Lo único que queda por decir, es que a 43 años de su nacionalización, urge recuperar la soberanía, urge recuperar la dignidad, urge recuperar nuestro cobre.
Hace 43 años, Chile tomó una decisión sobre la explotación del cobre, consciente de los mayores ingresos que recibiría el Estado, pero principalmente consciente de una posición político-ideológica, procedió a nacionalizar la gran minería. Y es que no se entiende a un pueblo como soberano, si no controla los recursos estratégicos de su tierra.
Hoy, cuando se ha revertido ese proceso, y el Estado chileno sólo es dueño del 30% del cobre que exporta el país, cuando se le niegan recursos a CODELCO para inversiones mínimas de sobrevivencia, y cuando se brega por seguir su privatización, bien cabe preguntarse qué fue lo que cambió y cuál es la política del cobre que debe seguir Chile.
Desde la vereda opuesta, los altos sueldos, costos, ineficiencia, posibles sustitutos y la falta de capital, serían los argumentos para justificar la nueva realidad del cobre, la de su galopante privatización.
En ese escenario, dejando la romántica soberanía a un lado y sometiéndonos momentáneamente a los paradigmas de nuestros tiempos, ¿cuál sería el dilema fundamental a resolver respecto a nuestro cobre? Simplemente determinar qué alternativa de explotación maximiza los recursos que reciben los chilenos por su riqueza.
Y en eso, los números son contundentes: desde su creación CODELCO ha aportado al fisco más de U$$110.000.000.000, lo que es más que el impuesto a la renta de primera categoría que han pagado la totalidad de las empresas privadas de todo tipo que existen o han existido en Chile.
Y desde 1990 en adelante, aportó más de 10 veces que todas las mineras privadas juntas, aun cuando posee menos de 1/3 de las reservas del mineral.
Considerando que todos venden en los mismos mercados y a los mismos precios ¿cómo se explica esto? ¿Cuál es la explicación lógica para que quienes explotan el 70% del cobre tengan menores utilidades y aporten menos al país? ¿Qué podría haber detrás de los argumentos privatizadores?
Detrás de quienes señalan que CODELCO es ineficiente, comparando sus costos directos con los de la minería privada (c1), está el olvido de ajustar dicho índice por ley, edad de los yacimientos, sistema de perforación y tronadura, entre otros. Y para qué decir, se olvidan de mencionar también que la mayoría de las mineras privadas no funden ni refinan el cobre.
Detrás de la mención a la falta de capital propio, se desconoce que el súper ciclo del cobre llegó a acumular más de US$30.000.000.000 en fondos soberanos.
Detrás de señalar que invertir fondos soberanos en los nuevos proyectos estructurales de CODELCO sería poco rentable, no se menciona que en Chile, las mineras han obtenido utilidades en los últimos años que se empinan por sobre el 50%.
Detrás de la ideología de que lo único eficiente es lo privado, está el olvido de mencionar que la mayoría de las mineras de este tipo se han declarado históricamente con pérdidas.
Y detrás de todos estos lugares comunes falsos, en nuestro país hay políticos, medios de comunicación, académicos, periodistas, dirigentes sindicales, federaciones, confederaciones y empresarios dispuestos a elaborar intrincadas estructuras técnicas, con el objetivo de mantenernos ignorantes, encubrir sus intereses en la «técnica» y en el «conocimiento objetivo» a fin de continuar con el saqueo y confundir al pueblo chileno.
Lo único que queda por decir, es que a 43 años de su nacionalización, urge recuperar la soberanía, urge recuperar la dignidad, urge recuperar nuestro cobre.
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