El inapelable 4 a 1 propinado por la República Checa en el marco de los cuartos de final de la Copa Davis, probablemente le pone fin al ciclo de los “gladiadores olímpicos” del tenis chileno. Una situación que tarde o temprano se dejaría caer y que devela la mala gestión de la Federación en lo que respecta al recambio generacional.
Tras el término de la serie y frente a la lluvia de críticas que arreciaban, el timonel del tenis José Hinzpeter declaraba lo siguiente: “No me pidan recambio todavía. Eso debió empezar a hacerse en 2001 y 2002, pero las directivas de entonces no lo hicieron. Nosotros llegamos en 2007, por lo que deben empezar a exigirnos resultados en tres años más”.
Recordemos que en el año 2001 hubo un puñado de chicos que prometía un futuro esplendor. Se trataba del equipo sub-16 dirigido por Marcos Colignon y conformado por los tenistas Guillermo Hormazábal, Jorge Aguilar y Carlos Ríos, quienes se coronaron campeones mundiales derrotando de local a los representativos de Egipto, Bielorrusia, Argentina, y finalmente a Alemania, rivales ante los cuales Chile siempre se impuso por 3 a 0.
Aquella generación se diluyó en el tiempo y no llegó a concretar la gran proyección que tenía. Jorge Aguilar (196) es el único que hoy compone el equipo de Copa Davis, un jugador que aún no asume liderazgo dentro del equipo chileno.
Por su parte, Paul Capdeville, jugando por Copa Davis, posee un record de un triunfo y siete derrotas. Números muy poco alentadores de cara a las próximas series y a la continuidad del jugador en el equipo nacional.
El entrenador Horacio de la Peña presagiaba la actual realidad de la disciplina en el libro “Ceacheí”: Palabra de Campeón (2008): “No va a ser fácil, los chicos que están en las categorías juniors no son lo suficientemente fuertes como sus pares de países que han invertido en formación…”.
Ese mismo año, Marcelo Ríos, nuestra ex raqueta número 1 del mundo, también fue categórico en responder para la misma publicación la pregunta ¿Ves relevo de Nicolás Massú y Fernando González? “Ninguno”.
Las palizas recibidas por Massú y Capdeville frente a los checos, dejaron escapar la posibilidad de jugar por primera vez las semifinales de la Copa Davis desde que se creó el Grupo Mundial, pero lo más profundo es que el tenis chileno desaprovechó un inigualable patrimonio deportivo para fortalecer su semillero: un número 1 del mundo adulto, campeones mundiales juveniles sub-16, medallas olímpicas, campeonatos del mundo, acceso al grupo mundial y un torneo ATP. Elementos que preveían un inextinguible e inagotable material tenístico en Chile, que finalmente nunca se concretó.
¿De qué forma se canalizaron los recursos tras tanta bonanza deportiva? ¿Por qué motivos no se aprovecha la experiencia de Marcelo Ríos? ¿Por qué el capitán solicita más recursos para que aparezcan más jugadores? ¿El presidente de la federación podrá cumplir su promesa de renovar el equipo en 3 años más?
Señoras y señores, suenan las alarmas; las alarmas del recambio generacional del tenis chileno.
Comentarios