Hoy la anticipación es el arte vital de la sobrevivencia de toda sociedad, para ello necesitamos hacer un análisis real de las intenciones de las diferentes directrices y decisiones, entendiendo sus posibles consecuencias. Usar ese conocimiento de la realidad y su proyección es el objetivo a alcanzar, entregándonos una visión de los hechos y sus posibles repercusiones.
La anticipación ha sido desde siempre la base de la sobrevivencia en todo orden de cosas y bajo ese sustento se han dispuesto ciertos preponderantes que pueden marcar la diferencia en la sobrevivencia diaria y mejorar las condiciones de vida con conocimiento y con sabiduría. Así como un navegante intuye el temporal por el posicionamiento de las nubes, los cambios de presión y se anticipa, entrando a una bahía de resguardo o simplemente no zarpando, en el país nos ha faltado, en todo orden de cosas, la anticipación de lo que está por venir y saber como enfrentarlo. Esa falta de previsión al final nos está pasando la cuenta, creando un inmovilismo que a la corta o a la larga tiene repercusiones para nada positivas, y tienen al país en estado de alerta y porque no decirlo un poco complicado y al borde de una crisis existencial; una inmovilidad que entorpece el buen desarrollo y por increíble que pueda parecer a pesar de que vivimos en democracia, con gobiernos que se eligen con mayorías, pero gobiernan con minorías.
Hoy la anticipación es el arte vital de la sobrevivencia de toda sociedad, para ello necesitamos hacer un análisis real de las intenciones de las diferentes directrices y decisiones, entendiendo sus posibles consecuencias. Usar ese conocimiento de la realidad y su proyección es el objetivo a alcanzar, entregándonos una visión de los hechos y sus posibles repercusiones. Sin ese análisis es difícil salir adelante y crear parámetros realistas que nos posicionen como un país que pueda proyectarse al futuro. Para enfrentar esa dicotomía entre lo que se quiere y lo que se puede, necesitamos analizar las diferentes temáticas en profundidad, de acuerdo con las necesidades, la historia, la realidad económica-social y cultural de la población y generar en base a eso un diagnóstico que permita un análisis comparativo real. Sin esto último es imposible anticipar y gestionar un proceso de crecimiento que nos permita un desarrollo adecuado, y que además logre un fundamento y un estándar sustentable.
El interés en saber y proponer en la práctica la anticipación es fundamental, porque nos pone en perspectiva los diferentes objetivos que se persiguen, que son en resumidas cuentas el mejoramiento de la gestión y su adecuación a parámetros reales y prácticos, de acuerdo a lo que hemos proyectado.
Con los acontecimientos de las últimas semanas a nivel político y con la elección de una nueva presidenta, hemos demostrado desde el prisma regional, una falta total como sociedad para interpretar la realidad histórica de las regiones y diagnosticar verdaderamente las consecuencias de los cambios estructurales que necesitamos, haciéndonos dependientes del azar y de muchas variables que no se han sabido considerar como corresponde. La posibilidad cierta de cambiar la constitución es un acto complejo, y debe entenderse -en su nueva concepción- para bien o para mal, que esta deberá ser realista y no extremista y por sobre todas las cosas, más representativa y de todos, y no solo de la Nueva Mayoría, como se puede suponer o sobre entender.
Actualmente desde regiones vemos como regularmente en la mayoría de los debates, sobre todo en los presidenciales, se ha omitido estratégicamente la necesidad cierta de hacer un regionalismo efectivo, que sea aplicable, realista y representativo de todos y no solo de unos pocos. La capacidad de anticipación en temas relevantes a nivel regional hoy no existe y eso está dado por una tremenda falta de conocimiento y por que no decirlo, por una falta de interés de los gobiernos por entender esta realidad diversa, por los innumerables planteamientos culturales ante los modelos de desarrollo que necesitamos para llevar adelante las regiones y no destruirlas en el intento.
Los procesos de desarrollo solo son entendibles y posibles con conocimiento y anticipación, sobre todo para que se relacionen en forma global y sean aplicables a su propia realidad, logrando así la proyección de la forma de hacer y enfrentar los sucesos, con una base de sustentación que tome en cuenta los procesos y sus diversidades.
La falta de ese conocimiento aplicable y de un diagnostico acertado a los hechos, ha puesto en serio entredicho los parámetros necesarios para lograr una verdadera anticipación en los procesos y las estrategias de desarrollo que se han estado aplicando en las últimas décadas, desahuciando anticipadamente y en gran medida la alta política de gestión que Chile necesita. Es de suma importancia -para evitar los costos sociales que proponen los conflictos entre la población y la falta de anticipación predominante por parte de los gobiernos y sus estrategias- crear procesos adecuados para saber interpretar los conflictos y las futuras consecuencias y saber especificarlos en forma clara ante los requerimientos. La falta de anticipación nos ha hecho perder un tiempo importante, y por ende entender a cabalidad lo que necesitamos de verdad como país a objeto de desarrollarnos sustentablemente.
La falta de anticipación social y medio ambiental, nos ha caracterizado desde siempre a nivel de país, afectando el formato administrativo de las regiones, permitiendo entre otras cosas que las regiones no se hayan revitalizado como deberían, y más que ser parte de Chile y de un proceso, los gobiernos han venido actuando con total desconocimiento de lo que representan las regiones y su verdadera proyección. Solo existe preocupación cuando quieren quitar y usufructuar. Es lo que se denomina centralismo y eso debe de cambiar.
Cuando se desconoce la historia de lo que es vivir en regiones, no se tiene una idea cabal del significado, implicancias y la responsabilidad de habitar estos territorios, y mucho menos del esfuerzo diario por salir adelante y de lo que significa vivir desde el mundo regional en el Chile total.
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