Chile y China: más alla de cuánto te vendo y cuánto te compro

Chile fue, en diciembre de 1970,  con Salvador Allende, el primer país de Sudámerica en establecer relaciones diplomáticas con China y el segundo en América Latina, tras Cuba. Esos cuarenta años de relaciones ininterrumpidas son ahora una experiencia mayor, para pensar en el futuro. Hemos sido el primer país que, en forma individual, suscribe con China  un acuerdo de libre comercio. Chile fue el primer país en reconocer a China como economía de mercado y el primero en América Latina en apoyarle en su ingreso a la Organización Mundial de Comercio. Todo ello es siembra.

En los últimos años, las relaciones se hicieron especialmente sólidas, tras la realización del Foro APEC en Chile – en el 2004 -, la firma del Tratado de Libre Comercio en el 2005 y la puesta en vigencia de este acuerdo en octubre de 2006.  La presidenta de Chile fue la primera de los gobernantes latinoamericanos en hablar en la Escuela de Cuadro – la entidad formadora de todos los funcionarios del Estado chino – entregando un discurso seguido de un diálogo entre visitante y público, hasta hoy considerado como experiencia única por las autoridades de ese país.

Chile fue el primer país latinoamericano en suscribir el compromiso de participación en la Expo Shanghai y hoy ya tiene firmado un acuerdo de comercio de servicios con China, que entrará en vigencia el próximo 1° de agosto.

Pero, más allá de ese itinerario, está la necesidad de entender la profundidad del “ser chino” y su forma milenaria de construir diálogos con el mundo exterior. Para incrementar los vínculos con China será necesario  avanzar mucho más en el conocimiento de lo que ese país es, piensa, entiende, proyecta para sí mismo y para su relación con el mundo. Esto no pasa sólo por cuestiones económicas y políticas; va más allá, Y aquí, lo cultural juega también un papel clave.

Por eso fue tan importante llevar la gran exposición “Mapuches: semilla de Chile”, al Museo Capital de Beijing y por eso también fue tan significativa la muestra sobre la Antigua China y los Guerreros de Terracota, presentada en el Centro Cultural Palacio de La Moneda.

Para los chinos, Chile es el país al otro lado del mundo, la antípoda. Pero en el siglo XXI la distancia no es lo que importa, sino la cercanía de los proyectos en común. Ellos quieren  ser parte de algunos proyectos grandes en la minería de Chile. Bien por eso, pero tendrán que aprender a explorar y arriesgar. Al mismo tiempo, tendremos que ver cómo entusiasmarlos con nuestra agroindustria y con otros proyectos de avanzada en el desarrollo futuro de Chile.

Chile puede ser un país plataforma en muchos aspectos para el crecimiento industrial chino, pero también tendremos que ofrecer oportunidades claras y permanentes para esos proyectos en común. Toda la red de acuerdos y tratados de libre comercio suscritos por Chile pueden jugar a favor nuestro si sabemos sacarle partido en una triangulación donde China y Chile articulen estrategias para llegar a terceros mercados.

También cabe remarcar otro aspecto: Chile y China – cada cual desde su propia dinámica política – han venido trabajando para construir  una gobernabilidad moderna sustentada en el buen funcionamiento de un triángulo de desarrollo integrado por tres partes: Estado fuerte y capaz de impulsar políticas públicas de largo alcance; mercado con capacidad de innovación y crecimiento y una sociedad ansiosa de oportunidades y protecciones.

Este puede ser el gran marco del diálogo futuro entre Chile y China. Una relación que vaya mucho más allá de cuanto te compro, cuanto te vendo.

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