La estrategia de hablar de todo, sin enfrentar nada, parece ser la tónica con la cual los distintos grupos políticos comienzan a enfrentar un 2019 que en el papel se muestra determinante, pero que, en la práctica, aparenta ser más bien el año del avestruz. El esconder la cabeza nos propondrá un escenario donde el culpar el otro ante la contingencia será el camino con el cual muchos pretendan ganar un espacio en política de cara a una contienda electoral que hoy, salvo acepciones, asoma sin sobresaltos para muchos.
Así, por ejemplo, se entienden conflictos como el del sector pesquero, el comercio ilegal, proceso de matrículas en enseñanza básica y media, reivindicaciones del pueblo mapuche, puente Chacabuco, etc. Todos ellos temas que solo encuentran respuestas por parte de la autoridad competente en frases comunes, seguramente redactadas en el segundo piso de la Moneda, desconociendo muchas veces la realidad regional, dejándonos a todos una sensación de que todo es simplemente más de lo mismo de lo que hemos escuchado durante los últimos años, sin lograr imponer en la agenda política regional un estilo diferenciador, entre un conglomerado que deja el gobierno y otro que prometió con frases rimbombantes una nueva forma de administración.La historia que hoy la región escribe para bien o para mal es responsabilidad política y administrativa de quienes hoy son gobierno y de quienes aún no se asumen como oposición
A los electores les cuesta entender los tropiezos de un gobierno que camina sin oposición articulada, pero a los electores también les cuesta entender como esa oposición asume la responsabilidad de ofrecerse como alternativa sin desconocer los errores cometidos mientras les toco administrar el poder, porque, convengamos con seriedad, que la historia que hoy la región escribe para bien o para mal es responsabilidad política y administrativa de quienes hoy son gobierno y de quienes aún no se asumen como oposición. En ese escenario las “alternativas” políticas nuevas también parecer estar un poco distraídas respecto al rol que les toca asumir, generando debate en materias que la población en su inmensa mayoría no ve como prioritarios alejando así el discurso de la acción y dejando la puerta abierta para propuestas que se desinflan con la primera discusión seria que enfrentan.
Ojalá el período de vacaciones renueve las ganas y las convicciones y afronten todos, derechas, izquierdas, alternativas pro etc. un retorno a la actividad política con las ganas puestas en el desarrollo de la región y no en proyectos electorales que a veces ni en su propio conglomerado político comparten. Como decía un amigo senador “menos sonrisas, menos fotos y más acción”
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