La discusión sobre la calidad de la educación no ha considerado en forma suficientemente explicita estas desigualdades territoriales. Nos engañamos con el puntaje promedio nacional de la PSU de 501 puntos, si no se dice que el 93% de las regiones y el 83% comunas donde estudia el 55% de los jóvenes que rindieron la prueba, estuvieron por debajo de ese promedio.
La educación, se dice, es el gran vehículo para el logro de la equidad. A lo mejor en Noruega, pero no en Chile. Y eso es todavía más cierto si eres una persona que vive y estudia en alguna de las regiones distinta a Santiago, o en alguna comuna que no sean las del barrio alto de la capital. La desigualdad educacional tiene una cara territorial.
El análisis de los datos de la última PSU nos dice que el puntaje promedio de los estudiantes de la región Metropolitana fue de 514 puntos, el más alto del país. Eso los deja a una fuerte distancia de los estudiantes de la región de Arica y Parinacota, que apenas llegan a 467 puntos. Lo que es patético es que ninguna de las regiones del país a excepción de la Metropolitana, alcanza 500 puntos promedio, siendo Antofagasta la menos mala con sus 497 puntos.
Las diferencias entre la Metropolitana y las demás regiones son muy fuertes si miramos los resultados en la PSU de estudiantes egresados de la educación municipal. De nuevo, Arica y Parinacota se destaca negativamente con el 92% de sus estudiantes con menos de 550 puntos y poco más de la mitad del total, con menos de 450 puntos. Las demás regiones a excepción de Maule y la Metropolitana no se quedan muy atrás, con más de 80% de los jóvenes con menos de 550 puntos. En relativo contraste, el 70% de los estudiantes de liceos municipales de la región Metropolitana sacaron menos de 550 puntos y “solo” el 39% menos de 450.
Estas diferencias tienden a diluirse cuando se comparan los resultados de estudiantes de liceos particulares subvencionados entre regiones. Hay diferencias, por cierto, pero aparecen siete regiones a las que les va mejor que a la Metropolitana en cuanto al porcentaje de estudiantes con más de 550 puntos (todas entre Antofagasta y O’Higgins, Biobío y Aysén). Y si nos vamos a los postulantes PSU con más de 650 puntos, nueve regiones tienen mayores porcentajes que la Metropolitana de estudiantes de escuelas particulares subvencionadas en esa categoría.
Esto sugiere que en regiones es posible tener educación de la misma o superior calidad que la de Santiago (al menos medida por el muy imperfecto indicador que es la PSU). ¿Por qué entonces la educación municipal en regiones tiene un peor desempeño que en Santiago? Sabemos que la educación municipal tiene muy mala calidad, pero ¿por qué es peor aún en regiones, cuando las leyes y los subsidios son los mismos? Tal vez precisamente por eso, porque las políticas y sus instrumentos son iguales para todos, cuando cada región requiere poder hacer ajustes significativos a su modelo de educación pública.
Y si bajamos a nivel de comuna las diferencias son aún más indecentes. Hay cuatro comunas, afortunadamente con muy pocos postulantes a la PSU, que no alcanzaron en promedio los 400 puntos. En casi una de cada cinco comunas sus estudiantes no alcanzaron los 450 puntos y en otras 220 comunas (¡el 64% del total!) los jóvenes tuvieron entre 450 y 500 puntos. Aquí estudiaron, rindieron su PSU y frustraron su esperanza 128 mil jóvenes, a los que Chile tendría que pedir perdón e indemnizar. Y no es solamente un problema de ruralidad o de comunas pequeñas con menos recursos, porque la relación entre el número de postulantes y el resultado promedio, no es tan fuerte. Al final del día, solo si vives en una de 59 comunas de Chile habrás sido parte de un sistema educacional que comienza a superar la condición de rasca; ellas incluyen comunas relativamente pequeñas y rurales, como Machalí, Castro o Santa Cruz. Y solo si estudiaste en Las Condes, Barnechea o Vitacura habrás tenido la buena fortuna de recibir una educación que en promedio te permite sacar 600 puntos o más en la PSU. ¡Y felicitaciones a él o la estudiante de la comuna de Lago Verde, en Aysén, que solo o sola sacó el puntaje comunal promedio más alto del país, 659 puntos!
La discusión sobre la calidad de la educación no ha considerado en forma suficientemente explicita estas desigualdades territoriales. Nos engañamos con el puntaje promedio nacional de la PSU de 501 puntos, si no se dice que el 93% de las regiones y el 83% comunas donde estudia el 55% de los jóvenes que rindieron la prueba, estuvieron por debajo de ese promedio.
¿Y qué proponemos? Incorporar un objetivo explícito de cohesión territorial a la demanda social por educación de calidad y al diseño de reformas educacionales. ¿Qué quiere decir cohesión territorial en calidad de la educación? Que independientemente de la comuna y de la región donde un niño o un joven estudie, pueda tener la misma oportunidad de que le vaya bien en sus esfuerzos por ingresar a la mejor educación superior.
¿Cómo avanzamos hacia ese objetivo, en concreto? En primer lugar, definamos espacios legales y reglamentarios, instrumentos y recursos que permitan que las comunidades y los gobiernos regionales puedan establecer ajustes importantes en sus sistemas educacionales de acuerdo a sus realidades particulares.
En segundo lugar, es conveniente promover en serio el asociativismo municipal para asegurar una masa crítica de capacidades a nivel local. Por ejemplo, las comunas vecinas de Las Cabras, Peumo, Pichidegua y San Vicente tuvieron, en promedio, entre 457 y 498 puntos promedio en la PSU, y, entre las cuatro, apenas 1214 postulantes que rindieron la prueba (cantidad similar a la de Vitacura o San Joaquín) ¿No sería posible aspirar a mejores resultados si en vez de cuatro sistemas educacionales municipales débiles, hubiera uno solo con más masa crítica para proponerse un proyecto educacional más ambicioso?
Finalmente, urge un verdadero Plan Marshall para que las 184 comunas que no llegaron a 475 puntos promedio, lleguen al menos a 500 puntos en el más breve período de tiempo; ello, con la salvedad de que si dicho esfuerzo nacional se diseña y gestiona desde Santiago y es una receta pareja para Alto del Carmen que para María Pinto o La Pintana, su fracaso estará asegurado de antemano.
* Entrada escrita con la colaboración de Yessica Lagos
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Foto: Chile Ayuda a Chile / Licencia CC
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