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Descentralización y oportunidades democráticas: Lo que dicen las regiones

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Se acaban de publicar los resultados del Segundo Barómetro Regional, aplicado en las regiones Bío Bío, Los Ríos y Los Lagos, por la Universidad de Los Lagos. Ello nos permite auscultar la voz de las regiones respecto de temas que son de gran importancia política hoy. Por una parte en estas regiones se verifica un macizo apoyo a la descentralización política y a la equidad territorial, puesto que se apoya la mayor autonomía regional, la elección de CORES e Intendentes Regionales y una repartición equitativa de los recursos que se generan. Sobre un 82% de los 1.740 encuestados considera que la autonomía de las regiones es insuficiente y aún mayor es el porcentaje que está de acuerdo con la elección de intendentes regionales. En torno a un 85% considera importante que los impuestos que se recaudan sean administrados por las autoridades regionales. También que estos sean repartidos igualmente entre todas las regiones. Se trata de una demanda equilibrada, no extrema, pues mientras sobre el 85% considera importante que los gobiernos regionales puedan tomar sus decisiones con independencia del gobierno central, al mismo tiempo en torno a un 70% está de acuerdo en que es importante que el gobierno mantenga cierto control sobre los gobiernos regionales. La expectativa es alta, pues sobre el 70% considera que la elección directa de CORES del próximo 17 de noviembre aportará mucho o algo al desarrollo y la democracia en la región.

Lamentablemente esta demanda se enfrenta con un preocupante desconocimiento del ámbito y funciones del gobierno y el consejo regional. Así, en plena discusión parlamentaria sobre el 85% no sabía (mayo – junio) que había un proyecto para elección directa de los consejeros regionales y un enorme 83% está poco o nada informado acerca de la función de dichos consejeros. La situación se repite con los intendentes para un 70% de respuestas. Las personas manifiestan conocimiento del ámbito local, conocen el nombre de su alcalde, pero sobre el 80% no conoce el nombre del intendente de su región. Aún así los intendentes más estables (Bío Bío y Los Lagos) son más conocidos y mejor valorados (sobre el 50%) que el nombrado más recientemente (Los Ríos).

Chile no es homogéneo, ni se parece a Santiago, como las elites gustan creer. La agenda de prioridades ciudadanas para las políticas públicas difiere según las regiones y muestra la necesidad de mayor autonomía e instrumentos que permitan enfrentar realidades heterogéneas. La primera opción para invertir los recursos públicos en todas las regiones es la creación de empleos, una función que el Estado que hoy tenemos no cumple, a lo más estimula. Pero mientras en Los Ríos esa prioridad alcanza al 52%, en Los Lagos llega al 39% y en Bío Bío sólo al 31%. La delincuencia ocupa el segundo lugar en Bío Bío y Los Ríos y aumentó su prioridad entre 2011 y 2013. Mientras que en Los Lagos ocupa el cuarto lugar de prioridad habiendo descendido desde el 2011. Si se consideran las tres primeras prioridades que la ciudadanía menciona para invertir los recursos públicos, en Bío Bío y Los Lagos las primeras prioridades, equiparadas, son salud pública y creación de empleo. En Los Ríos es la salud pública que ocupa el segundo lugar. La tercera prioridad difiere en cada región: mientras en Bío Bío es la educación pública, en Los Ríos es la pobreza y en Los Lagos son los bajos sueldos.

Planteada la agenda en términos del debate sobre grandes opciones para la acción pública, la agenda del actual gobierno y la derecha sólo es mayoritario en lo relativo a “crear oportunidades para que las personas puedan emprender” (54%) que se considera prioritario por sobre “crear mecanismos de protección social y seguridad social” (46%). Sin embargo, en todas las demás opciones interrogadas se aprecia una opinión más proclive a las posiciones actuales de la oposición política y de los movimientos sociales: en las tres regiones se considera prioritario que el gobierno apunte a “reducir las desigualdades sociales” (entre 54 y 75%) por sobre “impulsar el crecimiento económico”. También el 70% considera que se debe “garantizar para todos el derecho a salud y educación pública”, por sobre un 30% que prioriza “garantizar que personas puedan elegir libremente su sistema” Por último un 63% prioriza “proteger el medio ambiente de deterioro por grandes inversiones” por sobre “estimular grandes inversiones, desarrollo económico y empleo” (37%). Las tendencias son claras: después de 35 años de machacar la ideología neoliberal, los resultados son exiguos y las mayorías siguen considerando un rol relevante para el Estado y abogan por un crecimiento con condiciones.

