En materia de políticas públicas y gobierno se suele abordar un tipo de organizaciones con un tipo de usuarios: aquellas que atienen público de forma directa. Sin embargo, en el caso de los servicios fiscalizadores el principal usuario o cliente que le demanda un servicio es el propio Estado. Y en estos casos, las personas en general tienden a confundir el rol que estos servicios tienen respecto de sus actuaciones ocasionales y personales. Si bien las personas demandan ciertos estándares en la atención que reciben, el objetivo de tales servicios es controlar y fiscalizar las operaciones de personas, naturales o jurídicas, para asegurar el cumplimiento de leyes y normas.
Entonces ¿cómo se puede crear valor público en instituciones como la Aduana? Revisemos los dos aspectos:
Desde el punto de vista del Estado, la Aduana cumple con dos funciones esenciales mandatadas por su Ley Orgánica:Es posible visualizar rápidamente varios otros aspectos en los que es posible identificar a ciertos vacíos en los que una gestión institucional de la Aduana podría crear valor público tanto para el Estado como órgano público
1.- El control tributario. En esta función, esencial en todas las Aduanas del mundo, desde el surgimiento de las primeras civilizaciones, las Aduanas y sus trabajadores deben asegurar tanto el mejor acertamiento tributario de las mercancías en su ingreso al país como también verificar que el gasto tributario asociado a procesos de movimiento transfronterizo de mercancías, cierren los espacios a la defraudación fiscal. Si bien no existen estudios internacionales precisos para cuantificar las cifras de evasión por vía de Aduanas, no es menor señalar que según la SOFOFA el 60% del PIB en Chile se vincula al comercio exterior, o que cerca del 60% del IVA y el 34% del Tesoro Público se generan en Aduanas. Una estimación conservadora y acotada a un espacio menor de operaciones anuales del 2015 sugería más de US$400 millones al año. Espacio para generar valor público para el Estado hay bastante, pareciera.
2.- El control fronterizo. En esta función, tan trascendente, multinacional y antigua como la anterior, las Aduanas y sus trabajadores deben cerrar los espacios al tráfico de productos de ilícito comercio, tales como el tráfico de drogas y sus precursores, el tráfico de armas de todo tipo (de puño, biológicas, químicas, etc), el tráfico de fuegos artificiales, el tráfico de cigarrillos y tabaco, el tráfico de mercancías falsificadas, el tráfico de obra de arte y patrimonio cultural e histórico, el tráfico de especies en peligro de extinción, el tráfico de desechos tóxicos y peligrosos y un largo etcétera.
Sin embargo, hay que precisar que este punto tiene un efecto tributario indirecto que se traduce en una preocupación “dual”: Este tipo de movimiento transfronterizo ilícito tiene efectos en la salud de la ciudadanía, en el medio ambiente, en el patrimonio, en el comercio, etc., que requiere de políticas y programas públicos, es decir, recursos fiscales, para su reparación, por lo que al detener el contrabando de drogas, por ejemplo, se evita el consumo directo, pero también el posterior gasto en el restablecimiento de la salud requerido por las adicciones. A la vista de nuestra realidad cotidiana, también hay espacio para generar valor público por esta vía.
Desde el punto de vista de las personas que realizan o intervienen en operaciones de comercio exterior, la Aduana debiera cumplir, tal como en la mayoría de los países desarrollados, con dos funciones esenciales:
3.- Simplificación del comercio. La Aduana tiene un rol normativo que posibilita la creación, adaptación o derogación de normas con el sentido expreso de hacerlas más simples de aplicar, particularmente para los usuarios que pudieran ser sujetos de fiscalización. Pero ello tiene que ir de la mano con la simplificación de los procesos del despacho de las mercancías, especialmente en la era de las transformaciones digitales donde, si bien por la naturaleza económica y técnica de nuestro país pudiéramos no estar a la vanguardia en las tendencias, lo ideal sería seguirlas de cerca y no con un desfase de dos o tres décadas, en comparación con nuestros países vecinos. En este otro aspecto, hay mucho, muchísimo espacio para la creación de valor público.
4.- Crecimiento y desarrollo. Pocas personas pueden visualizar que las Aduanas son un pilar para de desarrollo productivo de un país, no solamente por la ocasional generación de planes de fomento exportador, sino por el propio rol fiscalizador que desarrollan habitualmente. El control tributario y el control fronterizo tienen un potente efecto en la reducción de la competencia desleal en el comercio interno, porque la evasión fiscal, por ejemplo, permite a quien evade el adoptar posiciones de ventajas comerciales ilegítimas a la hora de generar beneficios. De la misma forma, por ejemplo, quien comercia con productos de ilícito comercio (fuegos artificiales, productos falsificados, etc.) también generan un impacto no menor en amplios sectores industriales (comerciantes de tabacos, juguetes, ropa, etc.) tal como las propias asociaciones empresariales señalan periódicamente. Esto incluso guarda relación a nivel regional, con la generación de mayor eficiencia fiscal y redistribución del ingreso, desde la más clásica aplicación de los principios económicos de Pareto. Otro ámbito con enorme espacio para generar valor público desde la Aduana.
Creo que es posible visualizar rápidamente varios otros aspectos en los que es posible identificar a ciertos vacíos en los que una gestión institucional de la Aduana podría crear valor público tanto para el Estado como órgano público, como para la ciudadanía de forma directa en tanto usuario, de la mano de los principios que sustentan la gobernanza hoy en día. No es posible avanzar mirando siempre hacia atrás y se requiere estar a la altura de los tiempos: no de los nuestros ya, sino de los tiempos de nuestros descendientes.
Comentarios
09 de diciembre
Udesde el punto de vista de agregar valor, es c potenciar el área de gestión de riesgos, con una mirada anticipada a los posibles eventos reales. Un enfoque prioritario a los nuevos escenarios. En este contexto abordar aquellos que tributariamente entreguen beneficios fiscales como en las exportaciones.
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