Es muy razonable que los gobiernos, así como toda organización, comunique los logros de su gestión. Que lo que consideran hacen bien, y que aporta al cumplimiento de sus objetivos, sea conocido por la ciudadanía. Cacarear los huevos, llaman a esto algunos.
En ese leit motiv Sebastián Piñera ha sido experto. Ya en su primera versión anunció que el suyo sería el “mejor gobierno de la historia de Chile”, idea que complementó con el objetivo de rodearse sólo con equipos “de excelencia”.
Su segunda parte no ha sido muy distinta. Ya nos ha acostumbrado a frases altisonantes que, a decir verdad, no tienen mucho asidero en la realidad.
Como cuando en octubre de 2019 señaló que Chile era «un verdadero oasis» dentro de una «América Latina convulsionada» en materia política. Y ya sabemos lo que ocurrió el 18 de octubre. O hace un par de meses cuando el ministro de Relaciones Exteriores Andrés Allamand señaló que a este gobierno se le va a reconocer “por el buen manejo de la pandemia”, cuando desde hace un mes nuestro país es ejemplo internacional de lo que no hay que hacer, según han relevado The New York Times, The Washington Post, Infobae de Argentina, El País de España y múltiples otros medios a nivel global.Esa promoción siempre debe ser rigurosa y, fundamentalmente, honesta. Que en las ganas por competir no todo es cancha ni válido
El exitismo de esta gestión es parte de su ADN. Uno de los valores de la derecha chilena es particularmente la visión ganadora de la vida, en una constante competencia donde ser el más bacán, el mejor, “el campeón” como nos regalara un ex ministro de Educación, es el sino de la existencia, la primera prioridad. Y eso, incluso, uno lo puede entender. Es parte de su ideología.
Pero la idea es competir con honestidad. Porque el ámbito de las políticas públicas no son una partida de truco, póker o una jornada en la bolsa, donde mentir o blufear es parte de la esencia. Muestra de viveza y de una inteligencia especial.
Digo esto tras leer el artículo “Minería registra 100 proyectos con aprobación ambiental por más de US$ 25 mil millones al primer trimestre” que difundiera hace algunas semanas el ministerio de Minería y que los medios en general, incluida La Tercera, replicaran como si hacer periodismo se tratara de instalar un megáfono.
Un titular sorprendente, contundente, que denota la excelente gestión del actual gobierno en promover las inversiones ya que estos proyectos “contemplan la generación de más de 83 mil empleos: 57.282 en la etapa de construcción y 23.619 en la fase de operación”. Donde la crónica tiene un objetivo político: convencernos de que este gobierno, en materia productiva, lo hace genial.
En ese listado se habla de 4 proyectos en Aysén, por U$ 10 millones. Como la información no aparecía desagregada, solicitamos vía Ley de Transparencia información sobre las iniciativas regionales con resolución de calificación ambiental (RCA) que integraban la nómina.
La lista es la siguiente: Prospección minera Katterfeld (por U$ 3,3 millones), prospección minera Santa Teresa (por U$ 3,3 millones), prospección minera Terrazas (por 2,5 millones) y proyecto de rehabilitación Mina Javiera (por U$ 1 millón). Ahí los cuatro proyectos y los U$ 10 millones.
El problema es que tal información no sólo no es precisa sino que carece de toda rigurosidad.
El proyecto Terrazas efectivamente fue aprobado por este gobierno el 30 de octubre de 2018, en una sesión presidida por la ex intendenta Geoconda Navarrete. Sin embargo, luego que vecinos recurrieran a la Corte Suprema, se revirtió la decisión y se obligó a iniciar un proceso de participación ciudadana. Ante esto, el 27 de mayo de 2019 el titular del proyecto (Red Hill Chile SpA, ligada a Laguna Gold, ex controladora de El Toqui) renunció a la resolución de calificación ambiental. Es decir, desechó el proyecto.
El proyecto Mina Javiera también fue aprobado por este gobierno, el 24 de agosto de 2018. Y una vez más la presidenta de la comisión fue la ex intendenta Geoconda Navarrete. El problema es que el 20 de enero de 2020 el Tribunal Ambiental de Valdivia emitió una resolución donde retrotrajo el proceso, obligando al Servicio de Evaluación Ambiental a exigir nuevos estudios a la Compañía Minera Cerro Bayo, lo cual fue ratificado en un fallo de la Corte Suprema del 28 de julio de ese año. Hoy por hoy, el proyecto no cuenta con RCA aprobatoria y el 17 de marzo pasado el titular ingresó una solicitud de extensión de plazo de evaluación hasta el 25 de marzo e 2022.
Y en el caso de los proyectos Katterfeld y Santa Teresa (también de El Toqui), existen recursos que tramita el Tribunal Ambiental de Valdivia y que se basan en los mismos fundamentos que derivaron en la exigencia de participación ciudadana a Terrazas. Por tanto con posibilidades de ser acogidos favorablemente.
Así y sólo en lo que nos compete como región, la información entregada no tiene asidero.
Reitero, todo gobierno tiene derecho a mostrar sus logros. Y a eso apunta el ministro de Energía y Minería Juan Carlos Jobet cuando señala en la nota que “esperamos que los proyectos que están aprobados inicien su construcción y que juntos cuidemos y proyectemos el liderazgo que Chile ostenta en la industria minera mundial”.
Pero esa promoción siempre debe ser rigurosa y, fundamentalmente, honesta. Que en las ganas por competir no todo es cancha ni válido. No respetar esto es también una forma de socavar la institucionalidad.
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