley corta de isapres, fue la solución que pactó gobierno y oposición, para dar cumplimiento al fallo de la Corte Suprema, que impidió a las isapres seguir reajustando los planes a mansalva. Bueno, la ley corta entró en rigor, y ya reciben sus notificaciones los afiliados, con la fórmula de pago de lo adeudado. No voy a ahondar en detalles, porque todos ustedes ya han visto el tamaño de la infamia que se está cometiendo. Entonces, quienes legislaron, ejecutivo y legislativo, gobierno y oposición, cometieron un despropósito, hicieron tabla rasa con los afiliados, para salvar a la industria de la salud privada. Pero oh! Sorpresa, los expertos señalan que aun con esa verdadera dádiva del mundo político a las isapres, estas aún se encuentran en riesgo de insolvencia. Nada garantiza que el negocio de la salud privada pueda sobrevivir.

Hoy, vemos algunos parlamentarios diciendo, yo no voté esta ley y advertí lo que se venía. Son los menos, ya que se aprobó masiva y transversalmente. Entonces, queda la duda, en el apuro de este momento, en que el ejecutivo quiere tener aprobada en enero su reforma de pensiones, ¿no estaremos en riesgo de un chascarro mayor? Una reforma que ha esperado doce años, ¿no será mejor darle una vuelta más? Los políticos de gobierno y oposición dieron a luz la ley corta de isapres, que terminará siendo un engendro para los afiliados. Básicamente, transaron con plata ajena. En la reforma de pensiones, para tratar de conseguir votos de oposición, se está construyendo una ley muy distinta del proyecto que se ofreció en campaña. Los trabajadores y trabajadoras de Chile, deben tener voz en esta materia, es algo demasiado importante para arriesgarse a un descalabro, como el de la salud privada.

Las cosas pueden mejorar mucho, si se produce un verdadero entendimiento entre los tomadores de decisiones. Esperamos que los gobernantes sean sensatos y responsables, el pueblo acaba de ir a las urnas y volverá a ir el próximo año, él será un juez implacable de quienes lo han decepcionado

Siento que las cosas pueden mejorar mucho, si se produce un verdadero entendimiento entre los tomadores de decisiones. Esperamos que los gobernantes sean sensatos y responsables, el pueblo acaba de ir a las urnas y volverá a ir el próximo año, él será un juez implacable de quienes lo han decepcionado.

Ernesto Sepúlveda Tornero

Punta Arenas, lunes 2 de diciembre 2024.-

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