Se requiere una mayor participación del Estado en la regulación, fiscalización y propiedad de las empresas de transportes tal como ocurre en las ciudades con mejor calidad de vida del mundo como Toronto, Montreal, Sydney, Melbourne, por mencionar algunas.
Los medios de comunicación hablan todos los días de la crisis del transporte público y se refieren fundamentalmente al caos del Transantiago. Sin embargo, hay una crisis aun peor y es la que atraviesa el transporte rural, es decir el de cientos de miles de pasajeros de Talagante, Isla de Maipo, El Monte, Peñaflor, Padre Hurtado, Melipilla, Colina, entre otras.
Desde hace ya varios años que los vecinos y vecinas de estas comunas venimos exigiendo un cambio en las reglas del juego en el sistema de transportes de nuestras zonas, que tenga como eje las necesidades de los pasajeros y no como ha ocurrido hasta hoy las ganancias de las empresas.
Digámoslo claramente. Necesitamos un Nuevo Sistema de Transportes Público Rural que se sustente en los siguientes principios: calidad de servicio, responsabilidad estatal, descontaminación y sustitución del lucro como pilar fundamental por la satisfacción de las necesidades de desarrollo de nuestras provincias.
Para eso, se requiere una mayor participación del Estado en la regulación, fiscalización y propiedad de las empresas de transportes tal como ocurre en las ciudades con mejor calidad de vida del mundo como Toronto, Montreal, Sydney, Melbourne, por mencionar algunas.
Recientemente, se ha anunciado que en las provincias de Talagante y Melipilla contaremos con el ansiado Metrotrén, promesa electoral de todos los gobiernos de los últimos veinte años. Es un paso adelante, pero ahora debemos mirar con lupa la letra chica de éste. Para eso, debemos observar con detención que éste tenga las frecuencias suficientes, que los costos sean razonables y que la calidad de servicio sea la adecuada para nuestras provincias.
Pero ello no es suficiente si lo que se quiere es beneficiar a un porcentaje significativo de la población y no sólo a quienes viven en las cercanías a una estación de trenes. Por lo tanto, se requiere de buses de acercamiento con cargo fiscal para que el Metrotrén beneficie no sólo a quienes viven cerca de las estaciones sino que a la mayoría de la población. De lo contrario, será negocio redondo para las empresas de transporte.
En paralelo, nuestras provincias requieren de la presencia permanente de oficinas de fiscalización, lo mismo que en los terminales de acceso como es el caso del San Borja. Sólo así se puede velar de manera constante por el cumplimiento de las normas hacia el usuario. Multas diarias a las empresas que día a día infringen la ley es la única solución al problema de los abusos.
Adicionalmente, necesitamos quitarle espacios al sector privado en aquellas áreas donde ha demostrado no ser eficiente. Éste es el caso de los terminales. Se requiere de terminales públicos a fin de evitar que el contubernio se apodere de la repartición de los espacios de salida y llegada. Sería un buen camino para iniciar una mayor responsabilidad pública en el sector de transportes. Esto ya ocurre en la mayoría de los países desarrollados.
Por otro lado, todas las ciudades que desean alcanzar el desarrollo cuentan con un transporte público que funciona las 24 horas del día. No puede ser que sector como Isla de Maipo queden prácticamente aislados después de las 20 horas, a pesar de ser comunas reconocidas internacionalmente por sus viñedos y su identidad local. Estamos tirando a la basura una riqueza cultural impresionante que es admiración de los turistas internacionales que llegan a nuestra zona casi por error o por el dato de algún iluminado. Requerimos que al menos en las rutas Santiago – Talagante / Santiago – Peñaflor y Santiago – Melipilla contemos con buses 24 horas al día para asegurar el desarrollo sustentable de nuestras comunas. Para eso, nuevamente debemos dejar de considerar el lucro como el único factor que mueve nuestras acciones para pasar a considerar al transporte como fundamental para el desarrollo.
Este nuevo sistema de transportes debe contar con un tratamiento especial para nuestros adultos mayores y, por supuesto, a nuestros estudiantes. Los primeros por el aporte que entregaron y siguen entregando al patrimonio cultural de nuestras zonas y los segundos porque son los que construirán el desarrollo futuro de nuestras provincias.
El Estado no puede seguir mirando al techo frente a estos problemas.
———–
Foto: Jaime Teran / Licencia CC
Comentarios