Muchos mitos se han tejido en torno a los CORES, algunos no tan buenos ligados a temas de transparencia principalmente, pero lo que es cierto es que nadie puede fiscalizar lo que no conoce. El hecho de que ahora sean visibles y la ciudadanía esté cada vez más empoderada y conocedora de sus derechos, generará un control social que ciertamente la hará bien a la gestión de recursos públicos.
Si bien los Consejos Regionales funcionan hace más de 20 años, sólo un pequeño porcentaje de la población chilena sabe de su existencia.
¿Y por qué ocurre esto, si este organismo colegiado decide el destino de una parte de los recursos de las regiones, aprueba los planes reguladores intercomunales, dicta reglamentos regionales y se supone que tiene por finalidad hacer efectiva la participación de la comunidad regional en la adopción de aquellas decisiones que tengan una directa relación con el desarrollo social, cultural y económico?
Una de las razones es que hasta esta fecha, los Consejeros Regionales fueron elegidos de manera indirecta por los concejales, lo que en la práctica hacía que los partidos políticos crearan plantillas y definieran, según el número de concejales electos, cuántos consejeros regionales (CORES) les correspondían, y así se lograba una correlación de fuerzas equivalente al resultado electoral de las municipales (en la mayoría de los casos).
Otra de las razones, a mi entender, es que a raíz de lo mencionado anteriormente, los CORES electos necesitaban para ser reelegidos, contar con una base de apoyo en concejales y alcaldes, más que de ciudadanos, lo que hacía priorizar los esfuerzos de gestión en este ámbito.
Pero, a raíz de la modificación constitucional del 2009, que finalmente pudo operativizarse este año, luego de un arduo debate en el Congreso, se aprobó la elección directa de CORES, lo que hará que en la práctica, este 17 de noviembre se vote por presidenta, senadores, diputados y CORES.
Muchos mitos se han tejido en torno a los CORES, algunos no tan buenos ligados a temas de transparencia principalmente, pero lo que es cierto es que nadie puede fiscalizar lo que no conoce. El hecho de que ahora sean visibles y la ciudadanía esté cada vez más empoderada y conocedora de sus derechos, generará un control social que ciertamente la hará bien a la gestión de recursos públicos. Ahí se comienza a correr el velo.
La labor de los Consejos Regionales, siempre ligada de manera primordial a la distribución de recursos, ahora deberá cambiar radicalmente su foco. De acceder a demandas municipales y sectoriales, lógicas obviamente y enmarcadas en estrategias de desarrollo técnicamente validadas, se virará a canalizar también demandas ciudadanas, que muchas veces no han obtenido eco local o, que por su extensión, abarcan a más de una comuna. Entonces la visión municipalista girará lentamente hacia una visión de región, que es lo que se necesita para avanzar en una descentralización real.
Claramente falta mucho, sobre todo con el proyecto de traspaso de competencias que está bastante demorado en el Congreso, y que no representa un avance sustantivo. Elección directa de intendentes, facultades acompañadas de recursos técnicos y económicos, un FNDR fortalecido y no mayoritariamente administrado de manera sectorial centralizadamente, son los caminos que deben seguir.
Cuando hayan CORES electos estas demandas cobrarán fuerza naturalmente, y con estas transformaciones se terminará de correr el velo. Ojalá no pase demasiado tiempo.
* Eva Jiménez es consejera regional actualmente y va a la reelección como candidata por La Granja, Macul, San Joaquín, La Florida y Peñalolén.
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Foto: Wikimedia Commons
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