Las diferencias percibidas con respecto a Santiago son claras, pero varían según las áreas de que se trata. Las comparaciones son desfavorables para las oportunidades regionales en algunos ámbitos, mientras en otros, en las regiones se percibe que se vive mejor. En comparación con Santiago en tres ámbitos las personas consideran que están peor en sus regiones, todas relacionadas con ámbitos confiados al mercado: trabajo, diversión y consumo. Así ocurre en “oportunidades de trabajo” (55% en Los Lagos, 77% en Bío Bío y 83% en Los Ríos, piensan que están peor que en Santiago); en posibilidades de tener un buen sueldo (60% en Los Lagos, 66% en Bío Bío, 85% en Los Ríos); en “entretención y diversión” (sobre el 70% en todas las regiones) e incluso en “consumir y comprar las mismas cosas” (50% en Bío Bío, 63% en Los Lagos, 62% en Los Ríos), a pesar de la invasión de los malls por todo el país.

En el ámbito de los servicios públicos, en cambio, al parecer el Estado resulta algo más favorable que el sector privado para las regiones encuestadas. Si bien en cuanto educación pública de calidad, salud pública de calidad y acceso a la vivienda, también se considera mayoritariamente que las regiones están algo o mucho peor que en Santiago, esto sucede con menor intensidad y existe un importante porcentaje de personas que considera que su región está igual que en Santiago (en torno al 40%). La excepción es Los Lagos, donde sólo un 30% considera que está igual que en Santiago en “salud pública de calidad” y 34% en “acceso a la vivienda”, lo que confirma un diagnóstico más crítico de los servicios públicos en esa región.

Por último las personas consideran que en sus regiones se está mejor que en Santiago en cuatro áreas: calidad de vida, seguridad ciudadana, protección del medio ambiente y transporte público. Los porcentajes varían entre 49% en Bío Bío en ”transporte público” y 76% en Los Ríos en “seguridad ciudadana”. Se aprecia entonces que el desarrollo y el bienestar no son sinónimos del crecimiento económico sino algo más amplio y complejo para las personas.

Conocer la opinión ciudadana debiese ser un ejercicio permanente y un elemento a considerar no sólo para la adhesión electoral, sino muy principalmente para diseñar y evaluar políticas públicas. Hacerlo diferenciando realidades regionales y locales da cuenta de la realidad de un país largo y diverso.

La valoración y confianza ciudadana privilegia a instituciones que siente cercanas y que en general tienen poco respaldo político, comunicacional y presupuestario desde las instancias de poder. Y desconfía fuertemente a las instituciones representativas de la democracia (partidos políticos y congreso) y la gran empresa privada en sus diferentes vertientes (grandes tiendas, bancos, empresas de servicios). Si se considera el aporte al desarrollo de la región, las tres instituciones que más aportan no son las tradicionalmente consideradas como “actores del desarrollo”, ni privadas ni públicas. Antes bien, para los habitantes de estas tres regiones, esos actores son en primer término el municipio y en segundo término las universidades. También figuran en este listado en los primeros tres lugares los medios de comunicación (Bío Bío), las organizaciones sociales (Los Ríos) y el gobierno regional (Los Lagos).

La situación es semejante en relación a la confianza en las instituciones. Las instituciones que son valoradas por la mayoría de los encuestados en las tres regiones son: Carabineros, Municipios, Universidades y Organizaciones Sociales. En dos de ellas también lo son las Fuerzas Armadas (salvo en Bío Bío) y las Iglesias. En Bío Bío también existe confianza en los medios de comunicación y en Los Ríos en las ONG. Todas las demás instituciones reciben menos del 50% de confianza. Las instituciones en que menos se confía son los partidos políticos y el Congreso, en las tres regiones. Le siguen los bancos, las grandes tiendas y las empresas de servicios (en dos regiones). Los tribunales de justicia y los sindicatos, así como los medios de comunicación, las ONG y las industrias productivas se ubican en un lugar intermedio de la tabla.

Conocer la opinión ciudadana debiese ser un ejercicio permanente y un elemento a considerar no sólo para la adhesión electoral, sino muy principalmente para diseñar y evaluar políticas públicas. Hacerlo diferenciando realidades regionales y locales da cuenta de la realidad de un país largo y diverso. Estos datos nos llaman a considerar de mejor forma las agendas públicas locales, las instituciones de proximidad, la amplitud de la demanda descentralizadora y dos grandes pendientes: la confianza en instituciones muy relevantes y la información necesaria para una adecuada deliberación y decisión democrática.

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Foto: Wikimedia Commons

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