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El centralismo catastrófico

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A principios de esta semana, el ministro de Desarrollo Social Alfredo Moreno decretó una zona de catástrofe en la región de la Araucanía debido a los incendios forestales que persisten y que dicho decreto se tomó en factores de altas temperaturas, vientos fuertes y baja humedad que llevan consigo a la propagación del incendio. Sin embargo este decreto generó una gran molestia tanto por las autoridades como la población de las regiones nortinas de Arica, Tarapacá y Antofagasta, dado que el ministro descartó dicha zona de catástrofe en la que según él, las intendencias tenían los recursos suficientes para poder resolver aquella emergencia que están viviendo la gente del norte grande. Incluso el ministro del interior Rodrigo Ubilla consideró que esas regiones no pueden ser declaradas zona de catástrofe debido a que la situación es excesivamente natural.

Ha pasado ya más de una semana que el norte grande de nuestro país es azotado por el famoso “invierno altiplánico”,  que en pleno verano toma como protagonista las precipitaciones que deja tanto en la zona de precordillera como en la zona de los valles y costa. Sin duda, este invierno altiplánico produjo las crecidas de los ríos que atraviesan dichos valles, poblados y ciudades del norte grande que con los desbordes provocaron pérdidas materiales y humanas, hasta aislamiento en cuanto a comunicación con el resto de los poblados que se ubican en los valles y precordillera. Cosa que hasta ahora sigue ocurriendo y la cual las autoridades, locales y nacionales, al igual que instituciones públicas, están al servicio de la población que requiere de gran ayuda.

¿Qué tanto las regiones del norte pueden enfrentarse ante tal catástrofe? ¿Qué puntos puede contener una zona de catástrofe? Una zona de emergencia se refiere y contempla para los casos de calamidad pública y, una vez decretado, el gobierno tiene la potestad de restringir las libertades de movilización y de reunión, disponer bienes, limitaciones al ejercicio de derecho de propiedad y adoptar medidas extraordinarias de carácter administrativo con el fin de restablecer la normalidad en dicha zona.

Una zona de catástrofe es posible decretar, pero solo zonas de los valles y precordillera, debido a los casos que se producen en dichas zonas y que hay algunos puntos que se pueden establecer como dicha zona. Por lo que me es bastante extraño que el ministro de desarrollo social descarte esta medida en estas regiones. En el primer gobierno de Sebastián Piñera, en el año 2012, Joaquín Lavín, en ese entonces ministro que hoy ocupa Moreno, aplicó dicha zona de catástrofe en las comunas de Huara y Camiña por los aluviones, similar a lo que está pasando en el norte grande hoy en día, y la cual consistía en aporte de abastecimiento de víveres, productos de primera necesidad, etc.

Pero lo más absurdo es que el ministro Ubilla, como el ministro Moreno, no aplica dicha zona por considerar que la situación en el norte es natural en comparación a el sur y que no se considera como catástrofe, siendo que un fenómeno natural puede provocar desastres materiales y humanos como es el caso de Calama, los pueblos del interior de Tarapacá, los damnificados del desaparecido Campamento Coraceros en Arica, entre otros.

¿Qué tanto las regiones del norte pueden enfrentarse ante tal catástrofe? ¿Qué puntos puede contener una zona de catástrofe?

Los dichos de Ubilla justifican que el gobierno ha tenido una planificación clara y se ha caracterizado por la toma de decisiones, especialmente cuando hay emergencias. Dentro de ese discurso no existe un trato igualitario entre regiones, sabiendo que en el norte y en el sur cualquier evento natural o artificial trae consigo consecuencias tipo material, natural y humano. Lamentablemente existe un gobierno de carácter centralista y burocrático que, para realizar dicha ayuda a ciertas partes del país, no hay una actuación inmediata. Más bien hay una serie de procesos para establecer la ayuda que eso demoraría un cierto tiempo y dicha zona en ese período no tiene más remedio que “hinchar” a las autoridades centrales para agilizar el proceso u ocupar de los recursos que posee para llevar a cabo la ayuda necesaria. Basta saber que con los terremotos y temporales vividos en el norte, los gobiernos anteriores tuvieron el deber de ayudar a reconstruir las zonas pero su ineficiencia y burocracia es demasiada agresiva en la que aún no se resuelto del todo, digamos en el caso de Huara y Tocopilla que aún hay necesidades que cubrir debido a los anteriores terremotos.

Tampoco olvidar que en el norte grande mantenemos la economía para el país entero y que el gobierno no decrete una zona de emergencia, se perjudicaría tanto al país como al gobierno mismo si no hay respuesta inmediata para los damnificados, servicios básicos, etc. No basta con medidas cosméticas del gobierno o que venga el presidente a visitar las zonas afectadas, otra cosa sugerente y a la vez necesario es dando más poder a las instituciones regionales la cual pueden servir bastante para resolver las necesidades de la población en peligro y disminuir la brecha burocrática y centralista que aún no es solucionada y mucho menos si estamos en eventual catástrofe.

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