Como país, hemos descubierto últimamente que la competencia es para ciertas áreas de la vida. ¿Lo es para la calidad de vida? Yo creo que no. En este caso, más bien, usaría la palabra colaboración. Más que alegrarnos porque hay comunas peores que la nuestra, creo que debemos trabajar para que haya más equidad y para que la calidad de vida no dependa del lugar donde vivimos.
La Cámara Chilena de la Construcción y la Universidad Católica publicaron hace unos días su Índice de Calidad de Vida Urbana (Icvu), tal vez con la intención de que éste sea una suerte de «semáforo» que dé señales a las personas sobre dónde vivir y dónde no. O tal vez como un «incentivo» para que las comunas compitan entre sí por subir o bajar un par de peldaños.
Si se trata de la primera opción, basta recordar la sólida respuesta que, en medio de las llamas que asolaron Valparaíso, le dio una humilde pobladora a una periodista de TVN que la increpaba por vivir en un lugar tan peligroso para ella como lo es la falda de un cerro: «Los pobres, señorita, no elegimos donde vivir». Lapidaria respuesta. Mucha tinta correrá a partir de ella.
Si se trata de un «incentivo» para la competencia, se trata de uno bastante perverso, donde cada vez menos políticos incautos caen, porque basta mirar que las comunas con buena calidad para vivir se ubican en ciertos sectores de cada región, por lo que el indicador más parece estar asociado al poder adquisitivo de sus habitantes que a otra cosa.
Lo más llamativo del ránking es que se publican los indicadores, la puntuación que obtiene cada comuna y la ubicación que ocuparía en este listado, pero nada se dice de la metodología utilizada para construir cada indicador.
Sin embargo, como país hemos descubierto últimamente que la competencia es para ciertas áreas de la vida. ¿Lo es para la calidad de vida? Yo creo que no. En este caso, más bien, usaría la palabra colaboración. Más que alegrarnos porque hay comunas peores que la nuestra, creo que debemos trabajar para que haya más equidad y para que la calidad de vida no dependa del lugar donde vivimos.
Estos ránkings en nada ayudan si no se dan a conocer las áreas particulares en las que cada comuna debe trabajar de acuerdo a los profesionales que elaboraron el listado y fueron colocando puntuaciones. Así, tal como está, sólo favorece a las inmobiliarias que comprarán sus datos y para que caudillos locales a los que «les fue bien» se peleen por un lugar en la foto.
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Foto: jpgarnham / Licencia CC
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