El fallo de la semana pasada de la Corte de Apelaciones de Coyhaique, que aprobó en esta instancia la Central Cuervo por una votación de 2 a 1, dejó perplejos a todos quienes nos hicimos parte de los recursos de protección en Aysén. Esperábamos que los jueces esta vez tomaran en cuenta los informes técnicos, que demuestran que el proyecto atenta contra la seguridad física y psicológica de los habitantes de Puerto Aysén.
La región de Aysén está siendo avasallada por proyectos hidroeléctricos de gran envergadura. HidroAysén, en la cuenca del Baker al sur de la región, espera la decisión del comité de ministros; la Central Río Cuervo, de la transnacional Xstrata (Suiza), en la costa central de Aysén, espera la resolución de la Corte Suprema ante el fallo adverso que tuvieron los recursos de protección presentados por las organizaciones sociales en la Corte de apelaciones de Coyhaique la semana pasada y que ahora tendrá que resolver la Corte Suprema.
Lo que muchos no saben y me parece parte importante de la ecuación final y que podría de una u otra manera explicar inexplicables decisiones es, según mi parecer, la estrecha relación que tienen los actuales proyectos hidroeléctricos en el sur Austral. HidroAysén (Aysén), Central Mediterráneo (Endesa-Los Lagos) y la misma Central Río Cuervo (Xstrata-Aysén). Todos tienen las mismas contradicciones y las debidas manipulaciones en su origen, para lograr que sus evaluaciones lleguen a buen término. Tanto es así, que podría decirse que las tres centrales son parte de un todo integrado y de una misma intención. Presentadas de manera independiente por las transnacionales, pero con objetivos comunes: generar energía a bajo costo y venderla en un futuro próximo a las grandes mineras y Argentina.
El fallo de la semana pasada de la Corte de Apelaciones de Coyhaique, que aprobó la Central Cuervo por una votación de 2 a 1, dejó perplejos a todos quienes nos hicimos parte de los recursos de protección en Aysén. Esperábamos que los jueces tomaran en cuenta los informes técnicos que demuestran que el proyecto atenta contra la seguridad física y psicológica de los habitantes de Puerto Aysén.
El geofísico Luis Donoso de la Universidad de Chile, de vasta trayectoria profesional, especialista en gestión de riesgo y peligros naturales para la seguridad nacional, ha cuestionado la intención desde sus inicios al informar que se ha omitido información relevante. Donoso fue claro como profesional y su opinión es enfática y concisa: “de construirse la Central Río Cuervo, a 500 metros s.n.m, representará un riesgo innecesario para los habitantes de Puerto Aysén, con la posibilidad cierta, en caso de ser construida la central, de ser destruida por un tsunami no natural que llegaría desde las alturas, por un proyecto mal elaborado y pésimamente evaluado”. Rotunda la opinión del geofísico que lamentablemente no ha sido tomada en cuenta, demostrando una vez más que en el actual modelo económico los derechos humanos no son relevantes y existen regiones desechables. Aysén por lo visto es una de ellas.
El emplazamiento de la Central está precisamente en una falla geológica de grandes proporciones, la Liquiñe-Ofqui, que de construirse sobre ella generaría una importante inducción sísmica y un posible desastre. Sería un acto temerario e irresponsable llevar adelante el proyecto en esas condiciones. Para concretar el proyecto, además se tendría que construir un gran lago artificial, de 13.166 hectáreas (el doble del pretendido por HidroAysén en la cuenca del Baker, 6.000 hectáreas), en una zona con gran presencia volcánica y, como si fuera poco, se debiese realizar una obra paralela para unir los lagos Yulton y Meullin, que destruirá en el proceso todo el ecosistema del sector.
Los riesgos de construir sobre una falla geológica del tal magnitud es comparable con el accidente ocurrido en la central nuclear de Fukushima en Japón, el 11 de marzo de 2011, citado como ejemplo por el mismo Donoso. Los japoneses a pesar de sus adelantos científicos, tecnología de punta y profesionales expertos de última generación, se equivocaron rotundamente en la evaluación de lo que podría suceder. Según las estimativas de ese entonces, no podrían llegar olas de más de 7.50 metros, pero la realidad los superó totalmente y las olas fueron de más 30 metros, demostrando que los desastres naturales son difíciles de proyectar y las desgracias suceden cuando las autoridades se dejan llevar por los intereses económicos, minimizando los riesgos a la que se verá enfrentada la vida humana.
Vivimos en un país con una naturaleza indómita, de terremotos, tsunamis, grandes incendios y avalanchas de todo tipo. A pesar de toda esa experiencia, somos capaces de aceptar, que se construya una Central como Río Cuervo y someter a los habitantes de Puerto Aysén a convivir por el resto de sus vidas con la variable muerte sobre sus cabezas. De verdad me parece inaudito y fuera de propósito.
La respuesta que dio la empresa (Xstrata-Suiza) es desquiciada y también lo es el nulo interés por parte de los habitantes de Puerto Aysén. La empresa reconoció el problema, acepta que el emplazamiento no es el más adecuado, que la existencia de la falla geológica es real, pero justifican el proyecto y lo sustentan, aduciendo que tienen la capacidad necesaria para manejar el problema y que el monitoreo será tan efectivo, que cuando se produzca la emergencia contarían con la información con la debida antelación, permitiéndoles activar la voz de la alarma e iniciar el proceso de evacuación en Puerto Aysén. ¿Es posible aceptar algo así?
Al final lo que se deduce es que el otro objetivo de Xstrata es que al construirse la represa la gente con el tiempo se retire de Puerto Aysén y ellos puedan quedarse con el dominio total del valle y todo lo que eso conlleva.
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Foto: Wikimedia Commons
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