#Desarrollo Regional

Capacidades estratégicas regionales en Aysén

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Sin duda, el año que se nos viene será extremadamente trascendental para el Chile del futuro. Las decisiones que se tomen en todo orden de cosas en este año 2013, pavimentarán la huella de lo que seremos a futuro. En Aysén no estamos ajenos a esa realidad y el desafío en términos regionales es muy interesante y de envergadura para las actuales generaciones, que deberán hacerse cargo de la región. La buena nueva es que de una u otra manera los que serán nuestros representantes en la Cámara de Diputados que elegiremos en noviembre, vienen del mismo Aysén y todos los candidatos sin excepción de una u otra manera representan a la región.

Aysén en este sentido en estos dos últimos años, a pesar de todo el desgaste producido por el Movimiento Social, ha adquirido una madurez y una trascendencia que no tengo dudas nos permitirá elegir finalmente a los más representativos, sabiendo medir quienes son los más consecuentes en el discurso y su relación con la practica del hacer. Sabremos demostrar que hemos aprendido bien la lección y que el Movimiento Social finalmente algo nos dejó.

El gran tema de Aysén es poder tener la capacidad de crear una estrategia de desarrollo de largo alcance, que entregue la posibilidad de regionalizar los presupuestos y lograr una objetividad real en las metas que necesitamos considerar, que lamentablemente hasta el momento han sido un poco difusas y desconectadas de la realidad para poder seguir adelante con proyección y sustentabilidad. Necesitamos que de una vez por todas, se logre construir un catastro con información real de lo que tenemos en la región y lo que se espera de ella y cual es la perspectiva de lo que queremos, y en base a ello tener la posibilidad de anticipar los problemas y visibilizar las soluciones que necesitamos, para que bajo ese presupuesto identifiquemos el Aysén de todos y podamos decidir en conciencia y por nuestra cuenta, una institucionalidad regional que posibilite un desarrollo territorial, en relación directa con las comunidades y sus verdaderas necesidades.

Con esa perspectiva regional lograremos enfrentar la desigualdad que nos está llegando día a día, que sólo debilita la cohesión social y cultural que necesitamos, y con altura de mira tomemos decisiones independientes y para que las podamos formular con una base de sustentación realmente aysenina de identificación regional, orientadas hacia nuestra cultura y forma de hacer.

Lo que más necesitamos si queremos una proyección representativa hacia los valores regionales y que nos entregue la tan ansiada sustentabilidad futura, es buscar una coordinación efectiva para las políticas estratégicas del mundo rural, que preparen el escenario bajo una perspectiva regional con un fundamento claro, desprovisto del centralismo actual y que valore las necesidades bajo su fundamento histórico y cultural, con respeto hacia nosotros mismos, como el eje básico de sustentación de las diversas estrategias serias y responsables que se quiera implantar y tener la posibilidad cierta de salir airosas.

El mayor problema que tenemos en la actualidad -que es lo que nos ha debilitado profundamente el formato de desarrollo y sobre todo las liderazgos internos-, es la actuación del gobierno regional y la ambigüedad en la forma de proceder con las comunidades que dice representar. Debemos lograr cortar de raíz esa dinámica corto placista que introduce el gobierno regional a pedido del gobierno central. Debemos conseguir que la oferta pública se ajuste realmente a las necesidades de la región y que no tengamos que ajustarnos a las necesidades del gobierno central, como ha ocurrido los últimos veinte años.

El desarrollo territorial que se sustenta en políticas públicas, debe tener la capacidad de identificar e intensificar las ventajas comparativas que tenemos inherentemente como territorio y no destruirlas como ocurre en la actualidad.

El desarrollo territorial que se sustenta en políticas públicas, debe tener la capacidad de identificar e intensificar las ventajas comparativas que tenemos inherentemente como territorio y no destruirlas como ocurre en la actualidad. Debemos lograr una mayor autonomía en la toma de decisiones estratégicas en los diferentes procesos de desarrollo, que posibilitaría un enfoque más fundamentalista de lo que significan realmente las políticas públicas a nivel regional y que las llamadas compensaciones que hacen desde el gobierno central para suplir lo que ellos consideran nuestras deficiencias sean más realistas.

Se hace cada vez más necesario lograr una diversificación de estas estrategias de desarrollo y poder optimizar las sinergias urbanas y rurales, transformándolas en un solo proceso interconectado, en armonía con la participación ciudadana. Si lográramos crear los procesos adecuados para conseguir estos resultados, con gobiernos regionales más certeros y representativos de la idiosincrasia regional y sus verdaderas aptitudes, la proyección futura seria una realidad y no como hoy que esta totalmente jaqueada.

En este sentido, Aysén tiene un crecimiento en términos absolutos superior a la media chilena, pero lo que no tenemos es un crecimiento relativo de acuerdo con nuestras propias metas territoriales.  Eso se ha traducido en desbalances poco adecuados, que de no ponerle atajo nos podrían dar dividendos negativos y muy poco alternativos, que solo coartarían la proyección real de Aysén.

Lo que necesitamos en el próximo gobierno, es una verdadera agenda participativa, que proporcione espacios de articulación y la posibilidad de enfrentar los problemas políticos regionales de acuerdo con nuestro fundamento y en base a eso, diseñar una estrategia  con una dimensión democrática y no solo teórica como en la actualidad. Así, en función de esos diseños intensifiquemos una estrategia real y efectiva de superación territorial y del desarrollo social que nos merecemos como región.

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